5/3/19

Arzalluz... ha muerto un racista...

 "En mi vida profesional —y discúlpeme el lector esta personalización— jamás me topé con un político tan atrabiliario, a veces, y tan aquiescente, otras, como el fallecido Xabier Arzalluz.

 Le tuve —siempre en la radical discrepancia que marcó nuestra relación, primero como columnista de 'El Correo de Bilbao' y luego como director del diario— por un político de propósitos insoldables pero torticeros.

En el nacionalismo lo fue todo. Su gran batalla consistió en ganarle la partida a Carlos Garaikoetxea y mantener la fortaleza y la legitimidad de las siglas de la organización que fundara Sabino Arana en 1895. El navarro fue el único que le sombreó en su liderazgo.

 La Euskadi de hoy, su configuración en territorios históricos confederados en la comunidad autónoma, la preeminencia del partido sobre el Gobierno vasco, la soberanía fiscal de las diputaciones sobre el Ejecutivo de Vitoria, la red de 'batzokis' que establecen un sistema clientelar peneuvista, el tradicionalismo ritual de los 'jelkides' (miembros del partido), creyentes en 'Dios y leyes viejas' y en una concepción etniscista del vasco, titular de una rica mitología de irredento historicismo, es en buena medida el resultado del decimonónico adoctrinamiento de Xabier Arzalluz, fiel hasta las cachas al peor 'aranismo'.

 Un político con un pragmatismo moral escalofriante, capaz de recoger las nueces del nogal que zarandeaba el terrorismo, enviar a los vascos disidentes a la “ancha Castilla” o de advertir a los que con identidad española se quedasen en el País Vasco que serían como “alemanes en Mallorca”.

Fue Arzalluz un batallador insomne, un militante constante en sus ideas —pocas, fijas, obsesivas— y un personaje sin matices: o conmigo o contra mí. Le quisieron tantos como otros tantos le detestaron. Siempre le pudo el impulso sobre el raciocinio, aunque no le faltó inteligencia para recoger velas cuando sus excesos causaron estragos.

 Conocía el castellano con un dominio sobre el epíteto verdaderamente quevedesco y su literatura —siempre por corto— en sus célebre artículos en el diario 'Deia' es el gran muestrario de sus propósitos intimidantes.

Sus invectivas —siempre amenazantes— en el Alderdi Eguna (día del partido) que se celebra en septiembre o en el Aberri Eguna (día de la patria) que se festeja los domingos de Resurrección, resultaban tan celebradamente hostiles con sus enemigos (nunca tuvo adversarios) que en las campas de Salburua, con miles y miles de militantes, provocaba un tsunami de fervor adhesivo a su caudillaje.

Sacó petróleo de la Constitución española (disposición adicional primera) para luego lanzar la consigna de abstenerse en el referéndum y utilizó durante los interminables años de plomo la perentoriedad de que Madrid adoptase “medidas políticas” para parar el terrorismo etarra, un juego profundamente inmoral que, sin embargo, le dio unos resultados espectaculares.

La actual convalecencia ética del nacionalismo vasco viene de entonces, de aquellos tiempos sin piedad que lideró aquel Arzalluz que merece el sobrenombre de 'el terrible', porque lo fue hasta que la edad y su partido le vencieron. (...)

Arzalluz, un carlista con mosquetón dialéctico, no fue un hombre de bondades y sí de muchas amarguras. Fue un político atribulado y convulso. No diré que fuera un gran hombre, pero tampoco diré que fuera menor. Marcó una época que muchos vascos quisiéramos olvidar definitivamente y que los nacionalistas recordaran con esa nostalgia tan de la tierra.

 Porque aunque la 'ancha Castilla' a la que nos expulsó Arzalluz haya sido —lo es— tierra patria, a mí, que llevo más de 20 años en la capital de España, se me escapó una lágrima nada furtiva cuando hace un mes asistí en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español a la función de 'Los otros Gondra (relato vasco)', premio Lope de Vega 2017, de Borja Ortiz de Gondra. Lagrimaba por aquel país de horror, pero tan nuestro, de los tiempos inmisericordes de Xabier Arzalluz."            (José Antonio Zarzalejos, El Confidencial, 28/02/19)


"EN ESTOS DÍAS los medios de comunicación y redes sociales del País Vasco se han colmado de hagiografías y panegíricos sobre Xabier Arzalluz, muerto a sus 86 años, con toda clase de loas que intentan agigantar su figura y presentarlo como si fuera el gran iluminador de la sociedad vasca y de su tiempo.

