27/9/13

Imaginemos que España decidiera expulsar a Cataluña del Estado, dada su insoportable pelmacería

"(...) He empezado a leer Secesión, el libro de Buchanan, un clásico sobre el asunto, al parecer, que ha editado Ariel. El estilo del jurista es de una pelmacería incomensurable, lo que no es extraño en la Universidad de Duke, cuyos departamentos de Humanidades deben de tener la tasa de pelmazos más alta de América. (...)

Ayer me saltó a la cara esta frase, y me alegró porque he pensado sobre esto mismo varias veces: «Un tema a tener en consideración es si el reconocimiento del derecho de una minoría a la secesión obliga a reconocer el derecho de la mayoría a excluir.» Buchanan deja ahí el asunto, y no sé si lo retomará más tarde. 

Pero en esa simetría ya se advierten a la perfección las dificultades morales (dejemos ahora las políticas) de que una parte de un Estado pueda decidir, exclusivamente, sobre la configuración territorial de ese Estado. Imaginemos que España (ojo, linotipista, con la cursiva) decidiera expulsar a Cataluña del Estado, dada su insoportable pelmacería.

 Y que lo hiciera limitando la votación a los españoles no catalanes. Eso es exactamente lo que tratan de hacer los nacionalistas, cuando quieren apartar al resto de españoles de la decisión sobre su territorio. El derecho de exclusión es un animalito interesantísimo, sobre el que cabría reflexionar profundamente, y espero que Buchanan lo haga. 

Porque es probable que en términos morales los únicos que deberían participar en un referéndum de exclusión fuesen los perjudicados. Ya se ve, por tanto, que hay una Vía Catalana para el derecho unilateral a decidir: conseguir que España se decida por la exclusión, y asentir con beocio entusiasmo. Yo lo veo una cosa para que lo estudie Burniol, si es que las lágrimas le dejan ver la estrellas."                  (Arcadi Espada, 24/09/2013)

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