"El movimiento ciudadano propone crear un nuevo marco de gobierno autonómico para Barcelona que le permita gestionar correctamente sus recursos, y no se vea afectado en caso de una hipotética independencia de Cataluña.
Ada Colau y el movimiento proautonomía de Barcelona
Portavoces de la plataforma reconocen que Colau parece haber hecho suyas muchas de sus reivindicaciones:
Una moneda para Barcelona y alrededores
Según el programa electoral de Barcelona en Comú se va a crear una moneda propia para Barcelona (y alrededores), que servirá para pagar parte de los sueldos de los empleados públicos, otorgar créditos a empresas, pagar a proveedores del ayuntamiento u otorgar subvenciones. El objetivo es que lo que genere Barcelona se gaste en Barcelona.
Cataluña usa al Ayuntamiento de Barcelona como banco
Colau ha exigido a Artur Mas el retorno de los fondos prestados por el Ayuntamiento de Barcelona a la Generalitat. Una cantidad que asciende a 148,4 millones de euros según Xavier Trias, y a 350 millones según el PSC. “Barcelona no puede seguir siendo el banco de la Generalitat para financiar sus pretensiones soberanistas, y menos sin cobrar un euro de interés” afirma Jordi Formiguera, uno de los impulsores de la iniciativa proautonomía de Barcelona.
Barcelona necesita un reparto más justo en el computo electoral
Según la ley electoral actual a Barcelona le corresponden 85 escaños, a Girona 17, a Lleida 15 y a Tarragona 18, pero si fuera un ciudadano un voto a Barcelona le corresponderían 104 escaños (+16), a Girona 11 (-6), a Lleida 8 (-7) y a Tarragona 12 (-6).
Según un informe publicado por Convivencia Cívica Catalana la Generalitat obtiene de Barcelona el 81,5% de sus ingresos pero destina solo el 65,5% de sus gastos. Por tanto el déficit fiscal asciende al 16%. La misma fuente afirma que quien vive en el Barcelonés, el Vallés Occidental, el Bajo Llobregat, el Maresme, el Garraf o el Vallés Oriental está pagando más en impuestos a la Generalitat de lo que recibe.
“Si el proyecto de una autonomía propia para Barcelona saliera adelante la calidad de vida de los barceloneses aumentaría notablemente” aseguran desde la Plataforma per l’Autonomia de Barcelona.
Un mismo territorio de influencia
La iniciativa pretende unificar Barcelona y alrededores, las zonas más ricas y pobladas de Cataluña, en una nueva autonomía. Este territorio es donde menos apoyos recibe el soberanismo y donde casualmente más se usa el castellano.
Hay quien incluso se ha atrevido a bautizar este nuevo territorio como “Tabarnia”, nombre que ha tenido una excelente acogida en las redes sociales y que derivado de la unión de “Tarragona” y “Barcelona”.
El hecho de que el territorio propuesto para la circulación de la moneda barcelonesa de Colau y “Tabarnia” coincida, se ha querido entender como un guiño de la alcaldesa hacia este movimiento.
Barcelona tiene derechos históricos
Si Cataluña tiene derechos históricos el movimiento proautonomía de Barcelona ha querido recordar que Barcelona también los tiene:
-“Barcelona desde su configuración como condado ha mantenido su personalidad y su voluntad de autogobierno”-;
-“Antes incluso de que empezara a usarse el nombre de Cataluña se entendía no como una suma de condados sino como una “gran Barcelona”. Lo demuestra el hecho de que hasta el siglo XVIII la bandera usada en toda Cataluña era la bandera de Barcelona, algo fácilmente visible en los mapas de la época.”-
En su web recuerdan por ejemplo que Rafael Casanova no portaba la senyera durante la batalla del 11 de septiembre de 1714, sino la bandera de Santa Eulalia, patrona de la ciudad de Barcelona. También explican que la bandera de Barcelona (con la cruz de Sant Jordi y las cuatro barras) tiene más de mil años de antigüedad, mientras que la estelada independentista es una invención reciente.
Barcelona no es Cataluña
“De la misma manera que la Comunidad de Valencia toma su nombre de su capital, Cataluña debiera llamarse en realidad Barcelona.” así de contundente se muestra Jordi Formiguera, para acto seguido reclamar incluso una lengua propia para Barcelona: “en Valencia hablan valenciano, y en Mallorca mallorquín, nosotros lo que hablamos es barcelonés. El catalán de Lérida se parece más al valenciano que al barcelonés.
¿Por qué ese empecinamiento en no llamar a las cosas por su nombre? Aquí hablamos barcelonés” concluye." (Somatemps, 10/10/2015)
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