"Ex-secretaria general de la Federación Local de Barcelona de la CGT,
habla del sindicato que convocó la huelga general “de país” para
protestar contra la represión del 1 de octubre del 2017 y de sus
complicadas relaciones con el “Procés”.
Usted participó activamente en la huelga general del 2012,
donde incluso fue encarcelada por protagonizar un acto de protesta
simbólico. Desde entonces no se han vuelto a ver huelgas generales en
sentido estricto: ha habido huelgas generales feministas y
huelgas generales “de país”, promovidas por el independentismo. ¿Es que
no hay motivos para una huelga general que sea general? ¿O es que los
conceptos “género” e “identidad nacional” han sustituido el concepto
“clase social”?
Claro que hay motivos. Una de nuestras preocupaciones es como la
situación política está alejando a la gente de la lucha en las calles. O
más exactamente, como la está atrayendo por unos motivos concretos y
como la está alejando por otros. De hecho, esto ya pasó con el 15-M:
entonces vimos como la política, o la organización desde el espacio
político, sacó a la gente de las calles. Y esto, desde el ámbito del
anarcosindicalismo, lo vivimos con preocupación.
Porque, de acuerdo, hay
motivos de sobra para convocar jornadas de huelga que tengan un
contexto social, pero también, evidentemente, laboral: la precariedad es
cada vez más grande y la explotación se ha convertido en un hecho tan
cotidiano, que los jóvenes la asumen con normalidad. Y esta situación
“identitaria” o “de país” lo que está haciendo es alejar a las personas
de la verdadera lucha. Y alejando a los sindicatos (o eso se pretende)
de la acción directa en las calles. La gente, en general, está más
entretenida viviendo esta aventura identitaria que combatiendo los
verdaderos problemas.
El independentismo tiene una ideología, unas ideas
concretas, pero no olvidemos que seguimos sufriendo los mismos males.
Entonces se aparcan, se dejan de lado, como si lo realmente importante
fuera defender una bandera o un concepto de país. Fíjate: el motivo por
el cual salimos a la calle el 2012, la reforma laboral, todavía está
ahí. Y aún sufrimos las consecuencias. Se han vivido momentos
espectaculares de lucha de la clase trabajadora en la calle, pero se han
ido perdiendo en el tiempo porque siempre ha habido incursiones de la
política que nos separan de la verdadera revolución social. Y esto es
una contradicción y una problemática que también vivimos a la CGT.
Hablando de contradicciones, ¿no le parece incongruente que un sindicato anarquista, cuya ideología pretende, en teoría, la destrucción del Estado, convocara el día 3 de octubre del 2017 una huelga general “de país” promovida por sectores que, precisamente, aspiran a crear un nuevo Estado, incluyendo (hecho insólito) el poder político, la Generalitat?
Hablando de contradicciones, ¿no le parece incongruente que un sindicato anarquista, cuya ideología pretende, en teoría, la destrucción del Estado, convocara el día 3 de octubre del 2017 una huelga general “de país” promovida por sectores que, precisamente, aspiran a crear un nuevo Estado, incluyendo (hecho insólito) el poder político, la Generalitat?
Es incongruente… y absolutamente criticable. Tengo que decir que esta convocatoria de huelga no fue resultado de nuestro normal funcionamiento orgánico, es decir, no fue votada en las asambleas de afiliados y afiliadas de la CGT. La huelga se convocó porque una parte del sindicato, en un órgano o ente concreto, consideró que era necesario. Esto es una contradicción importante que estamos viviendo en nuestra organización, obviamente.
Algunos y algunas –yo entre ellas– defendemos
una CGT absolutamente autónoma de cualquier presión o movimiento
políticos. Y rechazo totalmente que estos movimientos externos –y a
veces internos– hagan que tomemos decisiones al margen de nuestro normal
funcionamiento orgánico, que nos marquen los tiempos o que pongan la
organización a disposición de una causa concreta, que evidentemente creo
que no es la nuestra.
Y que conviertan una herramienta tan poderosa
cómo es la huelga general en una simple “cobertura legal” para
manifestarse en la calle. Este es un problema importante que tenemos
en la CGT. Yo quiero un sindicato anarcosindicalista, alejado
absolutamente de cualquier presión política y, en todo caso, quiero que
sean los afiliados y afiliadas de la CGT quienes tomen las decisiones.
Que sea nuestro debate interno y no que otros nos marquen el camino a
seguir.
Por lo que veo, el proceso ha hecho con la CGT lo mismo que con el resto del país: dividirla en dos almas. ¿Cuál de ellas predomina ahora?
Por lo que veo, el proceso ha hecho con la CGT lo mismo que con el resto del país: dividirla en dos almas. ¿Cuál de ellas predomina ahora?
Es difícil decirlo. Sobre todo porque realmente no hemos tenido un
verdadero debate. Hay una parte importante de la organización que
defiende o pretende que nuestros ritmos vengan marcados por una
situación política concreta. Yo respeto –como no podía ser de otra
manera– todas las ideas, pero me gustaría que en nuestra organización
también se respetara nuestro funcionamiento orgánico, nuestras maneras
de trabajar y de tomar decisiones. Y lo que más me molesta es, no que
algunas personas estén en la CGT, sino que “entren” en ella como camino
más directo para realizar una actividad política. Esto lo rechazo
totalmente.
¿Me está diciendo que hay “entrismo” en la CGT por parte del independentismo, el cual, con esta táctica, pretende hacerse con su control para aprovechar su estructura, experiencia y fuerza para sus propios fines?
¿Me está diciendo que hay “entrismo” en la CGT por parte del independentismo, el cual, con esta táctica, pretende hacerse con su control para aprovechar su estructura, experiencia y fuerza para sus propios fines?
Sí, así lo creo. La sociedad es muy rica y diversa, y en nuestro
sindicato hay suficiente espacio para que todo el mundo se encuentre
cómodo militando, trabajando o actuando en ámbitos concretos. Pero
lo que a mí nunca se me ocurriría sería desembarcar en un partido
político para intentar cambiarlo. Si no comulgo con tu ideología,
simplemente no me introduzco en tu espacio.
Y busco otra organización
donde me sienta cómoda, pero sobre todo respetando esta organización. Es
cierto que no podemos ser ajenos a lo que pasa, a la realidad. Pero en
todo caso ha de ser la propia CGT quién ha de decidir cómo actuar en
cada momento. Lo que no podemos hacer es ceder nuestra organización,
nuestra gente, nuestra ideología, a unos movimientos que no son los
nuestros.
¿Hay una postura oficial de la CGT respecto al proceso?
¿Hay una postura oficial de la CGT respecto al proceso?
Ya se lo he dicho, el tema no se ha debatido realmente. Lo que hay son
posicionamientos velados. Incluso observas, a veces, a compañeros que
dicen una cosa, escriben otra y hacen lo contrario. Pero no hay una
postura concreta y soy de las que entiende que no debería haber ninguna.
Básicamente porque es un tema que no es de nuestra competencia, que no
pertenece en nuestro espacio.
Otra cosa es que lo vivamos, que
observemos, porque existe y nos afecta. No podemos vivir en una burbuja.
También hay afiliados que militan en partidos políticos y que incluso
se presentan a candidaturas políticas. Esto es una realidad. Y de esta
cuestión sí que hablamos y debatimos, porque nuestros Estatutos
contemplan la imposibilidad de que un afiliado que se presenta como
candidato político pueda ocupar un cargo de gestión en el sindicato. (...)
La pregunta es obligada: ¿ para cuándo una huelga general-general ?
Espero que lo antes posible! [ríe]."
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