9/7/14

La fabricación masiva de extranjería es una de las consecuencias más dramáticas de cualquier proceso nacionalista

"Este párrafo: «En cuanto a lo de Cataluña, cada día estoy más persuadido de que eso se perdió. No sé lo que saldrá, qué engendro nacerá, pero aquel trozo de tierra ya nunca será como antes.»  (...)

¿Realmente conocimos Félix y yo una Cataluña distinta? ¿O ya somos nosotros los distintos? Pero al fin creo que mi amigo tiene razón. Sí, hubo algo que se perdió. Cataluña quizás tenga una dimensión más confusa, inabarcable. 

Pero creo que es seguro que hubo una Barcelona que se perdió, y que Félix y yo -más él que yo- la conocimos. La ciudad que fue, como tituló FJL su hermoso y verídico libro de memorias. Y también creo que, en efecto, ya nada volverá a ser como antes.  (...)

La lucha está garantizada y llegará, exactamente, hasta el punto que los nacionalistas quieran llegar. Pero esta resolución incuestionable no oculta un fondo de violenta tristeza: la ley ganará el combate, pero aquella Cataluña, ¡libre!, no volverá, al menos en el tiempo de las vidas de los que van a luchar.

La fabricación masiva de extranjería es una de las consecuencias más dramáticas de cualquier proceso nacionalista. Y ya se verifica en Cataluña, con una potencia realmente perturbadora y unos resultados ciertamente paradójicos. 

A los ojos de los que no comparten el proyecto nacionalista Cataluña ha quedado en manos de una suerte de extranjeros morales que han destruido fundamentos preciosos, éticos y estéticos, de lo que hasta ahora había sido la convivencia entre los catalanes. 

Una rara invasión endógena. No pueden ni deben vencer. Pero en lo que pueda tener esta lucha de asunto personal e intransferible nuestra derrota está igualmente garantizada."               (Arcadi Espada, El Mundo, 25/06/2014)

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