12/8/22

En dos años veremos como acaba la guerra en el espacio soberanista...

"(...) Y usted ¿qué cree que pasará?

Creo que votaremos. El mantra es que el 80% quiere votar. Esto es una encuesta, creo recordar, de Feedback, en La Vanguardia, en 2013. Y se quedaron con ese 80%. Después las encuestas han indicado un descenso hasta el 39% pero los independentistas siguen con la imagen del 80%.

El independentismo es muy hábil. Hay que reconocer que son unos grandes cracks de la comunicación. Se inventan un lenguaje especial: mandato democrático, embate democrático, derecho a decidir,… ¿Qué dijeron la noche electoral? «Somos el 52%». ¡El número real es el 27% del censo electoral! Pero venden que son el 52%, lo explican por todas partes.

Juegan a que la otra parte se canse. Y al final acabas ni discutiendo. No hay una estrategia conjunta de los no independentistas para que cada vez que digan que son el 52% contestar que son el 27%. Y a ver quién gana.

¿ERC aguantará la presión de Junts para que se eche al monte?


Las municipales de 2023 nos lo dirán.

¿Y antes?

Antes tienen que pasar cosas

¿Volverá Puigdemont?


Puigdemont no volverá. El Tribunal de la Unión tiene que responder una previa prejudicial y la respuesta a esta previa tendrá consecuencias sobre la justicia belga que ha hecho algo que no está prevista en las euroórdenes: un juicio paralelo.

 ¿Habrá, pues, un referéndum pero no sobre independencia Sí/independencia No?

¿Qué pasó en 2010? La sentencia del Tribunal Constitucional no es, como dicen, el inicio del independentismo. Tiene un elemento mucho más grave del que nadie habla, que es que la sentencia es, en el fondo, la ruptura del pacto fundacional de 1978.

En 1978, hay un pacto de consenso, de convivencia, de encaje. Un colega mío dice que Catalunya se autodeterminó el 6 de diciembre de 1978 cuando decidió votar la Constitución. El pacto sentimental, emocional, se rompe con la sentencia. En ese momento, una parte de los ciudadanos del país sienten que se ha roto algo entre «ellos» y «nosotros».

Titulé un artículo mío sobre el procés «Crónica sentimental de un desamor», siguiendo un poco a Vázquez Montalbán. Todo lo que nos está pasando es porque no nos sentimos queridos por España. Lo que habíamos sido -Juegos Olímpicos, diseño, referencia,…-, que España nos miraba con admiración, se rompe el 2010.

Necesitamos más «cariño». Me gustó que Pedro Sánchez terminara su intervención en el Liceo diciendo «Catalunya, catalanes, catalanas, os queremos».

Si Pedro Sánchez deja de ser presidente del gobierno español, estos planteamientos que explica se van al traste


Pedro Sánchez continuará. El referéndum seguramente será posible cuando Pedro Sánchez revalide la mayoría. Antes no pasará. No es posible. No es necesario provocar al electorado antes de las elecciones generales con este tema.

Primero la pandemia y la economía, después la solución catalana. Además, España preside la Unión Europea en el segundo semestre de 2023S. Se agotará la legislatura y las elecciones se convocarán para el 2024. (...)

Que se avance en un acuerdo está y estará, pues, en manos de Pedro Sánchez

Sí. Y de Pere Aragonés. Para bailar se necesitan dos personas. Y Aragonés necesita consolidarse como presidente. La noche del 14 de febrero, la conclusión es que quien había perdido las elecciones de verdad era Puigdemont. Había perdido la iniciativa política, ya no era el primer partido, ya no podía nombrar un presidente vicario y, por tanto, dejaba de ser el presidente «legítimo».

Toda la batalla que montó para ver cómo podía influir sobre el Gobierno de la Generalitat la perdió. Fue una gran derrota. Cuanto más se consolide Pere Aragonés, menos poder de decisión y influencia tendrá Puigdemont. En dos años veremos como acaba la guerra en el espacio soberanista..

¿Que Pedro Aragonés se consolide sería bueno para una solución a este contencioso?

Clarísimo." 

(Entrevista a Gabriel Colomé, director académico y de investigación del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, Siscu Baiges , CatalunyaPlural, 13/07/21)

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