............................... las cosas de la clase media ..........................
13/11/17
¿Los informativos de TV3 son sesgados? Pues sí. Por cómo lo cuentan y por lo que callan. Y no es excusa alegar que otros también lo hacen. Con otra diferencia: los periodistas de TVE protestan constantemente por el contenido de sus informativos. Viendo esta tele, ante tal cúmulo de aparentes evidencias, uno se puede llegar a asombrar de que se pueda pensar otra cosa
"Lo peor de pasar una semana viendo TV3, y sin entrar en las tertulias,
es que todo es el tema catalán, claro, pero es una experiencia
reveladora.
En la actual batalla de puntos de vista tiene un papel
central en Cataluña: la crisis política ha disparado su audiencia –un 40 % en octubre respecto al mes anterior- porque en un clima de desconfianza muchos catalanes se han replegado hacia ella. Uno de cada cuatro se informa con TV3. En octubre, Telenotícies Migdia,
el informativo de mediodía, atrajo una media del 26,2 % de cuota de
pantalla, seguido de La Sexta y Telecinco.
Se entienden algunas cosas si
se recuerda que el día 1 de octubre TVE empezó su telediario de las
tres diciendo que el referéndum no se había celebrado y dio unas pocas
imágenes de cargas policiales.
Ahora bien, después de ver los
informativos de TV3 esta semana se comprenderá fácilmente la situación
si decimos que por momentos hasta hacen pasables los telediarios de TVE,
que ya es decir. Todos los medios tienen sus enfoques y sus defectos,
no hay nada más plural que eso, pero la diferencia es que TV3 es un
servicio público.
¿Sus informativos son sesgados? Pues sí. Por cómo lo
cuentan y por lo que callan. Y no es excusa alegar que otros también lo
hacen. Con otra diferencia: los periodistas de TVE protestan constantemente por el contenido de sus informativos,
empezando por la cobertura del 1-0. La masa independentista es acrítica
con su televisión pública, porque divide entre amigos y enemigos: el
grito “prensa española manipuladora” es habitual en las manifestaciones.
TV3 no, es amiga.
Esta semana ha habido varios episodios llamativos.
Todo se puede verificar en las webs de los programas. Por ejemplo, la
huelga general convocada en Cataluña el miércoles por un sindicato que
representa el 1,5 % de los trabajadores -dato que el Telenotícies nunca
dio, solo dijo que era “minoritario”-.
Titular del informativo de
mediodía: “Movilidad imposible por la huelga”. En realidad la adhesión
fue escasa, así lo dijeron las propias centrales mayoritarias, pero
sobre esto TV3 apenas proporcionó datos –se habló de “seguimiento
desigual”-, y solo aportó valoraciones políticas. El único dato, que en
Mercabarna descendió un 80 % la venta de fruta y un 30 % la de pescado,
pero eso no era por la huelga, sino por el bloqueo de carreteras.
Al día siguiente se retrataba casi heroicamente al grupo que había
aguantado 24 horas en Puigcerdà y al amanecer desbloqueaba la frontera.
Se añadió un vídeo explicando cómo incluso los piquetes -casi nunca
llamados así, sino "comités de defensa de la república"- fueron al día
siguiente a limpiar los lugares donde habían estado.
Todo muy
civilizado. La mayoría de los que se veían en las imágenes eran
universitarios y jóvenes, pero aparecían declaraciones de varios
ancianos. Venía a probar que es toda la sociedad la que se mueve, no
solo los chavales.
En el informativo de mediodía de TV3 del miércoles,
día de la huelga general en Cataluña, apareció en el minuto 30 un niño
de unos once años de un colegio de Tortosa, que explica ante las
cámaras, contemplado con admiración por dos compañeras, por qué no iban a
clase: “Para luchar por nuestro país. Queremos que los presos políticos
salgan de la cárcel”.
Los menores politizados no son una sorpresa si
uno había vissto dos días antes Info K, una
especie de informativo infantil, de reconocida trayectoria y con premios
internacionales, que traduce asuntos complejos a los niños. El lunes
les explicó qué son los presos políticos. Este espacio ya había sido polémico el 2 de octubre con un programa muy controvertido,
en el que contaban cómo lo más emocionante del mundo es organizar un
referéndum ilegal y los mayores, “como en una peli”, escondían las urnas
y burlaban a la policía, dividida en catalana, buena, y española,
malísima.
Esta vez la presentadora planteó: “Seguro, segurísimo, que
estos días habéis oído a vuestros padres que hablaban de políticos que
están en prisión ¿verdad que sí?”. Y si no, ahí estaban ellos para
contarlo. Desfilaron entonces explicaciones didácticas, en lenguaje
infantil, de qué es un preso político.
