1/12/20

Albert Soler: ¿Creen que los empresarios detenidos son patriotas que regalan el dinero para la causa? De lo que se trata es, como la mafia, de hacer favores a cambio de favores, yo hoy te doy dinero para que juegues a republiqueta, y tu mañana me das un contrato. No es nada personal, son negocios, y los jueces deberían ser comprensivos con los patriotas catalanes

 "¿Creen que los empresarios detenidos son patriotas que regalan el dinero para la causa? Poco conocen ustedes el carácter catalán, aquí no se da nada, todos estos venderían a su madre por un billete de tres euros. 

De lo que se trata es, como la mafia, de hacer favores a cambio de favores, yo hoy te doy dinero para que juegues a republiqueta, y tu mañana me das un contrato. No es nada personal, son negocios, y los jueces deberían ser comprensivos con los patriotas catalanes, de hecho no son peligrosos, basta de hacerles una buena contraoferta para que traicionen sus propios hijos, no digamos a un Vivales que vive en Waterloo. 

 En Cataluña hay una sola forma de patriotismo y no es de color amarillo, sino del verde de los billetes de cien euros. Observando la pinta de los que han salido a la luz ya se ve que, si son oprimidos, es sólo de tamaño de pantalones y de cartera, ambas a reventar.

 Saben perfectamente, estos filántropos lacistas, que la republiqueta no llegará y que su dinero sirven sólo para que el Vivales viva bien. Lo saben y no les importa. La donación es útil, eso sí, para que uno se haga el importante en el restaurante de cinco tenedores, todo bajando la voz y soltando los comensales que regaló unos miles de euros a la causa y tuvo una urna escondida debajo de la cama . Hacer de patriota es como ir a la cama con Ava Gardner: si después no lo puedes explicar, no vale la pena.

 La importancia del dinero donado es que volverán multiplicados, y que para que vuelvan no hay que esperar ninguna republiqueta, basta con una autonomía, varias diputaciones y un pilón de ayuntamientos, entidades dispuestas todas ellas a hacer favores a los patriotas ahora detenidos . 

Ni siquiera es necesario hablar explícitamente, entre caballeros todo queda sobreentendido, y un catalán sabe siempre que quien le regala dinero espera algo a cambio. Algo tangible, nada de republiqueta. Una recalificación, un contrato, una obra pública, un cargo para el heredero, en fin, ya se verá, si es necesario nos inventamos una agencia espacial, allí sí que se podrán repartir dinero. 

 Si en otras culturas chocar las manos es suficiente para quedar de acuerdo, en la catalana basta depositar un fajo de billetes en el bolsillo del otro. El lema es: no preguntes qué puede hacer el proceso por ti, pregunta qué beneficio puedes sacar.

 El lacismo es eso, una forma de vida. De buena vida. Es cierto que aún quedan lacistas de morralla, los que se quedan sin salir a comer fuera con la familia para poder comprar la camiseta anual de la ANC, o de los que engordan la hucha de la caja de resistencia cuando lo pida el amo. 

 Y está bien que existan, ya que sin estos que al final ni tocarán dinero ni verán la republiqueta ni nada, los otros, los que de verdad saldrán ganando, no podrían existir. 

 Para que haya una élite que haga fortuna gracias a una ilusión colectiva, ésta debe ser colectiva, y perdonen la redundancia. Es necesario que una multitud sea engañada para que unos cuantos hagan dinero. A los de la morralla, basta decirles que se pongan lacitos amarillos en el pecho, así se crean patriotas, con ello les basta, el dinero tampoco sabrían cómo gastarlos, pobres desgraciados.

Que el proceso es un modus vivendi, lo saben en Barcelona, ​​lo saben en Waterloo y lo saben en Lledoners, donde no lo saben es en casa de los que ponen lacitos en el balcón pensando que así son patriotas y no son más que tontos. Útiles, pero bobos."             
     (Albert Soler, Diari de Girona, 29/10/20)

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