"El dilema para Isidro Fainé y Josep Oliú: ¿Banco catalán o banco español?.
Ambas opciones son plausibles técnicamente, siempre bajo una gran premisa: el traslado de sus respectivas sedes centrales fuera de la Cataluña independiente
a un ámbito comunitario. La lógica impone que sea España por aquello de
que tanto Caixabank como Sabadell cuentan con fichas bancarias para
agilizar el cambio. De no ser así, la posibilidad de una entidad
puramente catalana, en una región fuera del euro, como sería Cataluña,
es inviable en el corto y medio plazo.
Razones económicas y del
funcionamiento de los mercados financieros lo obligan tanto como lo
justifican. Cataluña independiente. Fuera del euro. La opinión del
sector es unánime: “Caixabank y Sabadell se trasladarán fuera de
Cataluña y, en esa región, crearán filiales o sucursales asociadas a la
matriz que lógicamente se trasladaría a España”.
La opción encaja en ambas entidades. Caixabank no sólo cuenta con la ficha bancaria de Microbank, su pequeño banco en Madrid que financia microcréditos, sino también la de Banco de Valencia o Banca Cívica.
Lo mismo le sucede al Sabadell. Sus adquisiciones le posibilitan poder
activar en el Banco de España las licencias ‘dormidas’ del Zaragozano, Atlántico, Herrero, CAM, Gallego…
o incluso la de su banco por internet.
El trasvase de activos y pasivos
se efectuaría a cualquiera de estas fichas bancarias en España. Sólo
así, aunque resulte paradójico, Caixabank y Sabadell podrían mantener
una filial o sucursal en Cataluña.
Sin protección para los depósitos
Una Cataluña independiente, fuera del euro, no sólo dejaría
sin vías de financiación a Caixabank y Sabadell, sino que dejaría sin
protección a sus clientes. En caso de no trasladar su
estructura jurídico-financiera a un ámbito europeo, sus depositantes, y
no sólo los residentes en Cataluña, sino también los del resto del
Estado, dejarían de estar protegidos por el Fondo de Garantías de Depósitos (FGD).
La actual normativa sólo garantiza hasta 100.000 euros por cuenta y
titular a todos los depositantes de bancos españoles o bancos
extranjeros comunitarios con ficha bancaria en España. Quedan fuera de
esta protección las sucursales de los bancos extranjeros comunitarios y
los bancos extranjeros no comunitarios. En el caso de los primeros, los
depositantes en España quedan cubiertos por el fondo de garantía de su
matriz.
Así sucede, por ejemplo, en el caso de los clientes de ING España,
cuya protección depende del FGD de Holanda. En el caso de los bancos
extranjeros no comunitarios, el depositante queda al socaire de la
legislación de cada país. Esto sucedería en el caso de una entidad
únicamente catalana en una Cataluña independiente.
Los EPA de CAM y Banco de Valencia, en peligro
Esta pérdida de relación con el Fondo de Garantía de Depósitos no afectaría únicamente a los clientes. También a las entidades. El
FGD es la institución que sustenta anualmente las aportaciones que
recibe el Sabadell por el esquema de protección de activos (EPA) de la
CAM.
La factura inicial, calculada por el Banco de España, de
5.500 millones de pérdida esperada de la cartera de préstamos de la CAM
asciende a 31 de diciembre pasado hasta los 8.850 millones en tan solo
tres años, según las cuentas anuales del Fondo de Garantía de Depósitos
(FGD), el organismo que asume el pago del EPA.
Las proyecciones del FGD
para este ejercicio es que aparezca un nuevo agujero, no calculado inicialmente, que puede alcanzar los 1.368 millones.
Estos futuros deterioros tendrían que ser cubiertos en su totalidad por
el Sabadell, en caso de independencia. Actualmente, el FGD cubre el 80%
del deterioro frente al 20% del Sabadell. Según los cálculos del fondo,
el coste del rescate de la CAM puede ascender a 15.809 millones.
En el caso del Banco de Valencia, el FROB se comprometió a asumir,
durante un período de diez años, el 72,5% de las pérdidas que en ese
período experimentara la cartera de pymes y autónomos y de riesgos
contingentes de la entidad catalana, que ascendía a 6.022 millones. Esa
protección ante futuros agujeros en el banco valenciano también quedaría
anulada, según confirman fuentes gubernamentales y jurídicas.