Pero no se ilustró, un suponer,
con el ejemplo de Nelson Mandela, sino con las fotos de los Jordis
y de todo el Govern, con imágenes de manifestaciones alegres y festivas
y se concluyó cómo unos piensan que ellos son presos políticos y otros
no. Es otra manipulación semántica de la crisis y un hábito de la
posverdad, con el agravante de dirigirlo a niños: los hechos quedan
reducidos a una cuestión de opiniones.
En un programa infantil podría
hacerse con un plátano, diciendo que hay gente que piensa que es una
naranja, y lo dice sin violencia, y que decida el niño. El programa pasó
luego a asuntos realmente infantiles, como los animojis,
pero antes la presentadora avisó: “De este tema seguiremos hablando
porque es muy importante, y todo apunta que no acabará aquí”.
También ha sido significativo el tratamiento de la denuncia contra ocho profesores en La Seu d'Urgell por incitación al odio,
por lo que habrían dicho en clase, ante hijos de agentes de la Guardia
Civil, tras lo ocurrido el 1 de octubre. En TV3 se ha informado
profusamente de ello, pero no había manera de enterarse de qué se les
acusaba. Solo se hablaba de las muestras de apoyo y solidaridad ante lo
que aparecía un evidente despropósito.
En TVE lo contaron así el martes:
“Declaran ocho profesores denunciados por decir a alumnos de nueve años
que la Guardia Civil es mala y ha matado a una persona”. Que algo
explica. Ese día TV3 acompañó la noticia de un reportaje con pedagogos y
expertos que ilustraban lo normal que es hablar de temas de actualidad
en clase. Una catedrática aludía al escándalo que producía hace años
empezar a hablar de sexualidad “y decir que los niños no venían de
París”.
Al margen del orden de prioridades y los matices, hay
manipulaciones más burdas. El jueves se emitió otro reportaje curioso a
raíz del arresto de 13 ultraderechistas en Valencia (minuto 24.55). El
presentador lo introdujo así: “En el actual contexto político los grupos
de extrema derecha se han hecho visibles y participan en muchas
manifestaciones contra la independencia, estas manifestaciones a veces
terminan en agresiones”.
La ecuación de manifestación contra la
independencia igual a extrema derecha y agresión es recurrente. En este
vídeo se presentaron energúmenos y personajillos de grupos ultras
mezcladas con imágenes de la movilización multitudinaria del 8 de
octubre. Un joven identificado como “fotoperiodista experto en extrema
derecha” advertía alarmado que estos grupúsculos se están uniendo “y
quieren crear un frente nacional como en Francia”.
Es una visión en la línea de un sketch del programa satírico Polònia
emitido esa misma noche, que proponía, precisamente, una parodia del
informativo de la cadena. “Conmoción en Barcelona: en una manifestación
por la unidad de España ¡al final no ha habido ninguna agresión
fascista!”, decía el presentador.
Seguía el testimonio de una pareja que
comentaba, asombrada, cómo se habían cruzado con un grupo de gente con
la bandera de España ¡y no les habían pegado! El caso de Polònia
es especialmente decepcionante, porque llevan muchos años riéndose de
los políticos y han hecho cosas muy buenas, pero ya son muy parciales.
En sus caricaturas los independentistas pueden ser liantes, listillos o
atolondrados, pero tonto, tonto, casi ninguno. Son caricaturas amables,
de simpáticos granujillas, se parodian sus rasgos de carácter.
En
cambio, en el Gobierno español, de Rajoy para abajo son todos tontos,
ridículos, rancios e ignorantes. Y malvados: odian Cataluña. Todo ello
se puede resumir en algo muy sutil que destila el programa: superioridad
moral. Normal, viendo cómo les pintan. En una escena del jueves día 2
aparecían Rajoy, Sánchez y Rivera vestidos como cirujanos ante un cuerpo
enfermo, Cataluña, para aplicarle quirúrgicamente el 155 y aquello
acababa como una orgía sádica de sangre entre risotadas de placer.
Polònia, con el
pretexto de la caricatura, exageración cómica de la realidad, también
contribuye a conformar una realidad inventada con escasa relación con
los hechos: el Gobierno español aparece como el hazmerreír del mundo
mundial, cuando es Puigdemont quien ha recabado nulo crédito
internacional, y este jueves Soraya Sáenz de Santamaría entraba en la
Generalitat vestida de conquistadora de la época de los Reyes Católicos,
seguida de Zoido con la bandera de España.
