"Dicen que la crisis del coronavirus cambiará el mundo,
pero la guerra de desgaste que mantienen JxCat y ERC parece ser cuestión
extraterrenal porque ni siquiera la peor crisis sanitaria de la
historia ha conseguido mitigarla.
Los socios independentistas se
han lanzando reproches desde el inicio de la pandemia, pero las
diferencias han llegado al límite durante esta Semana Santa y desde el
entorno de ambos partidos se acusan en público de deslealtad y de mala
gestión, dependiendo de las áreas del Ejecutivo que cada uno controla.
La
última polémica sitúa en el centro al conseller del Interior, Miquel
Buch, que el pasado domingo afeó al Gobierno central haberles enviado
1.714.000 mascarillas por ser "una cifra simbólica para Catalunya, pero
también nefasta", según aseguró, al coincidir con 1714, año de la caída
de Barcelona en la guerra de Sucesión. Las palabras del
conseller causaron estupor entre los republicanos, que consideran que,
sea la cifra fortuita o no, el Govern no puede permitirse esa reacción.
El jefe de filas de ERC el Congreso, Gabriel Rufián, escribió un tweet ridiculizando las declaraciones de Buch.
A su vez, el mensaje de Rufián causó malestar en JxCat, hasta el punto
que el líder del grupo, Albert Batet, pidió explicaciones a su homólogo
republicano, Sergi Sabrià. (...)
La cuestión se aparcó, pero solo temporalmente, porque
este martes, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Govern,
tanto Buch como la consellera portavoz, Meritxell Budó, ambos de JxCat,
han vuelto a sugerir que el envío de 1.714.000 mascarillas tiene una
intencionalidad política. Una insistencia que ha vuelto a enervar a sus
socios, que pensaban poder pasar página del capítulo.
"Fuego amigo" contra consellers de ERC
"Hay
malestar y cansancio", resumen fuentes republicanas, que consideran
que sus socios han presionado sin clemencia a los consellers de ERC,
sobre todo y precisamente a los que más están llevando el peso de la
gestión de la crisis del coronavirus. La lista de agravios que redacta
el partido de Oriol Junqueras es larga. Señalan, por ejemplo, que el
propio president Torra desacreditó públicamente
al titular de Trabajo y Asuntos Sociales, Chakir El Homrani. O las
críticas que recibió la consellera de Justicia, Ester Capella, cuando
los funcionarios de prisiones decidieron rechazar la salida de prisión
de los líderes independentistas presos.
Más se detienen a la hora de hablar de la consellera de
Salud, Alba Vergés, que en opinión de ERC ha recibido "fuego amigo"
desde el inicio de la crisis. Los republicanos se fijan, por ejemplo, en
el fichaje extraoficial como asesor del epidemiólogo Oriol Mitjà por
parte de Quim Torra, saltándose el beneplácito del comité técnico
reunido por el departamento de Salut. También el anuncio hecho por el
president sin consultar con la consellera de que la Generalitat podría
repartir mascarillas esta semana, algo de lo que después debió
retractarse al no disponer del material.
"Parece que
sólo se quieran hacer las cosas sólo de cara a los medios, sin que estén
bien trabajadas y suficientemente maduras", asegura una fuente
republicana, que opina que la obsesión de JxCat por confrontar con el
Estado llega a "bordear el ridículo", como en el caso de las 1.714.000
mascarillas de Buch. Una imagen que los republicanos aseguran querer
evitar a toda costa, porque a su parecer impide que los ciudadanos
perciban la gestión del Govern como buena.
"ERC quiere tapar su mala gestión"
En JxCat las acusaciones contra sus socios no son menos duras.
"Ahora salen contra Buch porque es la manera de tapar su
mala gestión", afirma desde la formación de Carles Puigdemont, que
considera que la propia ERC ha reconocido que las residencias de ancianos
no estaban bien administradas cuando el partido ha cambiado de manos
las competencias sobre ellas. Según creen en JxCat, en esta crisis tanto
Torra como Buch han mejorado mucho su percepción entre la opinión
pública, razón por la que consideran que ERC desea cargar contra ambos.
En
la misma línea, fuentes de JxCat recuerdan que Rufián ya salió la
semana pasada contra el conseller del Interior por un caso judicial
en el que la Generalitat se personaba contra dos detenidos por las
manifestaciones contra la sentencia del procés.
Por pullas como la anterior, desde JxCat rechazan la
acusación de "deslealtad" y aseguran que ellos han cerrado filas con sus
socios en casos mucho más graves e incluso ante "deficiencias
flagrantes de gobierno", según afirman. "Si en ERC quieren ser
convergentes, que gestionen como convergentes", señala con ironía una
fuente del entorno de JxCat.
La incógnita del calendario electoral
Ni
en las peores previsiones de ERC aparecía la opción de que las
elecciones catalanas pudieran aplazarse más allá del otoño, pero la
crisis del coronavirus ha trastocado todo, comenzando por el calendario
electoral. La cuestión es una preocupación creciente en Esquerra, que
teme que sus socios utilicen la pandemia como excusa para ganar tiempo y
retrasar la fecha de las elecciones. "Después de que Torra rompiera en
público el Govern y dijera que ya no tenía recorrido, ahora parece que
quiere ganar tiempo", aseguran desde las filas republicanas.
La
dirección de ERC ha llegado a preguntar a sus socios por cómo queda el
calendario electoral tras la pandemia. Pero en JxCat, aun mantiene que
una vez se aprueben los presupuestos el president anunciará la fecha de
las elecciones, creen que es "marciano" hablar de votar en estos
momentos.(...)" (Arturo Puente, eldiario.es, 14/04/20)
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