"(...) Pero ¿cómo? ¿No habla Pablo Iglesias, venga o no venga a cuento, de “plurinacionalidad”? Sí, pero porque no sabe lo que dice.
No sabe que hablar de
plurinacionalidad en España en el sentido en que él lo hace implica dar
por sentado que en Cataluña hay una única nacionalidad y en Euskadi otro
tanto; es decir, que la pluralidad se da dentro de España pero no
dentro de Cataluña y del País Vasco; que en esas dos comunidades
autónomas rige la más absoluta homogeneidad cultural, único fundamento
hoy día, si dejamos de lado consideraciones raciales (por no decir
“racistas”), de cualquier supuesta identidad nacional.
(...) sobre el avance del alud
independentista. Llamadme optimista, pero a mí me recuerda la subida
final del PSOE de Felipe González con ocasión de la “dulce derrota” de
1996. Es decir, un supremo esfuerzo por evitar (reconocer) la derrota
del “procés”, esfuerzo nutrido en gran parte de emociones victimistas
(ahora más “justificadas” que nunca gracias al juicio en curso).
Es cierto, por un lado, que el
bloque (crecientemente cuarteado, por cierto) independentista ha logrado
su mejor resultado histórico en unas generales. Lo cual se traduce
(como es norma, sobre todo, en las autonómicas) en un mayor número de
escaños que el bloque (más que cuarteado, inexistente como tal)
constitucionalista.
Pero también, una vez más, se confirma que carecen
de algo remotamente parecido a una mayoría de votos (se quedan en el 39%
frente al casi 60% de quienes no comulgan con sus ideas o no están
dispuestos a defenderlas.
O sea, company Iceta, que para
el 65% independentista habrá que esperar, según parece. Aunque, claro,
en los 15 años de plazo generosamente concedido para ese logro puede
pasar de todo. Incluso que la izquierda no nacionalista de Cataluña, se
llame como se llame, con sus correspondientes homólogos del resto de
España, acabe marginando por fin a la izquierda acomplejada incapaz de
sacudirse el prejuicio de que es “facha” defender la unidad del demos
español como garantía de unidad de las clases trabajadoras (no sólo
españolas, sino también europeas) frente a un capitalismo cada vez más
internacionalizado.
Tanto, que se puede permitir el lujo de jugar a
promover los juegos florales “plurinacionales”. (Miguel Candel, Crónica Popular, 04/05/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario