"El principio de subsidiariedad que subyace al sistema foral (que lo
que pueda gestionar la Administración más cercana no lo gestione la más
lejana) tiene ventajas y un inconveniente, al menos en el terreno de la
fiscalidad: que el exceso de cercanía entre recaudador y contribuyente
suscite complicidades y pérdidas de neutralidad del gestor público para
las que no resulta difícil encontrar razones de interés territorial.
Sobre todo en tiempos de crisis. El problema se agrava cuando hay
gestores públicos que lo han sido antes de intereses de particulares
influyentes, y volverán a serlo cuando finalice su mandato.
Como parece
ser el caso de la crisis actual de Navarra.
Este mismo mes ha entrado en prisión un antiguo jefe de inspección de
la Hacienda foral de Bizkaia condenado a cuatro años y medio por
beneficiar a 209 contribuyentes. Pero el proceso ha durado casi 12 años. (...)" ( PATXO UNZUETA, EL PAIS 20/02/14, en Fundación para la Libertad)
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