"A raíz de unas recientes declaraciones del economista francés Thomas
Piketty, quien aseguró que “el apoyo a la independencia proviene de
manera espectacular de las categorías más favorecidas y, en concreto, de las rentas más altas», ha surgido un acalorado debate en torno a las características de la base social del independentismo catalán.
Este debate se enmarca en un contexto de crecimiento del nacionalismo
a nivel mundial y de una creciente necesidad de explicar este fenómeno,
ya sea a través de factores económicos/redistributivos o de factores
culturales/identitarios. En el caso catalán, hay quienes sostienen que
el principal motor del secesionismo es la identidad cultural/nacional, lubricado por un Gobierno central miope tras la sentencia del Estatut
en 2010, pero que en todo caso sería un movimiento transversal en
términos de clase social.
En este artículo presentamos un análisis
basado en tres bases de datos que trata de esclarecer dicha relación y
comprobar si, efectivamente, la afirmación de Piketty se sostiene, o si,
por el contrario, no hay relación alguna entre clase social, renta e
independentismo.
En primer lugar, analizamos la relación entre el voto a partidos
independentistas (JxCat, ERC y CUP) en Cataluña con el nivel de renta per cápita a nivel municipal utilizando los datos oficiales de las pasadas elecciones generales de noviembre de 2019. (...) a mayor renta per cápita, mayor es el porcentaje agregado de
votos a partidos independentistas.
En municipios con las rentas medias
más bajas, como pueden ser los tarraconenses de Deltebre o Alcanar, el
porcentaje de voto a estos partidos queda claramente por debajo de la
media. A medida que incrementa la renta media del municipio (por
ejemplo, los de la provincia de Girona como Fornells de la Selva o Sant
Gregori), también aumenta el voto medio a partidos independentistas, con
una diferencia de más de cuatro puntos porcentuales.
Aunque en municipios más ricos encontremos más voto a partidos
independentistas que en municipios pobres, ello no significa que el voto
independentista esté necesariamente relacionado con los mayores
ingresos o con las clases aventajadas a nivel individual, ya que
podríamos estar observando lo que en Ciencia Política se conoce como una
falacia ecológica: los individuos con menores ingresos y más
desaventajados en los municipios más ricos podrían ser más propensos a
votar partidos independentistas. Para desentrañar si efectivamente el
efecto existe a nivel individual, es decir, si son aquellos individuos
con más ingresos quienes votan a partidos independentistas, debemos
recurrir a datos de encuestas.
Con los agregados de los barómetros del CEO (el barómetro oficial de
Cataluña, con una muestra de más de 26.000 personas desde 2014 a 2019),
el segundo gráfico nos muestra el porcentaje de los que se declaran
independentistas (¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado independiente?) por cada categoría de ingresos familiares (en el CEO sólo hay estos ingresos y no los personales).
La relación que vemos a nivel individual corrobora lo que
observábamos a nivel agregado: el independentismo está
sobre-representado en las categorías de mayor renta. De hecho, a
partir de 1.800 euros al mes encontramos una sobre-representación del
independentismo en todos los tramos. Estos datos nos dejan un mensaje
claro: más ricos, más independentistas. Sin embargo, como reza el conocido dicho estadístico, ‘correlación no es causalidad’, así que vamos a ver si la pela es la pela o el apoyo al independentismo es una cuestión meramente identitaria.
Para ello, vamos a analizar el apoyo al independentismo teniendo en
cuenta una serie de factores que pueden explicar tanto el nivel de
ingresos como el apoyo a la independencia. Entre ellos, los sospechosos habituales
son la edad, el género, el hábitat geográfico y, sobre todo, el origen
regional familiar: por ejemplo, si la familia del encuestado es de
orígenes catalanes o de otras comunidades autónomas.
El origen familiar es un factor determinante a la hora de explicar el
apoyo al secesionismo debido a cuestiones identitarias (v.g. lengua
hablada en la familia, sentimiento de pertenencia). Por tanto, tenemos
en cuenta si uno o ambos progenitores han nacido en Cataluña o en el
resto de comunidades autónomas. Si en el modelo añadimos, además, la
identidad del individuo (v.g. nacido en Cataluña o fuera), el resultado
es el mismo.
En cualquier caso, no deberíamos esperar un vínculo entre el origen
regional familiar y el estatus socioeconómico de los hijos (a través del
sentimiento identitario). Es decir, el crecer en una familia que se
sienta española y compartir esta identidad no debería estar relacionado
con los estudios, la ocupación o el sueldo, a no ser que hubiera
discriminación según la ideología o la lengua en el mercado de trabajo
catalán.
