"(...) El género tiene sus clásicos. Con paciencia mineral lo han cultivado los
nacionalistas, cuando presentaban como “franquista” cualquier medida de
fortalecimiento del Estado, incluida la simple mención a España.
Una
práctica que la izquierda adquirió en el mismo lote en el que les compró
el viciado relato que tanto ha contribuido a su desbarajuste
ideológico: la vida política no era una relación entre iguales
ciudadanos con identidades múltiples y mudadizas, sino un conflicto
entre pueblos dotados de graníticas identidades, discontinuas y
excluyentes.
Los rivales, cualquiera: fachas. El último, Joaquín Sabina,
según Tardá.
No sorprende que ese guion, que ha encanallado nuestra
vida civil, lo alienten quienes aspiran a romper la comunidad política, a
convertir a conciudadanos en extranjeros, por ser “diferentes”.
Lo
inaudito era que la izquierda asumiera una mirada que erosionaba la
unidad de los trabajadores y debilitaba potenciales herramientas de
justicia social e intervención pública. (...)" (Félix Ovejero , El País ,21 FEB 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario