"Días atrás, el profesor Jordi Llovet publicaba en el suplemento Quadern de EL PAÍS un artículo titulado Apàtrides
en el que denunciaba la servidumbre de una mayoría de intelectuales
catalanes con la causa soberanista y lamentaba la destrucción de una
comunidad donde cada vez es más difícil ejercer el disenso sin que uno
sea acusado de un delito de lesa patria.
Como siempre que aborda la
cuestión nacionalista, Llovet ha sido objeto de burdos ataques que no
hacen más que darle la razón y entre los que destaca, por su bajeza
moral, el de Jordi Galves en su blog. Se trata de una deposición urgente
titulada Llovet, harragà de preu, en el que el señor Galves se
dedica a encadenar infundios abrochados con una acusación muy grave:
que el profesor se beneficiaba del derecho de pernada con sus
estudiantes. (...)
El ejemplo de Llovet es particularmente insufrible para el nacionalismo.
No sólo conoce en profundidad la historia literaria, política y social
de Cataluña, sino que además es dueño de la mejor prosa ensayística de
su generación y ha sabido incorporar a la literatura catalana, mediante
su labor de traducción —en sí misma un hecho hermenéutico—, algunos de
los momentos más altos de la poesía y la novela europeas, como es el
caso de Hölderlin, Baudelaire, Flaubert y Thomas Mann. Como docente,
sufrió la intolerancia y la marginación del departamento de Filología
Catalana de la Universidad de Barcelona, convertido en un organismo de
propaganda nacional, algo que le animó a encauzar su vocación de
comparatista en la creación de una nueva sección de Teoría de la
Literatura que constituye el más atrevido ensayo de dignificación
universitaria que ha conocido este país.
Sin proponérselo, Llovet les
recuerda cada día a los lacayos de la causa su embarazosa
insubstancialidad y su mezquindad resentida. (...)" (
Andreu Jaume , El País,
20 NOV 2014)
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