28/10/12

Hoy Catalunya soporta más paro, más recortes y más deuda que cuando Artur Mas llegó a la presidencia de la Generalitat. De lo que se trata ahora es de que nadie le pida cuentas por ello

"No puede caber duda alguna de que la decisión de Artur Mas de adelantar las elecciones tiene mucho más que ver con razones de conveniencia partidista que con cualquier otra consideración. ¿Tenía sentido para Mas prolongar la vida de un gobierno que ha fracasado estrepitosamente? No.

 ¿Había algún motivo para pensar que la crisis económica y su duro impacto social iban a atenuarse en los próximos dos años? Lamentablemente, no. Esa es la principal razón de la convocatoria anticipada de las elecciones en Catalunya. 

Sólo así se explica la perentoria reivindicación de concierto económico en una única cita en La Moncloa, condenada de antemano al fracaso en un momento en que la situación financiera de España no permite mucho más que el pago de los intereses de la deuda. Mientras el president Mas decía que iba a Madrid, en busca de la llave de la caja, lo que de verdad quería era la llave para convocar las elecciones.

 Y Rajoy se la brindó sin pestañear, sin ni siquiera amagar con una negociación que en todo caso deberá producirse el año que viene, cuando venza el acuerdo de financiación 2009-2013. Para eso sirvió la reunión monclovita, para escenificar un desacuerdo cantado que iba a justificar un adelanto electoral del que CiU pretende sacar partido (y nunca mejor dicho).

Artur Mas ha fracasado rotundamente en los tres objetivos que se fijó para esta legislatura: reactivar la economía (incluso se comprometió a reducir el paro a la mitad), defender las políticas sociales (objeto de recortes que han afectado significativamente a la sanidad y la educación públicas) y obtener el pacto fiscal (con el éxito antes  escrito).

 Hoy Catalunya soporta más paro, más recortes y más deuda que cuando Artur Mas llegó a la presidencia de la Generalitat. De lo que se trata ahora es de que nadie le pida cuentas por ello. (...)

Al convertir unas elecciones al Parlament de Catalunya en un plebiscito sobre la independencia, se pretende impedir que se juzgue la pésima gestión de CiU, eliminar cualquier referencia a cómo salir de la crisis y a la propia cuestión social. Al parecer no importa que el 29,5 % de la población catalana (2.224.800 personas) esté en situación de exclusión social y en riesgo de pobreza.

De lo que se trata es de minimizar la cuestión sobre la orientación ideológica del futuro gobierno, que no importe si será de izquierdas o de derechas, convirtiendo en lo único importante el tamaño de la bandera que enarbole. Ésa es la verdadera intención del viraje estratégico de Artur Mas."           (Miquel Iceta, El Siglo, 21/10/2012)

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