"(...) De hecho, al menos por el momento, la solución
constitucional no va a venir de los actores que parecen contar: ni de
una CiU cada vez más entrampada, ni de un PSC en caída libre, ni de una
ICV tan minorizada como IU, ni de un PP estatal que ha decidido dejar
que la cosa degenere, ni tampoco de una ERC que ha hecho de la
independencia el absoluto de su política. (...)
¿No deja este escenario un inmenso hueco a una
ruptura democrática en la que el eje identitario y nacional quede
relegado a las cuestiones mayores del autogobierno, la democracia y la
justicia social? Los signos de que este es un movimiento en marcha se
vienen repitiendo desde hace ya unos años. En 2012, las CUP aparecieron
por primera vez en el parlamento catalán. (...)
Pero quizás el elemento que resulte determinante en el próximo y
fragmentado parlamento catalán —en el que se prevé la existencia de
hasta 9 fuerzas políticas— sea la irrupción de Podemos.
Según encuestas,
Podemos aparece como la cuarta, la tercera o incluso la segunda fuerza
política catalana. Su potencial electoral reside en que no se mueve en
el juego de suma cero de la sociedad civil catalana.
Podemos concita el
antiguo voto del PSC y del viejo PSUC —las fuerzas que marcaron la
política del antifranquismo y la Transición antes del pujolisme—,
moviliza el voto abstencionista y de los barrios menos favorecidos y
apela a sectores para los que la independencia ni está ni va estar en el
centro.
Por eso mismo, Podemos puede empujar hacia un reconocimiento de
la crisis política catalana en sus propios términos; y lo que es más
importante al procés constituent català hacia el único marco en el que parece viable: el proceso constituyente en el Estado español." (Emmanuel Rodríguez, Publicado el 15/10/2014 en Contraparte, Madrilonia)
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