5/12/14

Algo hay que hacer porque muchos españoles piensan que los catalanes son unos aprovechados de tomo y lomo, y listo

"(...) es indudable que muchos catalanes se sienten profundamente agraviados por el supuesto expolio fiscal que sus gobernantes autonómicos no cesaban de repetirle que existía por parte de España.

 Pero ahora resulta que hemos tenido noticia de que, en todo caso, no es Cataluña la comunidad peor tratada fiscalmente. Lo lógico en cualquier persona razonable —hooligans y fanáticos al margen, claro está— sería entonces reconsiderar dicho sentimiento, una vez confirmado que se basaba en un error (por cierto, inducido por quienes pusieron en circulación el eslógan España nos roba, todos los cuales en este momento parecen haber desaparecido, resultando imposible encontrar a un solo soberanista que reivindique no ya la paternidad sino ni tan siquiera el empleo en alguna ocasión de tan reiterada frase). 

(...) ¿aceptarían el argumento inverso, esto es, que algo hay que hacer cuando tantos españoles comparten el sentimiento de irritación ante unos catalanes a los que consideran unos aprovechados de tomo y lomo, siempre chantajeando al gobierno central de turno e insaciables en sus reivindicaciones?

 Doy por descontado que no, y que descalificarían la irritación de esos otros con el argumento de que se basa en el engaño y la manipulación. Les alabo el gusto, pero me atrevo a sugerirles que se apliquen el cuento, dejen de considerar el propio sentimiento como la instancia última indiscutible sobre la que se puede fundar una propuesta política y se planteen por un momento en qué medida el propio sentir se encontraba justificado por los hechos. (...)

Todo esto podría parecer que constituye una mera discusión académica (variante epistemología política) si no fuera porque no faltan quienes están dispuestos a extraer de una determinada manera de entender la identidad conclusiones políticas específicas.

 Tal es el caso de todos aquellos que, a partir de la elaboración de un dibujo imaginario del propio grupo en términos de minoría oprimida, proceden a renglón seguido a exigir los mismos derechos que en otros lugares se les conceden a los grupos que efectivamente lo son. 

El problema que este enfoque plantea es el de que si los catalanes constituyen una minoría oprimida, como suelen repetir algunos lectores locales del filósofo político canadiense Will Kimlicka, para luego poner en línea las reivindicaciones de aquellos con las de pueblos indígenas, gitanos, judíos y minorías étnicas varias, junto con bisexuales, transexuales o personas con discapacidades (alineamiento que a muchos les parecerá ciertamente pintoresco, por no decir disparatado), entonces lo que se sigue es que los catalanes discrepantes en algún aspecto con el soberanismo hegemónico en Cataluña (por ejemplo, los castellanoparlantes que discrepan de las políticas lingüísticas de la Generalitat) también constituyen un grupo minoritario respecto a éste, y deberían merecer idéntico respeto y reconocimiento en tanto que minoría oprimida… por la supuesta minoría oprimida. (...)"          (   ,  El País,   2 DIC 2014)

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