"El otro concepto es todavía más importante, porque dice que a veces hay que vulnerar derechos individuales en favor de los derechos colectivos.
Alicia [Sánchez-Camacho] no tiene derecho a escolarizar a su hijo en castellano porque la inmersión lingüística es un bien superior. Exactamente el contrario de lo que nos dicen los españoles: son las personas, no las lenguas, las que tienen derechos; y las tierras no tienen lenguas.
¿Ah, no? Nosotros -y es un nosotros muy compartido por todo el mundo- contestamos: la cohesión social se hace en torno a la lengua propia de la comunidad, o la comunidad desaparece.
El PP ha ido atacando la comunidad lingüística catalana desde la periferia, pero ahora, con un cestillo de votos, también en Cataluña. Nos hace más pequeño el mercado cultural, que quiere decir que nos resta prestigio, negocio e imaginario. Nos debilita. Nos humilla.
¿Por qué tanto esfuerzo? Porque el estado autonómico del café para todos pretendía diluir Cataluña. Españolizarnos. ¿Y qué forma más evidente de hacerlo que conseguir que, de Figueras a Guardamar, todo el mundo hable la lengua de Querétaro?" (lavozdebarcelona.com, 30/06/2011)
Comentario:
¿Es humillante para Cataluña el hecho de que unos padres castellanohablantes pidan que su hijo reciba la enseñanza en dos lenguas, en su materno castellano, y en catalán? En una escuela en la que todos sus profesores hablan perfectamente ambas lenguas, lo es.
Porque, ¿No es humillante para ese niño, para sus derechos individuales, no escribir poesías escolares en castellano? En el idioma que conocen perfectamente sus profesores. Pues lo es, evidentemente. Toda discriminación humilla. Y ese niño es discriminado por lengua.
Lógicamente un padre rumano no puede pedir que su hijo reciba enseñanza en su lengua materna, porque ninguno de los profesores lo habla. Es imposible. Por tanto, no existe discriminación de unos profesores hacia ese niño rumano.
Como en París un niño español no puede exigir que se le enseñe en español, porque lo mismo. Los profesores franceses no lo hablan.
En cambio, en Suecia, un niño español podría pedir que se le enseñe en inglés, porque todos sus profesores suecos lo hablan.
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