25/10/13

La redistribución de la renta entre las personas y la distribución interterritorial son “repartos del pastel” entre grupos de interés

"En todos los años que dí clase de Política Económica no conseguí entender cómo podía desvincularse de manera tajante, metafísica, la redistribución de la renta entre las personas de la distribución interterritorial.

 Se trata en ambos casos (por lo menos, y dicho de manera llana) de “repartos del pastel” entre grupos de interés y clases sociales, en los que quien parte y reparte se queda con la mayor tajada. 

 Lo cual significa, yendo al caso, que si la política está bajo arresto de la economía, los intereses económicos dominantes dictarán las políticas de la llamada “redistribución”… que naturalmente puede ser muy regresiva. (...)

Precisamente por el peso de la desigualdad de las políticas fiscales regresivas del Gobierno central, desde Catalunya (con políticas fiscales del mismo corte) se alimentan desvaríos que han tenido cierto éxito como el de que “España nos roba”. 

Si se acepta mi enfoque, quienes roban son los grandes empresarios, el capital financiero y los políticos que someten la política (y no sólo la política económica) a sus intereses. 

Y lamento que la discusión por una porción mayor del pastel entre grupos dominantes implique que una parte importante de la población, movida por sentimientos y afectos totalmente legítimos (y hasta cierto punto compartidos) les siga un juego donde nadie defiende, de verdad, ni sus derechos ni sus necesidades.

Unas pequeñas claves adicionales sobre lo que considero importante. 

En primer lugar, sobre las fuentes de financiación de las políticas públicas. Como sabemos, el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) no es progresivo, sino que grava en mayor medida las rentas del trabajo de la población asalariada. 

Por su parte los impuestos indirectos, en especial el IVA, representan un esfuerzo fiscal mayor cuanto más bajo es el salario o pensión de las personas: aunque representan cada vez más una parte muy importante de los ingresos del Estado, proceden en gran medida del consumo de las personas trabajadoras y las capas medias. (...)

 Por no hablar (aunque hay que hacerlo) del fraude fiscal que permite que las grandes firmas del IBEX35 y personajes muy conocidos, se llamen Bárcenas o Mas, o Pujol, tengan cuentas en Suiza u otros paraísos fiscales. 

Un fraude, con amnistías de vergüenza, del que siguen beneficiándose las grandes fortunas y las grandes empresas mientras su no contribución fiscal sirve de coartada para los recortes más sangrientos en dependencia, sanidad, educación, pensiones, etc.(...)

En segundo lugar, cuando se pide con toda justicia -y no sólo desde el soberanismo- que desde Catalunya se pueda disponer de una parte mayor de su esfuerzo fiscal, deberíamos preguntarnos qué políticas se financian y se quieren fomentar.

 No hay que conformarse con la respuesta de que más dinero “beneficia Catalunya” como si esto significase que sale favorecida por igual la infancia, quienes investigan y se esfuerzan, las personas más necesitadas, las enfermas… o los habituales corruptos. No significa que mayores dotaciones para las inversiones en obra pública o en servicios sociales sea bueno, en igual medida, para toda la población. 

Por ejemplo, la falta de transparencia en las adjudicaciones públicas significa un trasvase de renta de los “comisionistas” en el poder hacia grandes empresas sobornadoras, no todas, ni mucho menos, ni siquiera con sede en Catalunya! (...)

Tercer punto (o error) sobre “España nos roba”: Cuando se habla de que “Cataluña es solidaria” porque da más dinero del que recibe, habría que analizar también la calidad de lo que se financia con esta solidaridad. Malo es que se fomente la cultura de la subvención en zonas deprimidas para que siguiera vigente en muchos casos la España del siglo XIX.

 Los fondos “solidarios” financiaron la limpieza del recinto de Doñana para evitar reclamaciones a la multinacional sueca responsable en su momento de los vertidos tóxicos  y la duquesa de Alba recibe muchísimo más en subvenciones que las escuelas con ordenadores y ya con pocos maestros. 

 Con migajas de las transferencia se quieren dormir las conciencias del campesinado andaluz y extremeño para que el SAT y sus ocupaciones sean sólo una anécdota y no se reivindique ninguna Reforma Agraria.

 Estas transferencias dominadas por facciones de las distintas capas dominantes contribuyen a mantener una España de varias velocidades y la mentira de que se hace política regional cuando las actuaciones sobre el territorio benefician a unos cuantos incrementándose el porcentaje de población por debajo de la renta media. (...)

En el cuarto punto entran las privatizaciones: ¿Cómo se puede hablar con tanta suficiencia de solidaridad o insolidaridad entre los habitantes de las diferentes Comunidades Autónomas cuando lo que han hecho los dos últimos gobiernos- tanto el del PSOE como el del PP, y especialmente este con la creación del “capitalismo de compañeros de pupitre” – ha sido convertir la propiedad pública, es decir, de todos – en empresas rentables propiedad de unos cuantos? 

 Este es también un atentado real a la soberanía de los pueblos, porque aunque según los libros de economía privatizar no es robar, muchas privatizaciones, concesiones, externalizaciones, etc.,  merecían pasar por el Juzgado de Guardia.

Y el quinto punto de reflexión debería dedicarse forzosamente a los municipios, que siguen siendo invitados de piedra mientras las Diputaciones, tan poco transparentes, permanecen incólumes a los recortes…. pero por hoy lo dejo aquí.(...)"           (Àngels Martínez Castells, Attac España, 23/10/2013)   

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