"Hay que romper urgentemente el silencio en Catalunya. No para estar a
favor en contra de la independencia sino simplemente para decir la
verdad.
Porque durante años nos han dicho que la tenim a tocar, que el món ens mira, que això va de democràcia, que en la UE nos recibirían con los brazos abiertos. Era mentira. Peor: sabían conscientemente que era mentira.
Por eso celebro que el primero en hacerlo haya sido el exprimer
ministro francés Manuel Valls, que les ha cantado las cuarenta a la
burguesía catalana -o lo que queda de ella— en un una cena privada de la
que ya dio cuenta Salvador Sostres. Tenía que ser en el ABC. No sé si en la prensa catalana hubiera salido.
El segundo ha sido el actor Josep Maria Pou. Ha confesado en la ceremonia de Català de l'Any
que muchas veces se ha sentido “un mal catalán” por la presión
ambiental. Cuantas personas se habrán sentido identificados con estas
palabras. Empezando por mí mismo.
¡A falta de intelectuales, ha tenido que ser un hombre de teatro el
que ejerza de autoconciencia crítica!. Y eso que con sus apellidos
podría ser no sólo diputado de JxCat sino hasta conseller de Cultura. Ya
saben que, en esta parte del hemiciclo, no abundan los Pérez.
Porque si hemos llegado hasta el estropicio político, económico y
social al que hemos llegado con el proceso es porque, en el fondo,
Catalunya es una sociedad fallida.
No funcionaron los mecanismos de control habituales: ni los medios de
comunicación ni los periodistas ni los intelectuales ni la sociedad
civil ni las élites. Es que ni los referentes morales: Pujol dejó de
serlo tras su confesión y a Montilla siempre le han mirado por encima
del hombro.
En Catalunya ha habido, en efecto, miedo escénico. Más que miedo un
veradero manto de silencio. Las voces no ya discrepantes sino
simplemente críticas han sido condenadas a las catacumbas. Sólo hay que
ver el programa FAQS. Siempre salen los mismos. Beatriz Talegón és una
de las estrellas.
El problema es que el proceso tiene pies de barro: había que vender que som un sol poble
cuando, en realidad, es sólo un 47% de los votos. Decir esto en TV3, en
Catalunya Ràdio o incluso en RAC1 rompería la imagen idílica que
algunos tienen de Catalunya.
Lo que yo he dicho siempre lo dice ahora hasta el presidente Torra
aunque, a la hora de la verdad, no actúe en consecuencia. El proceso es
una de cal y otra de arena. Una permanente huida hacia no se sabe hacia
donde vistos los resultados. ¡Ahora es sacar simplemente los presos a
la calle!.
No se puede hacer la independencia con menos de la mitad de los
votantes. Y menos en un estado miembro de la UE y que está situado, para
más inri, en Europea occidental. En general, las fronteras de esta
parte del continente sólo se han modificado en los últimos 200 años a
base de guerras o de invasiones.
Lo de Noruega fue una disolución. Y hace más de un siglo (1905).
Chequia un divorcio de mutuo acuerdo (1993). Mientras que las repúblicas
bálticas aprovecharon la desmembración de la URSS. De los Balcanes
mejor no hablar por si acaso.
Maldito silencio. Pero sobre todo malditos censores." (Xavier Rius, director de e-notícies, 30/05/18)
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