"Que la independencia de Cataluña es viable, en comparación con los
estados más pequeños de Europa (Estonia, Letonia, Lituania, Luxemburgo,
Chipre, Malta ...), está seguramente fuera de duda, como lo está la
importancia del catalán para ser lengua oficial en Europa en relación
con las lenguas de los países citados. Ahora bien, quien piense que la
independencia puede ser la solución a todos los males, seguramente se
equivoca.
Es cierto que la balanza fiscal entre Cataluña y España es muy
desfavorable para la primera, pero no podemos ignorar que la balanza
comercial le es mucho más favorable, pues buena parte de los productos y
servicios que se producen en las empresas catalanas se venden en el
resto del estado. La solidaridad entre los pueblos tiene, evidentemente,
un límite, pero no por ello debemos caer en un egoísmo excluyente.
Ni
siquiera la propia lengua tiene el futuro absolutamente garantizado en
un estado independiente, como podemos ver en el caso del gaélico o
irlandés, noventa años después de la independencia de Irlanda respecto
al Reino Unido.
En cierto modo, decir que "España nos roba", es
equivalente a decir de la UE roba a Alemania, los Países Bajos o Suecia,
que aportan mucho más de lo que reciben de la Unión, pero que en cambio
se benefician ampliamente a nivel exportaciones y de instalación de
empresas en los países menos ricos de la Unión Europea.
Tampoco es justo
que campañas como la de "no quiero pagar" se hayan limitado a las
autopistas de peaje del Estado, cuando las de la Generalitat son igual
de costosas para los usuarios, por no hablar de la grave injusticia del
euro por receta que ha impuesto el gobierno de CiU. Además, pensar que
una Cataluña independiente dentro de una Europa dirigida por Alemania,
Francia y el Reino Unido, bajo los principios del Tratado de Maastrich,
puede tener una plena soberanía es de una considerable ingenuidad.
Por
nombre hablar de la posibilidad, no descartada por sectores cercanos al
actual gobierno catalán, de que la Catalunya independiente pudiera
llegar a ser una monarquía, incluso compartida con la corona española,
una opción que no deja de ser absolutamente esperpéntica.
Es
evidente que Cataluña no es un todo uniforme, pues la Cataluña más
metropolitana, especialmente las comarcas más próximas a Barcelona, y la
Cataluña interior, son muy diferentes y, como es bien conocido, más de
la mitad del conjunto de la población es de origen inmigrante.
También
es cierto que para hablar de un estado federal hace falta que el
federalismo sea ampliamente aceptado por el resto de la hipotética
federación, cosa que actualmente está muy lejos de ser una realidad,
pero soy de la opinión que aún hoy podemos trabajar por una República
federal, sin jefes de estado hereditarios, con igualdad de derechos
entre sus pueblos y sus lenguas y, no lo olvidemos, con derechos
sociales para todos.
Dejando claro, también, que somos los catalanes de
origen y de adopción, los que tenemos que decidir libremente nuestro
futuro." (Jordi Córdoba , Rebelión, 30/10/2012)
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