"¿Qué consecuencias prácticas en la vida cotidiana de los ciudadanos
de Escocia -y del resto del Reino Unido- tendría la secesión de esa
región británica? Eso es lo que trata de averiguar una comisión de
expertos de la Cámara de los Comunes, que el pasado mes de febrero publicó un informe con las practical questions que plantea el referéndum de independencia escocés previsto para 2014.(...)
Todas las
controversias, dudas e inquietudes planteadas en esa comisión -que aún
permanece activa- tienen que ver con el impacto que la secesión de
Escocia provocaría en la vida diaria de la población, desde el pago de
impuestos a los controles fronterizos, pasando por la atención sanitaria
o el cobro de pensiones.
Bastaría con sustituir Escocia por Cataluña, Reino Unido por España o Edimburgo por Barcelona
en el exhaustivo informe elaborado por el Parlamento británico para
hacerse una idea muy ajustada de las incógnitas y preocupaciones que una
eventual independencia catalana despertaría en los ciudadanos de la
comunidad autónoma y, por supuesto, del resto de España.
Estos son sólo
algunos ejemplos sacados de ese documento: "¿Será necesario un pasaporte
para viajar a Escocia? ¿Habrá controles fronterizos entre
Inglaterra y Escocia? ¿Tendremos que usar la libra esterlina o el euro?
¿Cómo afectará la independencia a las pensiones de jubilación? ¿Será
admitido el nuevo Estado en la UE y la OTAN? ¿Se formará un Ejército
escocés?". (...)
Salmond, que ganó las elecciones regionales de 2011 al frente del Scottish National Party (SNP) y goza de una cómoda mayoría absoluta en el Parlamento de Edimburgo, ya ha anunciado que en 2014 convocará un referéndum de carácter consultivo, y que en caso de victoria del sí entablará negociaciones
con el Gobierno de Cameron sobre los plazos, procedimientos y
condiciones de la independencia.
Londres no sólo no ha ignorado el
desafío soberanista escocés, sino que ha animado a Salmond a convocar
cuanto antes la consulta popular, con el argumento de que dilatar el
proceso sólo contribuiría a incrementar la inestabilidad y la crispación
políticas en el conjunto del Reino Unido.
El Ejecutivo de Salmond, consciente de que los últimos sondeos de opinión conceden a la opción independentista un apoyo que apenas rebasa el 30%,
se opone a adelantar la consulta popular a 2013, como reclama el
conservador Cameron.
Y se mantiene firme en la exigencia de tres
condiciones, todas ellas rechazadas por Londres: que baste con una
mayoría simple -la mitad más uno de los votos- para sacar adelante su
proyecto separatista; que la edad legal para ejercer el derecho al voto
se rebaje hasta los 16 años, y que la pregunta del referéndum sea múltiple, en lugar de un simple sí o no a la secesión.
En
este último requisito parece estar la clave de la estrategia diseñada
por Salmond. Los secesionistas del SNP pretenden incluir una respuesta
múltiple en la papeleta de votación, de forma que los ciudadanos, además
de decantarse por aprobar o rechazar la independencia, puedan optar
también por la permanencia en el Reino Unido pero con una ampliación
radical de la autonomía escocesa.
De hecho, el SNP reclama que, en ese
caso, todas las competencias -incluida la recaudación de los impuestos-
sean transferidas a Edimburgo, con excepción de Defensa, relaciones
exteriores y política monetaria. Londres rechaza frontalmente el voto
múltiple, confiado en que la opción del yes or no, cuyo resultado sería irreversible, haga que muchos escoceses se lo piensen dos veces antes de apoyar un Estado propio." (El Confidencial, 21/09/2012)
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