La Historia, sin embargo, no le depara un buen lugar si empezamos por recordar que Arzalluz, presidente del Partido Nacionalista Vasco desde 1980 hasta 2004, confesó la relación de complementariedad de su partido con el terrorismo: «Unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces». El mismo tormento realizado desde dos puntos de vista diferentes, unos matando y otros apoderándose de las instituciones. Muy funcional reparto de papeles. Víctima de esos designios, la sociedad vasca quedó deformada desde hace mucho tiempo, y su futuro sigue torcido.

Con Arzalluz, el mantra del autogobierno del País Vasco, su hecho diferencial y sus derechos históricos, quedó vinculado durante décadas a la persecución y eliminación de la oposición política al nacionalismo mediante un terrorismo muy extenso en el tiempo que desestabilizó y amenazó la democracia en España nacida con la Constitución de 1978, y que se ensañó de un modo atroz con los vascos y navarros disidentes, con los militares y fuerzas del orden público, con jueces, empresarios, periodistas y muchos otros colectivos.

Arzalluz tenía antecedentes carlistas y, hombre del siglo XX, estudió y trabajó en Alemania. Lo que siguió en el País Vasco fue nazismo a cámara lenta. Además de numerosos asesinatos masivos, sobre todo los asesinatos por goteo a lo largo de mucho tiempo, destruyeron la discrepancia y asediaron la democracia.

 Barrieron todo el espectro político y social vasco. Laminaron a la oposición mediante el crimen continuado. Fueron muy eficientes al cabo de tantos años. Propalaron el miedo, retorcieron el lenguaje y doblegaron conductas. Y provocaron, mediante la extensión prolongada de la amenaza, el éxodo del País Vasco de miles de familias mientras Arzalluz predicaba «Ancha es Castilla». Fue un gran utilitarista.

Ahora que ha muerto, el nacionalismo parece hegemónico en el País Vasco, y de ahí vienen los aplausos a Arzalluz. Sus herederos lo tienen todo. Detentan el poder político y el control social y económico sobre un panorama donde homogeneizaron a tiros las percepciones y las conductas políticas de la población.

El nacionalismo vasco triunfó en su territorio, y apenas hay voces discrepantes cuando ya casi no se recuerda cómo sucedieron los asesinatos y la fuga de los disidentes y de los extorsionados, ni cómo sufrió la democracia en España y quedó masacrada en el País Vasco. El terrorismo de ETA duró hasta 2011, y uno de sus efectos diferidos ha sido la volatilización de las conciencias y de los partidos constitucionalistas en el País Vasco.

El tormento vasco no es nuevo ni diferente a otros. Así pasó también en diversos lugares arruinados de Europa, donde hay varias sociedades esterilizadas por los nacionalismos que las cubrieron bajo sus sombras. También sucedió en varias ocasiones en España antes de la Constitución de 1978, pero a partir de ese momento todas las persecuciones cesaron excepto en el rincón del País Vasco.

Con los homenajes a Arzalluz, la grandilocuencia nacionalista ha alcanzado un nivel alto, aunque la realidad de la comunidad autónoma sigue otro curso diferente del que prefieren no hablar. Algo está sucediendo que hace pensar que tras la muerte de Arzalluz el nacionalismo vasco no se va a salvar ni por el paso de la Historia ni por el espacio mal adquirido que ocupa, ni tampoco por la hegemonía que hasta ahora ostenta. Y algo de esto tuvo que observar él en sus últimos años, si la cabeza no le falló.  (...)

Visto en perspectiva, y en eso influyó mucho Xabier Arzalluz, los nacionalistas vascos confundieron la raza y el poder con un plan industrial sádico. En la mística racial y lingüística que encarnó el recién fallecido, primero intentaron eliminar mediante el crimen las impurezas de la raza y de la mente vasca que él y sus complementarios definieron a su antojo. Aceleraron los asesinatos a medida que se acercaban al autogobierno.

 Llegaron al paroxismo entre 1978 y 1980. A partir de entonces, cuando empezó la presidencia en el PNV de Arzalluz, que parecía un Mesías iluminado, empuñaron el poder y estabilizaron la velocidad de crucero del crimen. Tenían ya su Gobierno y, siguiendo su pacto original de sacudir el árbol y recoger las nueces, maceraron durante décadas la sociedad vasca alternando día a día amenazas y asesinatos con reclamaciones de mayores competencias.

