"En el otoño de 1950, el psicólogo Leonard W. Doob publicó un importante
artículo que sistematizaba los 19 principios de la propaganda nazi. Todo
el análisis, clásico y severo, tiene gran interés.
Llama la atención el
principio 16: "La propaganda en el frente nacional debe crear un nivel
óptimo de ansiedad". Así lo han hecho. El thriller nacionalista empezó hace cinco años y el crescendo
se ha mantenido con rigor gracias, sobre todo, a una cláusula que han
aplicado a rajatabla: todo lo que se dice se hace.
Teniendo en cuenta
que se trataba de un delirio la circunstancia tiene un mérito indudable.
Y teniendo en cuenta que los políticos no cumplen lo que dicen, incluso
cuando se trata de propósitos realistas, se explica el crédito
obtenido. Lo que nos lleva al principio número 7 de la doxa
goebbelsiana: "Solo la credibilidad debe determinar si los materiales de
la propaganda son ciertos o falsos".
La operación de posverdad del
nacionalismo catalán ha sido la más grandiosa de que yo tenga noticia.
Puede que su trascendencia acabe siendo menor a la del Brexit o a la del
trumpismo, pero la distancia entre lo real y lo falso es, a mi juicio,
mucho mayor en el caso de Cataluña. La verdad del caso es que el Proceso
ha sido, escuetamente, una operación de propaganda.
Y como dice
Goebbels pasado por Doob es la credibilidad la que determina la verdad o
falsedad de lo narrado. Hace décadas que el nacionalismo catalán empezó
a acumular el crédito que, entre otras instancias, le otorgaron las
instituciones españolas y buena parte de sus ciudadanos.
Ahora la
confianza ha desaparecido, y por muchos años, pero fue un eficacísimo
vector del virus. Tan potente, que en sus últimas pero peligrosas
boqueadas, estuvo a punto de dictaminar, incluso, que el primero de
octubre hubo un referéndum y que la policía española desató una
represión sanguinaria. No eran los hechos lo que contaba, sino la
impronta dejada en ellos por los serios, fiables, civilizados y
amigables catalanes cultivados en décadas de engaño y autoengaño." (Arcadi Espada, El Mundo, 14/10/17)
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