"(...) 2- La fuerza
Obviamente la ley no es el único mecanismo para independizarse, de hecho es el más infrecuente de todos. Las secesiones asiduamente han sido violentas, destructivas y bastante poco edificantes en su mecanismo.
Cataluña, no quedándole la ley como mecanismo para independizarse, solo tendría la “fuerza”, entiéndase por fuerza no solo ni principalmente fuerza militar, sino fuerza en el sentido amplio y en todas sus vertientes: Apoyo internacional, capacidad psicológica de resistencia por parte de la población, posibilidad de anular la efectividad de una respuesta del estado central, etc.
De hecho, ahora mismo lo que presuntamente quiere hacer el gobierno catalán es un golpe de “fuerza”, comenzando una desconexión unilateral que violaría las leyes del estado. Desde el independentismo catalán se presenta de la siguiente manera: “No vamos a obedecer las leyes, nos da igual lo que diga el tribunal constitucional o cualquier acción del estado, así que la única manera que hay de pararnos es que nos manden “los tanques””.
Esto representa claramente un pulso, y de ser real esta voluntad de llegar a este extremo los independentistas estarían usando su única fuerza teórica, que es convertirse en víctima para conseguir los apoyos externos de los que ahora carecen.
Lo cierto es que aquí hay una inversión de las realidades y de las cargas. Se reta al estado preguntándose qué está éste dispuesto a hacer para evitar la independencia de Cataluña, cuando eso carece de sentido porque no es el estado quien tiene que evitar nada, es el gobierno de Cataluña quien está tomando las acciones y por tanto es a quien hay que preguntar a dónde está dispuesto a llegar y qué consecuencias está dispuesto a aceptar.
Al final y una vez la ley deja de estar respetada, el conflicto se convierte en una cuestión de fuerza, y esta retórica de los tanques es síntoma transparente de una realidad muy dura para el independentismo, que es que en este conflicto toda la fuerza la tiene el estado español y ninguna el gobierno catalán.
Sí, el estado español no solo tiene la fuerza militar, tiene la ley de su lado, tiene el reconocimiento internacional, tiene por tanto los mecanismos económicos bajo su control, etc. El gobierno catalán no tiene apoyo alguno ni fuerza de ningún tipo. Esa es la realidad.
No ha habido una independencia fuera de la ley que se haya conseguido sin apoyo internacional si no es con una guerra mediante. Los estados que se han disuelto en los últimos tiempos eran estados con enemigos, y estos enemigos fueron activos en potenciar los secesionismos en esos estados, incluso los estados no reconocidos que existen hoy en día tienen una independencia de facto siempre gracias a una potencia que les apoya.
La “fuerza” se consigue con uno o varios aliados exteriores y poderosos, y Cataluña no los tiene.
Seamos claros, un gobierno catalán sin aliados internacionales ni ley de su lado ni fuerza alguna solo conseguirá la independencia de una manera: Con la beligerancia.
Es así de simple y de complejo a la vez. Y habrá quien piense que ese argumento es bidireccional y se puede extender sobre el estado español, pero se equivocan, porque el estado español tiene la fuerza en todas sus vertientes y por tanto no necesita pegar un solo tiro ni mandar un solo furgón de la policía para acabar con una república autoproclamada.
Los gobiernos no mandan cuando quieren, mandan cuando se les obedece, esa es la regla básica de la política y nadie debería olvidarla nunca. Un autoproclamado gobierno de la república catalana tan solo sería efectivo si fuese obedecido y ese es el punto clave de todo este asunto, si iba a ser obedecido o no, o quizá más bien por cuanto tiempo.
Y aquí entra la “fuerza” que hemos comentado, el aislamiento de los independentistas catalanes y su absoluta imposibilidad de mantener a Cataluña en una situación de normalidad económica o social con la actual relación de fuerzas.
Si el gobierno de Cataluña declarase la independencia es evidente que sería destituido de sus funciones por alguno de los mecanismos previstos en las leyes. El gobierno y las cortes pondrían otro gobierno en Cataluña e instarían a la estructura de la Generalitat a obedecer. Habría que ver que pasa pero imaginemos que las estructuras catalanas obedecen a la Generalitat secesionista, que desde los Mossos d’esquadra hasta los hospitales asumen el mando del gobierno catalán ¿Eso le daría la “victoria” a los secesionistas? Pues la realidad es que no.
En una situación tal el estado español dejaría de financiar a las estructuras catalanas (funcionarios, colegios, hospitales, etc) que no obedeciesen a las autoridades “españolas” y lo lógico es que la Generalitat crease una hacienda catalana para recaudar los impuestos para financiarse. Pero para recaudar los impuestos son los ciudadanos y las empresas las que tienen que obedecer y, sobre todo, los bancos.
Quiero que penséis fríamente esto ¿os imagináis a una multinacional de las que hay en Cataluña desobedeciendo al gobierno español, legalmente constituido e internacionalmente reconocido? Entenderéis que eso es un absurdo, que una Nestlé, Seat, Planeta o Sony no iban a obedecer a la hacienda catalana y que iban a seguir haciendo las retenciones correspondientes a la Seguridad Social como les exigiría la ley.