El Gráfico 3 nos muestra la relación entre ingresos familiares
mensuales y la probabilidad de ser independentista. Observamos que,
incluso controlando por origen regional, la relación de la renta con el
independentismo es sólida: la probabilidad de ser
independentista es más alta que la media (50%) entre los tramos de 2.000
a 5.000 euros al mes (hasta casi un 60%), y es más baja en los tramos más pobres (un 40%) entre ningún tipo de ingresos y 1.800 euros.
Sólo en los dos tramos de ingresos más altos (5.000/6.000 euros y más
de 6.000 euros) no encontramos una diferencia estadísticamente
significativa con respecto a la media (pero sí con los tramos más
pobres), lo que sugiere que en estos tramos más ricos el apoyo al
independentismo puede ser más moderado.
Hay que tener en cuenta que,
como muestran las barras del Gráfico 3, estos dos tramos de mayor renta
corresponden a una parte ínfima de la población (el llamado 1% o 5% más
rico), cuyos máximos representantes son las élites burguesas
conservadoras de barrios barceloneses como Pedralbes y Sarrià, donde
convive el bastión del PP en Cataluña junto a la patronal y las grandes
fortunas tradicionalmente partidarias de CiU hasta su deriva
secesionista.
(Hemos realizado otro análisis con datos de los barómetros del Centro
de Investigaciones Sociológicas, CIS, para predecir la probabilidad de
intención de voto a partidos independentistas según los ingresos
personales netos y también encontramos una relación positiva. En este
modelo, con más de 3.000 observaciones, controlamos por género,
nacionalidad -española o doble-, edad, tamaño del municipio, provincia
catalana y estatus socioeconómico de los padres).
Hasta ahora parece que, efectivamente, existe una relación entre
ingresos y apoyo a la independencia. Es decir, las rentas bajas están
infra-representadas en las opciones independentistas y las altas
sobre-representadas.
Sin embargo, los ingresos no son necesariamente el mejor indicador de
la posición social, ya que ésta también depende de la ocupación y el
nivel educativo de los individuos. Gracias a la desagregación por tipo
de empleo de los barómetros del CIS, podemos construir un indicador de
clase social ocupacional (basado en el trabajo de Daniel Oesch)
y comprobar la relación entre clase social e intención de voto a
partidos en favor de la independencia de Cataluña entre 2013 y 2019: CiU
(a la que podemos considerar como abiertamente partidaria de la vía
secesionista desde la Diada de 2012), PDeCAT, JxCat y ERC.
Hemos dejado
fuera a la CUP debido al bajísimo número de observaciones en los
barómetros (en la mayoría ni siquiera aparece), hecho que nos impide
incluir una muestra representativa de sus electores cuando usamos
análisis multi-variables.
Lo que observamos en el cuarto gráfico es que las clases trabajadoras, es decir, los empleados industriales y de servicios, están fuertemente infra-representadas en el voto independentista;
y este resultado se mantiene incluso cuando analizamos la intención de
voto a ERC de forma desagregada, partido con un apoyo mayoritario de las
clases profesionales.
En concreto, la probabilidad de votar al separatismo (en unas
supuestas elecciones generales) entre esta clase (en torno al 14%) es
prácticamente la mitad de, por ejemplo, los managers empresariales (28%), y bastante inferior al resto de clases sociales. De esta forma, parece que los partidos independentistas catalanes no representan los intereses políticos de las clases más desfavorecidas.
En conclusión: Piketty no anda desencaminado cuando insinúa que,
en Cataluña, ‘la pela es la pela’ en lo que a renta e independentismo
se refiere. Utilizando distintas bases de datos a distintos
niveles, podemos afirmar que existe una correlación (positiva) entre
nivel de ingresos y apoyo al independentismo, incluso entre personas con
familias catalanas o de otras comunidades (indicador de identidad).
También hemos comprobado que, a pesar de tener un carácter transversal
entre clases medias y altas, el independentismo está fuertemente
infra-representado entre las clases trabajadoras.
Puede que, como
señalan algunos estudios,
la crisis económica no sea un factor determinante a la hora de explicar
el surgimiento del independentismo y que la identidad desempeña un
papel protagonista, pero ello no quita que el secesionismo catalán tenga
un notable componente económico y de clase."
(Guillem Vidal. Investigador postdoctoral en el Centro de Investigación de la Sociedad Civil en el WZB (Berlín, Alemania);Carlos J. Gil Hernández. Investigador
predoctoral del Programa 'Salvador de Madariaga' en el Departamento de
Ciencias Políticas y Sociales del Instituto Universitario Europeo
(Florencia, Italia), Agenda Pública, 22/12/19)
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