18/3/19

El poder en Catalunya no tenía que asaltarse, como si fuera un golpe de Estado clásico, porque los partidos separatistas ya lo ocupaban... Con el 1-O se intentó legitimar -mediante la fuerza ciudadana- el golpe parlamentario...

"(...) El catedrático de derecho procesal Jordi Nieva-Fenoll escribía hace unos días que “los independentistas solamente estaban realizando movilizaciones de reivindicación o protesta, pero que nadie estuvo pensando en tomar al asalto el poder”. 

Sinceramente, es una visión muy dulcificada de lo que sucedió. En septiembre de 2017, el Govern Puigdemont convocó a la ciudadanía a participar en un referéndum vinculante. Las leyes de desconexión de los días 6 y 7, preveían consecuencias político-jurídicas trascendentales.

 El 20, frente a Economia, los independentistas fueron llamados por la ANC y Òmnium a “defender las instituciones catalanas” que, supuestamente, estaban siendo atacadas por la justicia española. Esa manifestación o protesta se convirtió en el secuestro de una comitiva judicial con la finalidad de meter presión para celebrar el referéndum ilegal (“Votarem, votarem”). 

El poder en Catalunya no tenía que asaltarse, como si fuera un golpe de Estado clásico, porque los partidos separatistas ya lo ocupaban (poder autonómico y local). Con el 1-O se intentó legitimar -mediante la fuerza ciudadana- el golpe parlamentario que había derogado el orden democrático constitucional, sustituyéndolo por otro de corte iliberal."              (Joaquim Coll, El Periódico, 10/03/19)

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