Y más allá de eso hay que entender que los impuestos y las transacciones económicas en el mundo moderno se hacen mediante los bancos, y los bancos que operan en Cataluña, dependientes del Banco de España y del eurosistema, no iban a obedecer a otra autoridad. ¿Qué iba a hacer la Generalitat? ¿Obligar a las empresas y los bancos a obedecer mandándoles a los mossos? Fijaos como la realidad acabaría siendo la contraria a la que se vende.
No creo que haga falta explicar mucho más la situación para entender que el gobierno autoproclamado catalán no tendría capacidad financiera suficiente (por no decir casi ninguna) para mantener un estado en pie, lo que colapsaría la Cataluña institucional dependiente de la Generalitat.
Una situación así, inteligentemente gestionada por el estado central, acabaría con los independentistas en cuestión de semanas. No estamos en 1900 ni Cataluña es una paupérrima región montañosa de Asia, estamos en una economía globalizada y financiarizada y hablamos de una región con un 20% de PIB per cápita superior al resto del país ¿De verdad los catalanes estarían dispuestos a sufrir todo tipo de privaciones de servicios y materiales por la causa independentista?
¿Estarían dispuestos a sufrir las consecuencias de un aislamiento internacional, diplomático y económico, a tener que crear probablemente una nueva moneda para financiarse, etc?
Algunos independentistas lo estarían, no me cabe duda, pero la sociedad catalana en su inmensa mayoría no. Y esta “fuerza”, esta capacidad de resistencia a las penalidades, la sociedad catalana no la tiene (ni la catalana ni ninguna de un país rico de occidente), porque la sociedad catalana aspira a una independencia sin costes o con costes mínimos y cualquier secesión hecha en base a una rebelión generaría una situación de disolución económica e institucional.
Obviamente nada de esto va a pasar, porque los independentistas no son estúpidos (la mayoría), porque existen contactos fuera del foco de la opinión pública donde todas estas cosas se avisan y porque nadie es tan absurdamente idiota para lanzarse a una aventura que iba a acabar en cuestión de días con la destrucción económica y social de Cataluña.
Pero creo que es importante comentarlo para que nadie se crea los postureos políticos de los secesionistas ni la sobrerreacción del gobierno central, que por mucho que intente evitar algo así (porque algo así no deja de ser un desastre) es perfectamente consciente que las posibilidades de que una secesión unilateral sea efectiva es ninguna. (...)" (La república heterodoxa, 03/11/15)
Obviamente la ley no es el único mecanismo para independizarse, de hecho es el más infrecuente de todos. Las secesiones asiduamente han sido violentas, destructivas y bastante poco edificantes en su mecanismo.
Cataluña, no quedándole la ley como mecanismo para independizarse, solo tendría la “fuerza”, entiéndase por fuerza no solo ni principalmente fuerza militar, sino fuerza en el sentido amplio y en todas sus vertientes: Apoyo internacional, capacidad psicológica de resistencia por parte de la población, posibilidad de anular la efectividad de una respuesta del estado central, etc.
De hecho, ahora mismo lo que presuntamente quiere hacer el gobierno catalán es un golpe de “fuerza”, comenzando una desconexión unilateral que violaría las leyes del estado. Desde el independentismo catalán se presenta de la siguiente manera: “No vamos a obedecer las leyes, nos da igual lo que diga el tribunal constitucional o cualquier acción del estado, así que la única manera que hay de pararnos es que nos manden “los tanques””.
Esto representa claramente un pulso, y de ser real esta voluntad de llegar a este extremo los independentistas estarían usando su única fuerza teórica, que es convertirse en víctima para conseguir los apoyos externos de los que ahora carecen.
Lo cierto es que aquí hay una inversión de las realidades y de las cargas. Se reta al estado preguntándose qué está éste dispuesto a hacer para evitar la independencia de Cataluña, cuando eso carece de sentido porque no es el estado quien tiene que evitar nada, es el gobierno de Cataluña quien está tomando las acciones y por tanto es a quien hay que preguntar a dónde está dispuesto a llegar y qué consecuencias está dispuesto a aceptar.
Al final y una vez la ley deja de estar respetada, el conflicto se convierte en una cuestión de fuerza, y esta retórica de los tanques es síntoma transparente de una realidad muy dura para el independentismo, que es que en este conflicto toda la fuerza la tiene el estado español y ninguna el gobierno catalán.
Sí, el estado español no solo tiene la fuerza militar, tiene la ley de su lado, tiene el reconocimiento internacional, tiene por tanto los mecanismos económicos bajo su control, etc. El gobierno catalán no tiene apoyo alguno ni fuerza de ningún tipo. Esa es la realidad.
No ha habido una independencia fuera de la ley que se haya conseguido sin apoyo internacional si no es con una guerra mediante. Los estados que se han disuelto en los últimos tiempos eran estados con enemigos, y estos enemigos fueron activos en potenciar los secesionismos en esos estados, incluso los estados no reconocidos que existen hoy en día tienen una independencia de facto siempre gracias a una potencia que les apoya.