Nunca estaban satisfechos, la sangre nunca bastaba y el poder siempre les resultaba insuficiente. Como decía uno de sus complementarios, bardo de los que sacudían el árbol, se trataba de «amasar la patria con sangre». Y creían que al final con la autodeterminación ya les llegaría la grandeza.

Arzalluz ha muerto pero la redención vasca no llega. Algo falló en la historia prometida. La gloria se retrasa, y en cambio el resultado del estancamiento vasco está servido. Muchos emigramos, nuestros hijos se criaron fuera, y el tiempo no vuelve. La barrera de entrada para formar parte de la sociedad vasca es elevada, y si hay ascensor social se trata de una cabina nacionalista, lo que no resulta atractivo.

 Las oportunidades están más bien en otros lugares. Y la población se extranjeriza de un modo consistente y acelerado, que arrincona y diluye a los adictos al nacionalismo. Eso es lo más difícil de evitar, no lo pueden impedir, y la autodeterminación sólo agravaría esa trayectoria. Y es lo que más temen, porque la historia que venían contando necesita de oídos fieles a la raza. Ése es el reverso de Arzalluz. Su parábola, una profunda regresión. Ésas son las consecuencias funestas de la longeva identificación del nacionalismo vasco con Arzalluz.

A su muerte, recuérdese su aire de cacique antiguo, enfadado y pendenciero, dominador de su sociedad cerrada y amante de las conductas inducidas por el miedo. Descanse en paz. Goian bego."               (Fernando Múgica, El Mundo, 07/03/19)


 Las Frases de Arzalluz:

La cuestión de la sangre con el RH negativo confirma sólo que este pueblo antiguo tiene raíces propias, identificables desde la Prehistoria

"El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, defiende la independencia del País Vasco "dentro de las instituciones europeas" y la identidad racial de los vascos, "los más antiguos habitantes de Europa", identificados por una señal genética, la sangre con el RH negativo, en declaraciones al diario italiano Il Sole 24 Ore. El líder nacionalista niega que sus palabras reflejen ningún racismo. (...)

"No estoy diciendo que los vascos tengan derecho a quién sabe qué supremacía. La cuestión de la sangre con el RH negativo confirma sólo que este pueblo antiguo tiene raíces propias, identificables desde la prehistoria como sostienen investigaciones de célebres genetistas", afirmó el máximo dirigente del PNV. (...)"             (Lola Galán, El País, 03/11/2000)

 En Europa, étnicamente hablando, si hay una nación ésa es Euskadi, ( … ) Primeramente fueron los antropólogos con su craneometría, luego vinieron los hematólogos con el Rh de la sangre y todo lo demás, y siempre encontraban algo peculiar en los vascos. ( … ) se trata de algo ocurrido hace 25.000 años, me refiero al hombre de Cromagnon, perdura únicamente en los vascos 
 
 "Xabier Arzalluz dijo, entre otras cosas, en su intervención en Tolosa que ha levantado polémica: . "En Europa, étnicamente hablando, si hay una nación ésa es Euskadi, Euskal Herria. No creo que sea una exageración decir que Euskal Herria, a nivel europeo, sin más lejos, es el fenómeno más sorprendente ( ... )

Primeramente fueron los antropólogos con su craneometría, luego vinieron los hematólogos con el Rh de la sangre y todo lo demás, y siempre encontraban algo peculiar en los vascos. Ahora han venido los biólogos, con el monogenismo y el neomonogenismo, concluyendo que esta humanidad, la humanidad de la que formamos parte, procede de una única pareja ( ... )

Y cuentan -se trata de algo sorprendente-, cómo vinieron a Europa y cómo su sangre, se trata de algo ocurrido hace 25.000 años, me refiero al hombre de Cromagnon, perdura únicamente en los vascos. Éso puede ser importante para unos y no importante para otros. Pero conlleva una realidad: la singularidad de este pueblo"."Así pues, yo os digo que nosotros tenemos esa conciencia, nosotros queremos sacar adelante nuestra voluntad ( ... ) es algo que en este momento nadie nos puede negar.(...)

