15/10/15

El nacionalismo vasco y catalán ha conseguido que las víctimas de su xenofobia, maketos y charnegos, aparezcan como verdugos de su identidad

"(...) En el caso español la dificultad esencial del viva patriótico se complica por algunas penurias: la lejanía de los tiempos gloriosos, el papel secundario jugado en la Modernidad y el rastro de decadencia civil que culmina en la guerra de 1936 y en la dictadura consiguiente, aún demasiado cerca. 

A ello cabe añadir la obstinada presencia en el País Vasco y Cataluña de núcleos xenófobos, que con las habituales buenas palabras ha convertido a estos territorios en comunidades históricas. Nunca estos núcleos habían acumulado tanto poder y tanta visibilidad.

Es verdad que en la intimidad se regían por la costumbre de utilizar términos como maketo o xarnego; pero jamás se habían atrevido a exhibir su defecto del modo arrogante en que ahora lo hacen.

 Aunque bien es verdad que protegidos por una eficaz e intimidatoria campaña de escamoteo sentimental que, entre otros logros, ha conseguido que las víctimas de su xenofobia aparezcan como verdugos de su identidad.

Pero esta desvergonzada exhibición es la que va a dar un nuevo sentido al azar de ser español. Observando fríamente el delirio nacionalista de Cataluña, el modo en que tantos ciudadanos se creen y se cuentan allí las mentiras más burdas (las mentiras españolas tienen la impagable ventaja de que fueron contadas hace mucho tiempo) y el aire de exclusión xenófoba que ha pasado simpáticamente del salón a la calle, el empeño español en vivir juntos los distintos va a adquirir una luz, una calidad y un acuerdo vital y moral inesperados."                  (Arcadi Espada, El Mundo, 13/10/2015)

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