8/10/12

Si alguien quiere saber qué es lo que ha ocurrido en Cataluña que mire al PSC y al PSOE. El tinglado que construyeron para heredar a Pujol y desterrar al PP se ha caído sobre sus cabezas.

"Suele pasar y así ha sido. Si alguien quiere saber qué es lo que ha ocurrido en Cataluña que mire al PSC y al PSOE. El tinglado que construyeron para heredar a Pujol y desterrar al PP se ha caído sobre sus cabezas. 

Arrastrados por el extravagante arbitrismo de Pascual Maragall, animados por la banalidad de Zapatero con su «apoyaré lo que apruebe el Parlamento catalán», legitimados por las incesantes piruetas retóricas de los heraldos de la ‘nación de naciones’, autorizados por el propio Felipe González que tras la sentencia del Tribunal Constitucional –y a dúo con Carmen Chacón– definía a Cataluña como «una nación sin Estado», los socialistas han terminado no teniendo otra cosa que decir que se sitúan entre la independencia y la Guardia Civil. 

Tal vez creyendo que han encontrado una brillante ocurrencia, lo que están derivando de semejante broma es lo que cabía esperar y no es otra cosa que una nueva huida hacia delante para eludir lo que el PSOE como izquierda mayoritaria no está en condiciones de ofrecer, esto es, una idea coherente –o, simplemente, una idea, a ser posible, compartida– de España que supere la colonización por el nacionalismo del discurso territorial de la izquierda en conjunto y de este partido en especial.

 Si esa evanescente invocación federal parece unir al socialismo es simplemente porque no significa nada real; porque deja intacta la posibilidad de que unos y otros, unos en Cataluña, otros en Andalucía, puedan decir que el federalismo es lo que ellos dicen que es. Los socialistas han convertido el federalismo en el comodín del público.

 Al hacer del federalismo lo que cada cual quiera, reúnen bajo esa rúbrica a José Bono, ahora visionario retrospectivo de los males de la patria que tan de cerca presenció, y a Pascual Maragall, ese falso verso suelto del socialismo, y digo lo de falso porque lejos de ser una figura extravagante, fue él quien prescribió la doctrina territorial que durante los ochos años del mandato de Zapatero –y con la adhesión de éste– siguió el Partido Socialista.  (...)

 No tiene sentido una reforma constitucional para repintar los mismos problemas del modelo territorial. La cuestión es la estabilidad, no el federalismo. La cuestión es la garantía de la nación de ciudadanos en la que, precisamente, la ciudadanía integra identidades sobre el fondo común de la igualdad de derechos y el vínculo recíproco de lealtad cívica."              (Javier Zarzalejos, EL CORREO, 7/10/12, en Fundación para la Libertad, 07/10/2012)

No hay comentarios: