"(...) Antonio Gramsci intentó señalar las vías para superar las
limitaciones del corporativismo obrero del norte con respecto a las
masas campesinas del sur, en sus notas sobre la cuestión meridional, en
el marco de lo que sería el estudio del bloque histórico que dominaba en
Italia a principios del siglo XX.
Hoy, en España los habitantes de
algunos territorios consideran que la solución a los gravísimos
problemas que padecen pasa por separarse del viejo estado nacional
borbónico para negociar un estatus de relación con el centro
imperialista alemán privilegiado con respecto al resto de pueblos que
malviven dentro de la corona de España.
La propuesta de independencia
para Catalunya goza de un gran consenso social en este territorio
gracias al espejismo de que sea posible, mediante la creación de un
nuevo Estado en la Unión Europea, ser tratado como un país centro,
alejándose de ese modo de las miserias del intercambio desigual y del
empobrecimiento progresivo de la periferia 19
.
Es algo lógico: el corporativismo territorial es la primera reacción
de amplias masas de clases medias en proceso de proletarización y de
trabajadores amenazados por el paro, empobrecimiento y la desaparición
del futuro para sus hijos.
El ascensor social no solo se ha parado si no
que ha iniciado un descenso cuyo fin no se adivina. El miedo a la
pobreza, a la inseguridad, a la precarización más absoluta estimula el
corporativismo territorial, la búsqueda de la solución individual o de
grupo, el sálvese quien pueda.
El miedo al hundimiento en el mundo
mediterráneo, considerado globalmente como espacio de la subalternidad,
del subdesarrollo, de la desigualdad, de la pobreza, de la inferioridad
racial, presiden las actuales reacciones de sectores importantes de
nuestras sociedades.
La Unión Europea y el euro han estimulado ese
corporativismo territorial en el seno de los viejos estados nacionales
en declive. Es el divide et impera de los latinos.
Estos
fenómenos estarán vigentes durante un cierto tiempo. Sobre todo en
ausencia de una izquierda social y política que señale el origen de los
problemas, que combata la miseria, el paro, los cierres de empresa, que
señale el verdadero enemigo, que no son los “gandules” del sur, sino el
imperialismo alemán y su arma de destrucción masiva de derechos, el
euro. De una izquierda que de la batalla contra la ideología
“europeísta”, del “progresismo” vinculado a la UE y al euro. (...)" (Joan Tafalla Espai Marx, Rebelión, 14/01/2014)
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