"(...) Yo estoy de acuerdo con Iglesias en que ETA tiene una explicación
política y no entiendo que eso se ponga en duda. Todo movimiento
terrorista la tiene, incluido el Estado Islámico,
que no estaría donde está de no ser por la concatenación de desastres
políticos que ha sacudido a esa desgraciada región.
Pero entramos en el
reino de la estupidez si olvidamos que nuestro Estado, como máximo,
habrá podido ser tan represor con el pueblo vasco como ETA, y eso
contando los GAL. Diré que hasta llegaríamos a ponernos de acuerdo en que la ETA del Franquismo
tuvo cierto sentido trágico, pero no habrá modo de que alguien como yo,
nacido en 1985, admita que lo de Miguel Ángel Blanco o la bomba de la
T4 es algo que se puede relativizar.
Pero ahora vayamos al plato fuerte del menú del día de este psiquiátrico que llamamos España: la comparación entre Arnaldo Otegi y Nelson Mandela,
con la que están galanteando ya algunos plumillas de izquierdas, de
proverbial tolerancia hacia las enfermedades mentales ajenas. A ver si
puedo condensar en palabras una sutil diferencia entre los dos por
respeto histórico hacia los negros, que no son vascos pero también
tienen su corazoncito.
Nelson Mandela vivía en un estado represor, algo de lo que pueden presumir los abertzales
tanto como quieran siempre que admitan que ser un negro en el África
del Apartheid era ligeramente más incómodo que ser vasco a partir de la
Transición.
Los negros de Sudáfrica morían a paletadas por una cuestión
de piel, que diría Floriano, mientras que los vascos tienen que
esforzarse mucho para demostrar que son una raza aparte. Mandela, aunque
fundó la guerrilla MK, vivió entre rejas por pedir pacíficamente que
los negros tuvieran derechos básicos como el voto o la vida, mientras
que los etarras usaban las armas para exigir que los vascos tuvieran un
estado propio.
Todos los negros de Sudáfrica estaban a favor de Nelson Mandela, algo que no creo que vayan a decir todos los vascos sobre Arnaldo Otegi. El legado de Mandela ha sido la unión de todos los demócratas del mundo alrededor de la igualdad racial, mientras que el de ETA ha sido, dejando los asesinatos aparte, la división del pueblo vasco.
¿Podemos decir, pasado el tiempo, que ETA y sus organizaciones políticas han sido un motor para el desarrollo democrático de Euskadi? Yo diría que no y, al contrario, creo que fueron otros vascos muy civilizados quienes lograron imponerse al ruido de las bombas para que la identidad de su pueblo fuera recogida en las bases del nuevo estado. Fueron ellos, los vascos demócratas, quienes consiguieron unas ventajas fiscales que hoy son la envidia de los estelados y hasta de los madrileños.
Lo mejor de la libertad de expresión es que permite a cada cual retratarse. La de Arnaldo Otegi ha sido amenazada muchas veces, por ejemplo cuando homenajeaba a asesinos demostrados. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado por haber condenado injustamente a Otegi cuando este llamó asesino al rey Juan Carlos I.
Ha sido, de todas sus condenas, la única que un político español tiene derecho a tachar de injusta.
¿Se refería a eso Pablo Iglesias? El problema es que Otegi no estaba en prisión por ese motivo, sino por otro delito sobre el que ningún tribunal mundial se ha pronunciado en contra.
¿Podemos, aún así, argumentar que el Otegi de los últimos años ha sido tratado con excesiva dureza por el sistema judicial español? Es posible pero, entre abrir un debate sano y depurar la imagen de un señor con una lista de delitos espeluznante, hay una diferencia tan poco sutil como entre la resistencia pacífica de Nelson Mandela y la justificación del terrorismo político en la España de la Transición." (Juan Soto Ivars, El Confidenicial, 01/03/16)
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