4/12/14

En Cataluña cada vez es más difícil ejercer el disenso sin que uno sea acusado de un delito de lesa patria.

"Días atrás, el profesor Jordi Llovet publicaba en el suplemento Quadern de EL PAÍS un artículo titulado Apàtrides en el que denunciaba la servidumbre de una mayoría de intelectuales catalanes con la causa soberanista y lamentaba la destrucción de una comunidad donde cada vez es más difícil ejercer el disenso sin que uno sea acusado de un delito de lesa patria.

 Como siempre que aborda la cuestión nacionalista, Llovet ha sido objeto de burdos ataques que no hacen más que darle la razón y entre los que destaca, por su bajeza moral, el de Jordi Galves en su blog. Se trata de una deposición urgente titulada Llovet, harragà de preu, en el que el señor Galves se dedica a encadenar infundios abrochados con una acusación muy grave: que el profesor se beneficiaba del derecho de pernada con sus estudiantes. (...)

El ejemplo de Llovet es particularmente insufrible para el nacionalismo. No sólo conoce en profundidad la historia literaria, política y social de Cataluña, sino que además es dueño de la mejor prosa ensayística de su generación y ha sabido incorporar a la literatura catalana, mediante su labor de traducción —en sí misma un hecho hermenéutico—, algunos de los momentos más altos de la poesía y la novela europeas, como es el caso de Hölderlin, Baudelaire, Flaubert y Thomas Mann. Como docente, sufrió la intolerancia y la marginación del departamento de Filología Catalana de la Universidad de Barcelona, convertido en un organismo de propaganda nacional, algo que le animó a encauzar su vocación de comparatista en la creación de una nueva sección de Teoría de la Literatura que constituye el más atrevido ensayo de dignificación universitaria que ha conocido este país. 

Sin proponérselo, Llovet les recuerda cada día a los lacayos de la causa su embarazosa insubstancialidad y su mezquindad resentida. (...)"       ( El País 20 NOV 2014)

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