"(...) Con todo, esta semana Artur Mas ha hecho un último intento de
configurar una lista unitaria con ERC. Una "lista de país", la llaman.
Y
a nadie se le ponen los pelos de punta con lo que va implícito en esa
etiqueta. Oriol Junqueras, a quien no parecen gustarle los abrazos, hará
todo lo posible por no caer en la trampa, pero recibirá presiones
descomunales para que ceda y, si se niega, no es descartable que desde
Palau se impulse una "lista del president" con abundancia de
figurantes independientes que hagan olvidar las andanzas de la familia
Pujol y que el partido del presidente tiene su sede embargada por el caso Millet (que ahí sigue, como el dinosaurio) y a un buen puñado de altos dirigentes imputados en procesos de corrupción.
Lo demás vendría por añadidura, ahora con Oriol Junqueras bajo fuego
amigo: unos medios públicos y buena parte de los subvencionados lanzados
a tumba abierta para transvasar hacia la Gran Lista Patriótica el
máximo de votos posibles de los que se han ido a ERC en los últimos
tiempos. Y es que son faves comptades, vasos comunicantes. Lo que gana uno lo pierde el otro. Y no hay Súmate que valga.
Para acariciar al Gran Timonel, envolver primorosamente el paquete y
reconvenir a los catalanes díscolos, no faltará a su cita esa inefable
corte de los milagros de historiadores, sociólogos, periodistas de
guardia, biógrafas de cabecera y otra gente de muy buen vivir que tantos
y tan buenos servicios viene prestando a la causa estos últimos años.
Pero incluso con esa inestimable y bien recompensada ayuda, la
apuesta de Artur Mas tiene riesgos. Los números del 9-N y casi todas las
últimas encuestas parecen indicar que una mayoría de catalanes seguimos
sin saber apreciar las delicias del paraíso que nos espera. Y encima,
ahora vienen esos chicos de Podemos a liarlo todo. Veremos." (
Francisco Morente Valero
, El País, Barcelona
29 NOV 2014)
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