Dependencia interbancaria con el resto de España
El mercado catalán concentra el 20% de los préstamos privados del
sector financiero español, pero únicamente el 16% de los depósitos del
sistema. Su ratio de ‘loan to deposit’ alcanza el 150% frente a la media
del resto de comunidades del 120%, según los analistas de Funcas o Morgan Stanley.
Esto implica que una
parte de los créditos emitidos en Cataluña se financian con los
depósitos del resto de España o la financiación que obtienen las
entidades del BCE. Este gap entre créditos y depósitos en Cataluña
alcanza los 97.000 millones. Una cifra, en caso de
independencia, que tendría que ser cubierta íntegramente en el mercado
catalán.
De hecho, esos 97.000 millones supondrían alrededor del 50% del
PIB de una Cataluña independiente. En caso contrario, la región tendría
que sufrir importantes volúmenes de desapalancamiento, con una alta y
prolongada restricción del crédito, para corregir ese desfase.
Evidentemente, Caixabank y Sabadell son las dos entidades más
afectadas por este gap. El banco presidido por Fainé cuenta con un 32%
de exposición crediticia en Cataluña frente al 31% de la entidad
presidida por Oliú. Sólo en 2015, el Sabadell tiene unos vencimientos de
depósitos por valor de 21.215 millones.
Sin financiación del BCE
Desde fuera de la Unión Europea es imposible el acceso a la liquidez del Eurosistema. Los
bancos extranjeros no comunitarios no tendrían acceso a las operaciones
de política monetaria que generan y distribuyen la liquidez en euros.
Además, la opción de que los bancos catalanes pudieran obtener
financiación o liquidez a través de sus filiales o matrices en la zona
del euro sería muy limitada e insuficiente para satisfacer sus
necesidades de financiación.
Esto obligaría a Caixabank y Sabadell a
devolver todo el dinero captado en las famosas LTRO y TLTRO. Con la
liquidez de las primeras, ambas entidades, como el resto de bancos,
están ayudando a mejorar sus cuentas con la aportación del ‘carry trade’.
Con lo segundo, Caixabank (Sabadell no ha acudido a esta primera ronda)
cuenta otra inyección de 3.000 millones para ganar cuota de mercado en
el mundo empresarial.
La independencia implicaría que ningún activo financiero emitido en
Cataluña podría ser utilizado por las filiales o matrices de los bancos
catalanes como colateral ante el Eurosistema para obtener liquidez o
financiación. Sólo se aceptan estas garantías en caso de pertenecer al
espacio económico europeo.
El calendario de vencimientos del Sabadell en el mercado mayorista alcanza los 12.653 millones para el período 2015-2019.
A junio pasado, últimos datos de la entidad, la posición de liquidez de
la entidad en el Banco Central Europeo se ha reducido hasta los 5.500
millones.
Caixabank, por su parte, tiene unos vencimientos de 13.951 millones en los ejercicios de 2015-2016.
A 30 de junio de 2014, el importe de la liquidez en balance de
Caixabank es de 32.145 millones.
Excede en más de tres veces el
dispuesto en la póliza del Banco Central Europeo (9.000 millones de
euros). En la situación actual, ambas entidades cuentan con la
suficiente liquidez y pueden activar las necesarias palancas en el
mercado para cubrir sin problemas estos vencimientos.
Nueva moneda, devaluación y posición deudora
La separación de España, por tanto de la Unión Europea, como ya ha
alertado Bruselas en algunas ocasiones, implicaría la necesidad para
Cataluña de emitir una moneda propia que tendría que ganarse la
credibilidad en los mercados.
Además, Cataluña nacería con una posición neta deudora frente al exterior,
según defienden documentos internos del Banco de España. De esta
manera, la emisión de la nueva moneda acarrearía inevitablemente una
devaluación frente al euro. Primera implicación: los bancos, empresas y
administraciones públicas de una Cataluña independiente no podrían hacer
frente a sus compromisos de pagos en euros. (...)" (Miguel Alba, Vos Populi)
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