La “fuerza” se consigue con uno o varios aliados exteriores y poderosos, y Cataluña no los tiene.
Seamos claros, un gobierno catalán sin aliados internacionales ni ley de su lado ni fuerza alguna solo conseguirá la independencia de una manera: Con la beligerancia.
Es así de simple y de complejo a la vez. Y habrá quien piense que ese argumento es bidireccional y se puede extender sobre el estado español, pero se equivocan, porque el estado español tiene la fuerza en todas sus vertientes y por tanto no necesita pegar un solo tiro ni mandar un solo furgón de la policía para acabar con una república autoproclamada.
Los gobiernos no mandan cuando quieren, mandan cuando se les obedece, esa es la regla básica de la política y nadie debería olvidarla nunca. Un autoproclamado gobierno de la república catalana tan solo sería efectivo si fuese obedecido y ese es el punto clave de todo este asunto, si iba a ser obedecido o no, o quizá más bien por cuanto tiempo.
Y aquí entra la “fuerza” que hemos comentado, el aislamiento de los independentistas catalanes y su absoluta imposibilidad de mantener a Cataluña en una situación de normalidad económica o social con la actual relación de fuerzas.
Si el gobierno de Cataluña declarase la independencia es evidente que sería destituido de sus funciones por alguno de los mecanismos previstos en las leyes. El gobierno y las cortes pondrían otro gobierno en Cataluña e instarían a la estructura de la Generalitat a obedecer. Habría que ver que pasa pero imaginemos que las estructuras catalanas obedecen a la Generalitat secesionista, que desde los Mossos d’esquadra hasta los hospitales asumen el mando del gobierno catalán ¿Eso le daría la “victoria” a los secesionistas? Pues la realidad es que no.
En una situación tal el estado español dejaría de financiar a las estructuras catalanas (funcionarios, colegios, hospitales, etc) que no obedeciesen a las autoridades “españolas” y lo lógico es que la Generalitat crease una hacienda catalana para recaudar los impuestos para financiarse. Pero para recaudar los impuestos son los ciudadanos y las empresas las que tienen que obedecer y, sobre todo, los bancos.
Quiero que penséis fríamente esto ¿os imagináis a una multinacional de las que hay en Cataluña desobedeciendo al gobierno español, legalmente constituido e internacionalmente reconocido? Entenderéis que eso es un absurdo, que una Nestlé, Seat, Planeta o Sony no iban a obedecer a la hacienda catalana y que iban a seguir haciendo las retenciones correspondientes a la Seguridad Social como les exigiría la ley.
Y más allá de eso hay que entender que los impuestos y las transacciones económicas en el mundo moderno se hacen mediante los bancos, y los bancos que operan en Cataluña, dependientes del Banco de España y del eurosistema, no iban a obedecer a otra autoridad. ¿Qué iba a hacer la Generalitat? ¿Obligar a las empresas y los bancos a obedecer mandándoles a los mossos? Fijaos como la realidad acabaría siendo la contraria a la que se vende.
No creo que haga falta explicar mucho más la situación para entender que el gobierno autoproclamado catalán no tendría capacidad financiera suficiente (por no decir casi ninguna) para mantener un estado en pie, lo que colapsaría la Cataluña institucional dependiente de la Generalitat.
Una situación así, inteligentemente gestionada por el estado central, acabaría con los independentistas en cuestión de semanas. No estamos en 1900 ni Cataluña es una paupérrima región montañosa de Asia, estamos en una economía globalizada y financiarizada y hablamos de una región con un 20% de PIB per cápita superior al resto del país ¿De verdad los catalanes estarían dispuestos a sufrir todo tipo de privaciones de servicios y materiales por la causa independentista?
¿Estarían dispuestos a sufrir las consecuencias de un aislamiento internacional, diplomático y económico, a tener que crear probablemente una nueva moneda para financiarse, etc?
Algunos independentistas lo estarían, no me cabe duda, pero la sociedad catalana en su inmensa mayoría no. Y esta “fuerza”, esta capacidad de resistencia a las penalidades, la sociedad catalana no la tiene (ni la catalana ni ninguna de un país rico de occidente), porque la sociedad catalana aspira a una independencia sin costes o con costes mínimos y cualquier secesión hecha en base a una rebelión generaría una situación de disolución económica e institucional.
Obviamente nada de esto va a pasar, porque los independentistas no son estúpidos (la mayoría), porque existen contactos fuera del foco de la opinión pública donde todas estas cosas se avisan y porque nadie es tan absurdamente idiota para lanzarse a una aventura que iba a acabar en cuestión de días con la destrucción económica y social de Cataluña.
Pero creo que es importante comentarlo para que nadie se crea los postureos políticos de los secesionistas ni la sobrerreacción del gobierno central, que por mucho que intente evitar algo así (porque algo así no deja de ser un desastre) es perfectamente consciente que las posibilidades de que una secesión unilateral sea efectiva es ninguna. (...)" (La república heterodoxa, 03/11/15)
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