7/2/14

De modo que nada de exigir que se esclarezcan los cientos de crímenes aún sin resolver, de ETA. Lo mismo que pasó con los crímenes franquistas

"(...) Y ahora llega la mala noticia, porque es verdad que ETA ha sido derrotada… pero no es toda la verdad. El terrorismo de ETA tenía como propósito imposibilitar el funcionamiento de la democracia constitucional en el País Vasco y blindar la hegemonía nacionalista a sangre y fuego, aplicando a sus enemigos la teoría de los tres tercios del fascista croata Ante Pavelic: un tercio muertos, un tercio expulsados y el otro, sometidos. 

En ese empeño los etarras sacudieron el árbol, dando la cara brutal, extorsionadora y asesina. Pero otros recogían las nueces, como muy bien aclara Andoni Unzalu Garaigordibil: “Cientos de profesores de universidad, miles de funcionarios de la Administración pública que se sabían blindados e impunes, han utilizado el terror en beneficio propio.

 Para ir creando ámbitos de poder político, para acceder en desigualdad a esos puestos públicos, para tomar el control de EITB… Terroristas de salón que nunca han querido cruzar la frontera del riesgo, pero que han sido la voz pública del terrorismo en Euskadi. Y lo han hecho en beneficio propio” (Terroristas de salón, enero de 2014, El Diario Vasco). 

Son los ahora empeñados, junto a personas de mejor voluntad y peor información, en el torticeramente llamado proceso de paz. Consiste en diluir la responsabilidad específicamente antidemocrática del terrorismo en la mermelada semántica del conflicto y las violaciones generales de derechos humanos, con el propósito de no renunciar al ventajismo político que consolidaron gracias a él. 

Y para ello cuentan con el apoyo de los partidos nacionalistas, la ambivalencia culpable de los socialistas y ocasionales debilidades de los populares vascos, que no quieren verse aislados y tener a todos contra ellos. La doctrina de fondo es que como ETA ya no es peligrosa, ahora la amenaza consiste en la intransigencia de Rajoy, de Madrid, de España. 

Ahora sí, ya sin mala conciencia, prietas las filas: ¡Sabino y cierra Euskadi! Esto se lo callan los que abogan por hacer pedagogía, como si fuese pedagógico el ocultamiento sectario de la realidad.

De modo que nada de exigir que se esclarezcan los cientos de crímenes aún sin resolver, ni la financiación del terrorismo (antes sabremos de dónde sacó el dinero Bárcenas que ETA).

 Los presos deben ser acercados a Euskadi y después excarcelados porque, como ha dicho el exconsejero de Justicia Joseba Azkárraga, cuando desaparezca ETA ya no debe haber etarras en prisión, por mucho que hayan matado. Por lo visto los asesinatos le parecen actos de guerra que deben quedar cancelados al acabar la contienda…

Frente a esta dejación solo se invoca el respeto a las víctimas, como si hubiera que tener carnet de víctima para deplorar que quienes practicaron o dieron cobertura al terrorismo sean los usufructuarios de su cese. 

Las víctimas reclaman como es de justicia el castigo del daño cometido, pero todos los ciudadanos debemos implicarnos en impedir el daño presente y futuro que acarrea aceptar la exculpación de ETA y la culpabilización del Estado y de quienes colaboraron con él contra la banda. (...)"             (FERNANDO SAVATER, EL PAIS 04/02/14, en Fundación para la Libertad)

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