"En todos los años que dí clase de Política Económica no conseguí
entender cómo podía desvincularse de manera tajante, metafísica, la
redistribución de la renta entre las personas de la distribución
interterritorial.
Se trata en ambos casos (por lo menos, y dicho de
manera llana) de “repartos del pastel” entre grupos de interés y clases
sociales, en los que quien parte y reparte se queda con la mayor tajada.
Lo cual significa, yendo al caso, que si la política está bajo arresto
de la economía, los intereses económicos dominantes dictarán las
políticas de la llamada “redistribución”… que naturalmente puede ser muy
regresiva. (...)
Precisamente por el peso de la desigualdad de las políticas fiscales
regresivas del Gobierno central, desde Catalunya (con políticas
fiscales del mismo corte) se alimentan desvaríos que han tenido cierto
éxito como el de que “España nos roba”.
Si se acepta mi enfoque, quienes
roban son los grandes empresarios, el capital financiero y los
políticos que someten la política (y no sólo la política económica) a
sus intereses.
Y lamento que la discusión por una porción mayor del
pastel entre grupos dominantes implique que una parte importante de la
población, movida por sentimientos y afectos totalmente legítimos (y
hasta cierto punto compartidos) les siga un juego donde nadie defiende,
de verdad, ni sus derechos ni sus necesidades.
Unas pequeñas claves adicionales sobre lo que considero importante.
En primer lugar, sobre las fuentes de financiación de las políticas
públicas. Como sabemos, el impuesto sobre la renta de las personas
físicas (IRPF) no es progresivo, sino que grava en mayor medida las
rentas del trabajo de la población asalariada.
Por su parte los
impuestos indirectos, en especial el IVA, representan un esfuerzo fiscal
mayor cuanto más bajo es el salario o pensión de las personas: aunque
representan cada vez más una parte muy importante de los ingresos del
Estado, proceden en gran medida del consumo de las personas trabajadoras
y las capas medias. (...)
Por no hablar (aunque hay
que hacerlo) del fraude fiscal que permite que las grandes firmas del
IBEX35 y personajes muy conocidos, se llamen Bárcenas o Mas, o Pujol,
tengan cuentas en Suiza u otros paraísos fiscales.
Un fraude, con
amnistías de vergüenza, del que siguen beneficiándose las grandes
fortunas y las grandes empresas mientras su no contribución fiscal sirve
de coartada para los recortes más sangrientos en dependencia, sanidad,
educación, pensiones, etc.(...)
En segundo lugar, cuando se pide con toda justicia -y no sólo desde
el soberanismo- que desde Catalunya se pueda disponer de una parte mayor
de su esfuerzo fiscal, deberíamos preguntarnos qué políticas se
financian y se quieren fomentar.
No hay que conformarse con la respuesta
de que más dinero “beneficia Catalunya” como si esto significase que
sale favorecida por igual la infancia, quienes investigan y se
esfuerzan, las personas más necesitadas, las enfermas… o los habituales
corruptos. No significa que mayores dotaciones para las inversiones en
obra pública o en servicios sociales sea bueno, en igual medida, para
toda la población.
Por ejemplo, la falta de transparencia en las
adjudicaciones públicas significa un trasvase de renta de los
“comisionistas” en el poder hacia grandes empresas sobornadoras, no
todas, ni mucho menos, ni siquiera con sede en Catalunya! (...)
Tercer punto (o error) sobre “España nos roba”: Cuando se habla de que
“Cataluña es solidaria” porque da más dinero del que recibe, habría que
analizar también la calidad de lo que se financia con esta solidaridad.
Malo es que se fomente la cultura de la subvención en zonas deprimidas
para que siguiera vigente en muchos casos la España del siglo XIX.
Los
fondos “solidarios” financiaron la limpieza del recinto de Doñana para
evitar reclamaciones a la multinacional sueca responsable en su momento
de los vertidos tóxicos y la duquesa de Alba recibe muchísimo más en
subvenciones que las escuelas con ordenadores y ya con pocos maestros.
Con migajas de las transferencia se quieren dormir las conciencias del
campesinado andaluz y extremeño para que el SAT y sus ocupaciones sean
sólo una anécdota y no se reivindique ninguna Reforma Agraria.
Estas
transferencias dominadas por facciones de las distintas capas dominantes
contribuyen a mantener una España de varias velocidades y la mentira de
que se hace política regional cuando las actuaciones sobre el
territorio benefician a unos cuantos incrementándose el porcentaje de
población por debajo de la renta media. (...)
En el cuarto punto entran las privatizaciones: ¿Cómo se puede hablar
con tanta suficiencia de solidaridad o insolidaridad entre los
habitantes de las diferentes Comunidades Autónomas cuando lo que han
hecho los dos últimos gobiernos- tanto el del PSOE como el del PP, y
especialmente este con la creación del “capitalismo de compañeros de
pupitre” – ha sido convertir la propiedad pública, es decir, de todos –
en empresas rentables propiedad de unos cuantos?
Este es también un
atentado real a la soberanía de los pueblos, porque aunque según los
libros de economía privatizar no es robar, muchas privatizaciones,
concesiones, externalizaciones, etc., merecían pasar por el Juzgado de
Guardia.
Y el quinto punto de reflexión debería dedicarse forzosamente a los
municipios, que siguen siendo invitados de piedra mientras las
Diputaciones, tan poco transparentes, permanecen incólumes a los
recortes…. pero por hoy lo dejo aquí.(...)" (Àngels Martínez Castells, Attac España, 23/10/2013)
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