"(...) Le Figaro publica un artículo estelar de uno de esos analistas sobre la propuesta de “resolució d’independència” que prepara el Parlament. Léanlo y enmárquenlo:
Una vez más, la política catalana ha dejado de ser racional. Lo más grave es la llamada a la desobediencia que contiene este proyecto de declaración (…) Si esta declaración prosperase, no debería dudarse de hablar de un golpe de Estado.
En efecto, cómo imaginar que un parlamento que extrae su legitimidad y su existencia del texto constitucional (…) decide ignorar esta Constitución. La lógica querría que ese parlamento se autodisolviera. Pero no, los secesionistas quieren capturar las instituciones democráticas de Cataluña para su beneficio. (…)
Asistimos simplemente a una laminación de la democracia, a su desviación y eventualmente a su confiscación. La declaración firmada por la CUP y JxS traviste los hechos estimando que existe una mayoría en votos: precisamente la noche de las elecciones del 27S los independentistas sólo obtuvieron el 48% de los votos totales. Esta primera mentira anuncia otras que serán enunciadas en nombre de la democracia. Los secesionistas quieren llamar la atención del mundo entero (…)
Más allá de las actuaciones de una clase política realmente poseída por ese sueño independentista que le nubla la razón y la sabiduría, hay una sociedad catalana que en adelante va a sufrir. La movilización ideológica de las instituciones catalanas para el único provecho del independentismo crea un clima social y cultural insoportable. Quienes no están de acuerdo son obligados a callarse o marcharse. Los nacionalistas catalanes han puesto sobradamente en práctica una ‘limpieza ideológica’ que debería inquietarnos. (…)
¿Cómo una mirada de historiador podría no asustarse de ver aplicar los mecanismos políticos y discursivos mediante los cuales se desacreditan las instituciones democráticas y se intimida a los opositores? ¿Cómo no inquietarse por ver en el corazón de una democracia sólida hundirse el pacto de coexistencia entre los ciudadanos? (…)
Artur Mas y los suyos no pueden seguir tomando como rehenes ni a Cataluña, ni a España, ni la realidad de la democracia en Europa”. (Dolça Catalunya, 28/10/2015)
Una vez más, la política catalana ha dejado de ser racional. Lo más grave es la llamada a la desobediencia que contiene este proyecto de declaración (…) Si esta declaración prosperase, no debería dudarse de hablar de un golpe de Estado.
En efecto, cómo imaginar que un parlamento que extrae su legitimidad y su existencia del texto constitucional (…) decide ignorar esta Constitución. La lógica querría que ese parlamento se autodisolviera. Pero no, los secesionistas quieren capturar las instituciones democráticas de Cataluña para su beneficio. (…)
Asistimos simplemente a una laminación de la democracia, a su desviación y eventualmente a su confiscación. La declaración firmada por la CUP y JxS traviste los hechos estimando que existe una mayoría en votos: precisamente la noche de las elecciones del 27S los independentistas sólo obtuvieron el 48% de los votos totales. Esta primera mentira anuncia otras que serán enunciadas en nombre de la democracia. Los secesionistas quieren llamar la atención del mundo entero (…)
Más allá de las actuaciones de una clase política realmente poseída por ese sueño independentista que le nubla la razón y la sabiduría, hay una sociedad catalana que en adelante va a sufrir. La movilización ideológica de las instituciones catalanas para el único provecho del independentismo crea un clima social y cultural insoportable. Quienes no están de acuerdo son obligados a callarse o marcharse. Los nacionalistas catalanes han puesto sobradamente en práctica una ‘limpieza ideológica’ que debería inquietarnos. (…)
¿Cómo una mirada de historiador podría no asustarse de ver aplicar los mecanismos políticos y discursivos mediante los cuales se desacreditan las instituciones democráticas y se intimida a los opositores? ¿Cómo no inquietarse por ver en el corazón de una democracia sólida hundirse el pacto de coexistencia entre los ciudadanos? (…)
Artur Mas y los suyos no pueden seguir tomando como rehenes ni a Cataluña, ni a España, ni la realidad de la democracia en Europa”. (Dolça Catalunya, 28/10/2015)
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