"No creo que nos hayamos portado mal con la gente de fuera. Pero (...) parece que los de fuera quieren mandar en este país. Y una cosa es la limpieza étnica y todas esas historias, y estamos en contra de ello; no creo que los vascos hayamos sido jamás así. Pero otra cosa es que el de fuera se convierta en dueño de la casa con los votos de fuera".

[Mientras, el presidente de Unión del Pueblo Navarro, Jesús Aizpún, ironiza en un artículo en Diario de Navarra que "el racismo vasco está perfectamente justificado". Aizpún escribe: "Los vascos tienen el Rh negativo. Los de fuera lo tenemos positivo. A mí personalmente, se me quita un peso de encima.

Cuando los comandos navarros por la independencia querían insultarme llamándome español, me preguntaba por qué sería que yo me siento profundamente navarro y español y lo de Euskadi no me atrae en absoluto. Ahora lo comprendo. Es que lo llevo en los genes"]."          (El País, 07/02/1993)


 "Las razas y las genéticas (sic) existen, evidentemente. No tenéis más que poner un sueco y un zulú uno junto a otro"

"(...)  La xenofobia es compatible con dos tipos de racismo: el tradicional o heterófobo, que sos tiene que sólo el endogrupo -el nosotros- es verdaderamente humano, y el renovado o heterófilo, que admite la humanidad de todas las razas, pero se opone denodadamente al mestizaje.

El racismo de Arzalluz es del último tipo, aparentemente igualitarista: "Las razas y las genéticas (sic) existen, evidentemente. No tenéis más que poner un sueco y un zulú uno junto a otro. El problema viene cuando alguien dice que el sueco es superior al zulú y además lo quiere reducir a servidumbre en virtud de esa superioridad. Jamás nosotros sostendremos nada parecido".(...)

 El párrafo antes citado de Arzalluz no es sino el complemento obligado de sus declaraciones del día 28 en Tolosa: "( ... ) Viendo las cosas que se ven, parece que los de fuera quieren mandar en este país. Y una cosa es la limpieza étnica y todas esas historias, y estamos en contra de ello ( ... ). Pero otra cosa es que el de fuera se convierta en dueño de la casa con los votos de fuera".

 El racismo de Arzalluz no es otro que el de Le Pen. El líder ultraderechista francés no se recata en proclamar su proarabismo, al tiempo que propugna la expulsión de los inmigrantes magrebíes del suelo nacional francés.¿Cómo entender la arcaica apelación de Arzalluz a la sangre, los cráneos y la herencia cromañoide de los vascos?(...)"              (Jon Juaristi, El País, 05/02/1993)


 “No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación  sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces y otros las recogen para repartirlas

 "El documento redactado por HB como acta de la reunión de abril de 1990 refleja en una frase la opinión que Xabier Arzalluz mantenía entonces sobre una coincidencia de objetivos entre su partido y ETA. La frase del presidente peneuvista es la siguiente: "No conozco ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan; unos sacudan el árbol, pero sin romperlo para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas".

 Arzalluz también se extendió en la entrevista con los dos miembros de HB en sus consideraciones sobre los socialistas, socios de Gobierno de su partido en Euskadi, a los que califica de enemigos. Las consideraciones del líder del Partido Nacionalista Vasco son éstas:

 - "El enemigo número uno es el de siempre, aunque ahora gobernemos con él. Ellos no se fían de nosotros. Hacen como que sí, pero no, y a veces se les escapan cosas". (...)"           (El País, 03/04/1994)


 "En una Euskadi independiente los españoles serían tratados como se trata hoy a los alemanes en Mallorca"

"En una Euskadi independiente, los españoles serían tratados "como se trata hoy a los alemanes en Mallorca". Así lo aventura el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, en declaraciones al semanario alemán Der Spiegel.

 "Los emigrantes que no quisieran adoptar la nacionalidad vasca podrían participar en elecciones municipales e incluso ser alcaldes, pero no podrían votar para el Parlamento vasco", dice. Y reconoce que su partido comparte objetivos con los terroristas, ya que, "al igual que ETA", el PNV quiere que se reconozca al País Vasco como una nación y el derecho a "decidir por sí mismo". (...)"       ( , El País,  16/11/2000)

 “Idos, idos, que ancha es Castilla”

 "(...) Pero arraigó en muchos vascos un horror irreversible, un sentimiento de frustración insuperable, una desesperanza definitiva. Pensamos entonces que si la banda terrorista ETA era capaz de asesinar a Miguel Ángel Blanco con una crueldad matarife, ya no merecía la pena seguir allí, (...)

