Antonio Gramsci, en Italia, uno de los analistas más importantes que han existido en Europa de cómo el poder se reproduce en las sociedades, subrayó con gran agudeza la función ocultadora de los símbolos de la patria para defender los intereses de las clases dirigentes. (...)
¿Qué es patriotismo?
Pero, independientemente de las muchas
maneras mediante las que tal concepto y sentimientos puedan definirse,
sí que debería haber un componente que coincidiera en todas las
definiciones posibles. Y éste es que el amor a la patria debería incluir
amor a la ciudadanía de la entidad así definida.
No se puede amar a
España (o a Catalunya) sin estar dedicado al bienestar de la población
que constituye tal país (España y/o Catalunya). Y, puesto que la mayoría
de la población pertenece a las clases populares, un indicador de
patriotismo debería incluir como elemento definitorio el compromiso y
dedicación a la mejora del bienestar de las clases populares.
No se puede amar a España (y a Catalunya) sin este compromiso, pues de lo contrario se tiene una visión excesivamente esencialista, casi mística, de lo que es la patria, una concepción poco coherente con la vida real de las personas.
En realidad, si la definición de patriotismo no incluye un compromiso por mejorar la vida y bienestar de la mayoría de la población, entonces hay que sospechar que el concepto de patriotismo está siendo utilizado, confundiendo los intereses de la patria con los de un sector minoritario de la población.
No se puede amar a España (y a Catalunya) sin este compromiso, pues de lo contrario se tiene una visión excesivamente esencialista, casi mística, de lo que es la patria, una concepción poco coherente con la vida real de las personas.
En realidad, si la definición de patriotismo no incluye un compromiso por mejorar la vida y bienestar de la mayoría de la población, entonces hay que sospechar que el concepto de patriotismo está siendo utilizado, confundiendo los intereses de la patria con los de un sector minoritario de la población.
Parecería, pues, razonable aceptar,
incluso por las derechas, que un elemento común de tal patriotismo fuera
la dedicación de las fuerzas patrióticas al bienestar del pueblo, que
en términos cuantitativos, serían las clases populares, clases populares
que en cualquier país incluyen las clases trabajadores y las clases
medias de renta media y baja. (...)
¿Son patriotas las fuerzas que se autodefinen como tales?
Pues bien, tal dedicación puede
evaluarse incluso numéricamente. Como decía Mark Twain, el amor no puede
cuantificarse, pero sus consecuencias sí. Veamos, pues, los datos.
En aquellos países de Europa donde las derechas (que se autodefinen como las fuerzas patrióticas) han tenido más poder históricamente, tales como el Sur de Europa (España, Grecia y Portugal), el nivel de desarrollo económico, social y político ha sido el más bajo de la Unión Europea. Los datos son abrumadores.
Tanto el PIB per cápita como el gasto público social per cápita, o el número de recursos públicos (desde transferencias públicas, como pensiones, hasta servicios públicos, como sanidad y educación, que contribuyen enormemente al bienestar y calidad de vida de las clases populares) han sido, y continúan siendo, los más bajos de la UE-15.
Es también en estos países donde los ingresos al Estado son los más bajos, donde la política fiscal es más regresiva y menos redistributiva, donde hay más fraude fiscal y donde hay mayores desigualdades y concentración de la riqueza.
Estos datos permiten, entonces, hacerse
la pregunta ¿dónde está el amor a España de los súper patriotas
españoles? Su compromiso con el bienestar de la población parece estar
muy sesgado hacia ciertos grupos y clases sociales, a costa de los
intereses de la mayoría de sus poblaciones. La evidencia de ello es
abrumadora. (...)En aquellos países de Europa donde las derechas (que se autodefinen como las fuerzas patrióticas) han tenido más poder históricamente, tales como el Sur de Europa (España, Grecia y Portugal), el nivel de desarrollo económico, social y político ha sido el más bajo de la Unión Europea. Los datos son abrumadores.
Tanto el PIB per cápita como el gasto público social per cápita, o el número de recursos públicos (desde transferencias públicas, como pensiones, hasta servicios públicos, como sanidad y educación, que contribuyen enormemente al bienestar y calidad de vida de las clases populares) han sido, y continúan siendo, los más bajos de la UE-15.
Es también en estos países donde los ingresos al Estado son los más bajos, donde la política fiscal es más regresiva y menos redistributiva, donde hay más fraude fiscal y donde hay mayores desigualdades y concentración de la riqueza.
¿Dónde estaba y dónde está ahora el amor a España de los supuestamente patriotas?
Esto podría también preguntarse hoy al
gobierno de derechas español, que está llevando a cabo el ataque (y no
hay otra manera de definirlo) más feroz al bienestar de las clases
populares. Hoy se están haciendo reformas que afectan muy, pero que muy
negativamente al bienestar de la población, y muy en particular de las
clases populares.
La evidencia de ello es contundente. Nunca antes en el periodo democrático, el ya insuficientemente financiado Estado del Bienestar español ha estado bajo un ataque tan frontal. Y este ataque se está haciendo para el beneficio de los mismos intereses económicos de siempre: el capital financiero español y el mundo empresarial de las grandes corporaciones, a costa del bienestar de todos los demás. De nuevo, la evidencia de ello es robusta y convincente.
La evidencia de ello es contundente. Nunca antes en el periodo democrático, el ya insuficientemente financiado Estado del Bienestar español ha estado bajo un ataque tan frontal. Y este ataque se está haciendo para el beneficio de los mismos intereses económicos de siempre: el capital financiero español y el mundo empresarial de las grandes corporaciones, a costa del bienestar de todos los demás. De nuevo, la evidencia de ello es robusta y convincente.
Y todo ello se hace justificándose con
la necesidad de aplicar tales políticas de austeridad que son –según el
establishment español- las únicas posibles, lo cual es fácil de
demostrar que no es cierto.
Podrían aplicarse otras que no afectarían a los intereses de las clases populares, afectando, en cambio, a los intereses de los grupos que, de nuevo, se presentan como superpatriotas, defensores de España. Esta desfachatez (y no hay otra manera de definirlo) se hace violando la soberanía de la Patria que dicen amar tanto, obedeciendo dócilmente al gobierno alemán, como lo hicieron también en los años treinta. Es la repetición de la historia.
Ahora, como entonces, los superpatriotas utilizaron la bandera para defender sus intereses de clase. Así de claro. Y haciéndolo así están traicionando, una vez más, al pueblo español." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 15 de noviembre de 2012, en www.vnavarro.org, 15/11/2012)
Podrían aplicarse otras que no afectarían a los intereses de las clases populares, afectando, en cambio, a los intereses de los grupos que, de nuevo, se presentan como superpatriotas, defensores de España. Esta desfachatez (y no hay otra manera de definirlo) se hace violando la soberanía de la Patria que dicen amar tanto, obedeciendo dócilmente al gobierno alemán, como lo hicieron también en los años treinta. Es la repetición de la historia.
Ahora, como entonces, los superpatriotas utilizaron la bandera para defender sus intereses de clase. Así de claro. Y haciéndolo así están traicionando, una vez más, al pueblo español." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 15 de noviembre de 2012, en www.vnavarro.org, 15/11/2012)
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