4/10/13

La catalana era la sociedad más avanzada de España... y luego Pujol consiguió comprarlo todo

"(...) ¿Cómo ve la situación política catalana?

Artur Mas se metió en un lío muy por encima de sus posibilidades. Los grupos de asesores están estudiando ya cómo salir de este berenjenal. Felipe González se había metido en el lío del referendum de la OTAN, pero ahí era ganar o perder. Esto es mucho más complicado. 

Tienes que convocar un referéndum pero al mismo tiempo explicar que no convocas un referéndum porque la base social y política sobre la cual se apoya Convergència no es partidaria de un referéndum. Menos partidaria aún de ganarlo, porque no quieren la independencia. Es decir, tienes que convocar un referéndum y perderlo. Es una cosa realmente absurda.

Para usted Cataluña ha pasado de ser un oasis a un infierno. ¿Qué le llevó a cambiar de idea?

El deterioro de la vida completa. La decadencia se nota. Hasta en las cosas más sencillas. Y en la clase política. Aquí hay la pregunta del millón: ¿la clase política española es más corrupta o menos corrupta que la italiana? Y todos responden que no, que nuestra clase política no es como la italiana. 

Es absolutamente igual, con la diferencia además de que en Italia hay recursos y tradición y vida cultural que puede sobrevivir. En Italia hay una sociedad civil. Se sabe que el Estado es un tramposo al cual hay que estafar como se puede, pero, independientemente de esto, veo algo. Aquí no.

Pero no hay solo esto.

Luego está el deterioro de esta sociedad. Esta era la sociedad más avanzada de España, sin lugar a dudas. Ahora no lo es. Me pondrías en un aprieto si tuviera que decirte cuál es, porque no la hay. Sencillamente se acabó. Esta es una sociedad que se acabó. La sociedad española dio un triple salto mortal sin red y se rompió el espinazo. Y la catalana igual que la española. O más. 

Lo que pasa es que aquí hay una capacidad de cinismo más alto. Aquí te pueden decir del aeropuerto que han construido en Castellón. ¿Y eso que hay en Lleida? Todos hicieron lo mismo. El país era rico. No se sabía muy bien por qué. Esta sociedad se ha ido deteriorando muchísimo con una clase política que sigue manteniéndose exactamente igual.

¿Le decepcionó Cataluña porque estaba esperanzado con ella?

Quizás incluso por razones biográficas. Mi ciudad es Madrid, aunque nací en Oviedo. A mí me tocó el Madrid malo, el Madrid del franquismo. Cuando vengo aquí, todo estaba muy bien. La verdad es que uno no ha tenido mucha suerte. En el año 1992 es el final de la escapada. A partir de allí empieza la quiebra. Y la frivolidad. 

Hay una anécdota que explica muy bien todo esto. Hace unos años fui a Sicilia y a la vuelta aproveché para hacer una serie sobre Sicilia y sobre escritores sicilianos. Pues el personaje más importante en este momento de la cultura catalana hizo una carta pública pidiendo que, después de este despliegue sobre la literatura siciliana, hiciera otra cosa igual sobre la moderna literatura catalana. Esta gente se ha vuelto loca. Yo no dije nada. ¿Qué le iba a decir?

¿Esto no existía antes?

¡Qué va! El pujolismo fue mortal. Aquí la compra del personal ha sido la táctica pujolista por excelencia. Aquí se ha comprado a gente, se ha comprado a todo. Y además a un precio de saldo. La izquierda, sobre todo. No me canso de decirlo, el 1976-1977 aquí fueron los mejores años. 

No había ningún lugar de España con la fuerza, el dinamismo, el giro social y político que había en Cataluña. En tres años lo liquidaron. El PSUC se suicidó en un año. Fue todo muy rápido. Y luego Pujol consiguió comprarlo todo. Una cosa muy divertida son los mitos de este país.

¿Por ejemplo?

Fíjate, vas a la Plaça Sant Jaume y está la izquierda en el Ayuntamiento y la derecha en la Generalitat. Bueno, ahora ya no. Era mentira. Eran todos iguales. Sencillamente era un comedero. Se repartían los beneficios y así funcionó todo.

¿Eso no pasó también en otras realidades de España?

Sin esa soberbia del “somos los mejores”. (...)"                  (Entrevista a Gregorio Morán, Steven Forti, Atlántica XXII, Rebelión, 27/09/2013)

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