El 12 de julio de 1997, muchos vascos decidimos que nos exiliábamos de nuestra propia tierra, que no era posible educar a nuestros hijos en una sociedad que había consentido un monstruo terrorista como era ETA, que, españoles por vascos, debíamos hacer exactamente lo que nos aconsejó Xabier Arzalluz que hiciéramos. Nos dijo: “Idos, idos, que ancha es Castilla”. Nos abrió la puerta y, sí, entonces, salimos, y salimos a manta de Dios y nos vinimos a Madrid, a Valencia, a Sevilla, a La Coruña, a Canarias.

 Declinamos en aquel julio de 1997 toda esperanza de poder ser ciudadanos en plenitud en nuestra propia tierra. Pensamos entonces que si la barbarie de ETA era capaz de perpetrar aquel horrendo crimen —después de haber cometido tantos otros sin cansancio ni conmiseración—, nuestro país no tenía futuro.(...)"    (José Antonio Zarzalejos, (Director de El Correo en esa fecha, El Confidencial, 11/07/17)


Recopilación de El País:

 -  "Me pregunto si lo que molesta de ETA es el tiro o la finalidad" (noviembre de 1996).

-  "Nosotros no somos los violentos, ni siquiera ETA; la violencia viene de la derecha" (noviembre de 1987).

-  "No creemos que sea bueno para Euskal Herria que ETA sea derrotada" (según el acta de una reunión conjunta PNV-Herri Batasuna, incautada por la policía en la sede del sindicato LAB el 12 de mayo de 1992.

-  "Los presos de ETA no son delincuentes porque no matan para enriquecerse, ni para beneficiarse personalmente, sino por un ideal político" (octubre de 1994).

-  "Nosotros, los nacionalistas, no somos leales a la Constitución ni lo seremos, porque no es nuestra Constitución (...). El PNV nunca aprobaría una Constitución española" (junio de 1996).

-  "¿Que qué pasaría si nos separáramos de España? En primer lugar, un enorme alivio; además, económicamente viviríamos mejor" (noviembre de 1999)  (José Luis Barbería, El País, 11/01/2004)


"(...)  Eran otros tiempos. Comparar el de la España que Arzalluz conoció con el de la Europa de entreguerras resultaría abusivo, sin duda, aunque no ridículo. (...)

Para empezar, creía en la existencia de las razas y en la posibilidad de clasificar racialmente a la humanidad, aunque luego, para poner ejemplos, terminase hablando de suecos y zulúes, categorías estas que no tienen que ver con lo racial ni racista. 

Reconoció que su sangre no era del grupo cero con RH negativo, pero eso sólo después de haber sostenido con toda seriedad que los vascos son cromañones y donantes universales. El poeta bilbaíno Gabriel Aresti, cuyo grupo sanguíneo era cero negativo, había escrito varias rechiflas al respecto, incluso una en castellano a lo Gabriel Celaya: «Tengo la sangre revasca,/ universal negativa/ y si eso tiene importancia/ tomaré una lavativa». Arzalluz nunca leyó a su coetáneo Aresti.

Conocí a Arzalluz allá por el sesenta y siete. Enseñaba algo en la Universidad de Deusto y publicaba una revista ciclostilada, «Bixikera», llena de abstrusas elucubraciones abertzales más o menos basadas en Herder y en las delirantes teorías del escultor Jorge de Oteiza.

 Por entonces pensó en entrar en ETA, pero decidió no hacerlo tras una larga conversación con uno de los dirigentes de la banda, después famoso periodista. Ingresó poco después en el PNV (no sé exactamente en que fecha). Los etarras de los años sesenta sostenían que tanto el PNV como ETA eran indispensables para el pueblo vasco, como, según «Éxodo», la película de Otto Preminger (1960), lo habían sido la Haganah y el Irgum para el nacimiento del Estado de Israel. 

Para su desgracia, pero, sobre todo, para la de mucha más gente, Xabier Arzalluz seguía pensando de esa misma manera muchos años después, cuando ya había obtenido el poder fugaz al que lo llamó su fugaz voluntad de tiempo. Alguien debe sacudir el árbol, decía, para que otros recojan las nueces. Las aguas torrenciales de la Historia fueron piadosas con él y borraron su figura mucho antes de su muerte."                     (Jon Juaristi, Fundación para la libertad, 03/03/19)

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