2/10/17

Detrás de la mayoría de los separatismos europeos, se oculta un egoísmo económico: suelen ser las regiones ricas las que desean romper con el Estado al que pertenecen

"(...) "No se ha producido algo similar a lo que está pasando en Cataluña en ningún otro país europeo, es algo inédito", explica Álvaro Gil Robles, ex Defensor del Pueblo y el primer comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa. "Ninguna región, ni en Italia, ni en Francia, ni tampoco Escocia se ha actuado así contra el orden constitucional democrático", prosigue este experto en derechos humanos, actualmente presidente de la Fundación Valsaín.

Tras la ruptura pacífica entre Chequia y Eslovaquia en 1993, los últimos flecos de aquel gigantesco cambio en las fronteras terminaron de cerrarse en la década de los años 2000. Montenegro, que formaba junto a Serbia lo poco que quedó de Yugoslavia, logró su independencia en 2006 gracias a un referéndum pactado con Belgrado y supervisado por la comunidad internacional, que siguió además las reglas de la ley de transparencia canadiense (la participación debía superar el 50% y los síes, el 55% de los votos emitidos).  (...)

De hecho, el único paralelismo posible con la situación catalana lo encuentra el analista suizo Matthias Bieri, experto en nacionalismos europeos del Center for Security Studies de Zurich y autor en 2014 del informe Separatismo en la UE, con la República Srpska (República Serbia), una de las dos entidades que forman Bosnia-Herzegovina. 

"Se trata de un contexto muy diferente, ya que Bosnia vive una posguerra con todavía una presencia internacional", precisa, "pero el presidente de la República Serbia, Milorad Dodik, ha reiterado que quiere organizar un referéndum de independencia en 2018, sin el acuerdo de las autoridades nacionales ni internacionales". 

"Existen otros movimientos nacionalistas que quieren organizar referéndums, como el Süd-Tiroler Freiheit en el Tirol del Sur", agrega Bieri. Este partido político quiere unir la provincia italiana de Bolzano con el Tirol austriaco por ahora con muy poco predicamento: en las últimas regionales, lograron el 7% de los votos.

Egoísmo económico

Detrás de la mayoría de los separatismos europeos, se oculta un egoísmo económico: suelen ser las regiones ricas las que desean romper con el Estado al que pertenecen o aquellas que imaginan una perspectiva de riqueza (Escocia y el petróleo del mar del Norte). 

El analista francés Bernard Guetta resumió recientemente la situación: "Es cierto que en Cataluña como en Escocia, en Flandes o, en menor medida, en Córcega, pero también en el norte de Italia se han inventado la identidad nacional para camuflar el simple deseo de no compartir las riquezas con otras regiones. Del egoísmo regional a la reafirmación de una cultura propia, las aspiraciones independentistas se nutren en Europa de numerosas causas. El problema es que los Estados europeos se debilitan actualmente a un ritmo superior al que la UE se hace fuerte y eso podría provocar, un día, una especie de vacío".

Dentro de la UE, la crisis, tanto económica como institucional del proyecto europeo, ha impulsado los movimientos separatistas, en algunos casos transformados en partidos xenófobos y antieuropeos como la italiana Liga Norte y, en otros, con una apuesta muy fuerte por la identidad sin, por ahora, tener ningún tipo de consulta independentista en el horizonte, como ocurre con la Nueva Alianza Flamenca en Bélgica. 

En los casos escocés y catalán, en cambio, su separatismo se nutre de la falsa perspectiva de seguir en la UE. "Los separatistas catalanes están condenados a tener un discurso de absoluta lealtad a lo que significa la U E, porque si tuviesen el contrario perderían el 80% de sus seguidores", explica Álvaro Gil Robles.

 "Hoy nadie está dispuesto a quedarse aislado y por eso mienten desesperadamente sobre el hecho de que una hipotética Cataluña independiente quedaría fuera automáticamente". Después de todos los avatares de la primera parte del siglo XX, del desastre al que los nacionalismos condujeron la exYugoslavia, la UE es todavía el principal garante de la paz en Europa. Pero la historia representa la principal advertencia de que, cuando se sacan de la botella algunos genios, todo puede ir realmente mal."                     (   , El País, 21/09/17)

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