31/10/17

El procesismo, una escuela propagandística que tan solo quería superar la posible extinción de una clase política, ha culminado su obra con una DUI falsa. Ha mentido a una sociedad desesperada por salir de un mundo de austeridad creado, paradójicamente, por el procesismo...

" (...)   Leo comentarios en la red sobre el discurso del presi provi. Algunos, de amigos de toda la vida, con dos, tres o mil dedos de frente. No hacen hincapié en el discurso --anodino--, sino en, por lo visto, su mensaje.

 Mensaje: Puigde hizo el discurso con unas escaleras a sus espaldas, que eran la esencia semiótica. 

Unas escaleras, subir, esforzarse. Creo que nos hemos vueltos majaras. ¿Se puede manipular a millones de personas en democracia? Se puede. No es complicado. Es suficiente con depurar la información. (...)

13- Los mensajes y análisis básicos crispan y desinforman. No obstante, hay un serio problema intelectual cuando se tiene que tratar un problema político con amplios tramos que, básicamente, son mensajes y análisis básicos.

 El procesismo, una escuela propagandística que tan solo quería superar la posible extinción de una clase política, ha culminado su obra con una DUI falsa. Ha mentido a una sociedad que quiere ver escaleras. A una sociedad desesperada por salir de un mundo de austeridad creado, paradójicamente, por el procesismo. 

Se ha comportado como una revolución donde tan solo había esencialismo, austeridad y una lectura reduccionista de la democracia. Ha reducido la democracia, por ejemplo, a un solo derecho. Determinadas izquierdas, capaces, por ejemplo, de discernir que el cuerpo de un hombre o de una mujer no son necesariamente un hombre o una mujer, no han podido discernir que un vocablo, revolución, puede no ser tampoco lo que alude.

 Se ha creído, también, que millones de personas en la calle son actores de la política, y no figurantes, esa otra posibilidad. El procesismo ha culminado como un timo histórico, un jalón de la deshonestidad política peninsular --lo que tiene mérito--.

 Ha fabricado humo --de forma ya artística-- con su ulterior DUI, y ha emitido irresponsabilidad y mentalidad psicópata encomendando a la sociedad cosas que ellos no han tenido ni voluntad ni valentía de acometer. Es una bancarrota ética. 

Un problemón para el catalanismo y el independentismo históricos, que a ver cómo salen de esta. Y, me temo, un problema aún mayor para las izquierdas que se han acercado a él, o que se han puesto de perfil ante él. 

El trilerismo procesista ha significado mucho espectáculo, pero pocas consecuencias. Una, la mayor, es el fortalecimiento del Régimen del 78. Todo ello, todas estas crisis producidas, me temo, se solucionarán contemplando escaleras.  (...)"         (Guillem Martínez  , CTXT, 29/10/17)

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