La aplicación del 155, que
con las elecciones se asemeja más bien a la transición de un gobierno en
funciones, es presentada como una invasión. Es más, este gag
ya estaba medio hecho antes de que se decidiera el 155, imaginando lo
terrible que sería. Se emitió alguna imagen de adelanto antes de que se
suspendiera el programa, el jueves día 2.
Porque esto ha sido lo más
notable. Soraya decía indignada en el último capítulo, dando por hecha
una censura en Cataluña que no existe, que “TV3 debería plantearse
cuáles son los límites del humor”. Pero es que en Polònia
ya se lo han planteado ellos solos: no emitieron el programa del día 2,
afectados por el encarcelamiento de medio Govern. Fue prueba de su
falta de distancia, cuando un cómico no se casa con nadie, menos con el
poder. Lo anunciaron con este mensaje: “Hoy no hay programa, no tenemos
ganas de reír”.
El director ejecutivo de Polonia, Toni Soler, añadió en
un tuit: “No hay ganas de broma, nos vamos a las calles
#Llibertatpresospolitics”. El descrédito es mayor porque el potencial
cómico de Puigdemont y los suyos y sus decisiones en las últimas semanas
es innegable. Pero con ese formidable material apenas les dan algún
revés. Al contrario, Polònia terminó este jueves con un sentido homenaje al Govern y los Jordis, con música enternecedora de Simon & Garfunkel.
En la información económica, el contraste del
Telenotícies con TVE es abismal. El lunes, especialmente, la cadena
pública española dio hasta seis noticias sobre el impacto negativo de la
crisis en la economía catalana, empezando por una que es fija, un parte
diario: “Sigue creciendo el número de empresas que se van de Cataluña,
ya son 2.152 ”. El viernes, 2.338. En TV3 jamás se habla de la fuga de
empresas y ese lunes solo dieron una noticia: “La economía catalana se
acelera un 3,5 %”.
Los silencios son abundantes. TVE tampoco es manca,
naturalmente: el sábado, día 4, no dio nada de los comentarios de unos
policías sobre Junqueras, llamándole “osito”. TV3 sí, y sin enfatizarlo,
en el minuto 19.00. El Telenotícies del fin de semana es más
equilibrado que el de lunes a viernes y, a veces, no es fácil intuir si
un enfoque responde a mala fe o, simplemente, a parte del gran problema
de comprensión de esta crisis: que desde Cataluña se ven las cosas de
otra manera.
En TV3 el lunes se obvió una noticia relevante, que
denota normalidad y no un estado de excepción: el ministro de Justicia,
Rafael Catalá, afirmó que el 155 se acabará con las elecciones del 21-D.
En la visita de los alcaldes a Puigdemont en Bruselas no se dijo que la
Eurocámara les negó una sala.
Pero al menos el viernes, minuto 23.36
del mediodía, por fin aclararon un pequeño malentendido: Amnistía
Internacional desmentía que los Jordis y el resto de encarcelados sean presos de conciencia. La retractación de Forcadell en el Supremo
se quedó en los rótulos de portada en “un cambio de estrategia”, pero
porque decidió responder a los fiscales, no porque asumiera la legalidad
y renegara de la DUI, cosa que dos informativos de TV3 –el de las 21.00
del jueves y el de las 14.30 del viernes- solo dijeron en la locución
de pasada.
Al final se produjo ese divertido fenómeno de desmentir algo
de lo que previamente no se ha informado: salió Joan Josep Nuet, el miembro de la mesa del Parlament de Catalunya Sí Que es Pot,
a defender a sus colegas “de algunas críticas”: “No tolero que se les
llame traidores”. ¿Pero por qué? El espectador de TV3, a quien no se le
explicó claramente esa clave, no debía de entender nada.
En la burbuja de TV3 el mundo no solo está mirando
asombrado a Cataluña y les apoya, es el Gobierno español el que se
encuentra en entredicho. Esta semana han citado un artículo de The Times
y han entrevistado a una eurodiputada eslovena, ambos críticos con
Rajoy. También es curioso de ver cómo se esquivan las noticias
inconvenientes. Esta semana, por ejemplo, el fracaso de la lista única
independentista, que contradice la idea de un pueblo unido sin fisuras
en un ideal común.
Los informativos sobrevolaron sobre la incógnita y
por fin el miércoles, cuando ya estuvo claro, se dejó caer como algo
sobrentendido (minuto 36.15 al mediodía). Pero mereció más resalte –era
el tercer titular de arranque- que el exdirigente de Unió Ramon Espadaler se pasaba al PSC.
Es más, al día siguiente se incidió en las críticas de PP y Ciudadanos
hacia ese fichaje. En cambio, sobre la lista única, no apareció ni una
de las declaraciones críticas que se cruzaron entre los partidos
independentistas.
Hay otros ejemplos graciosos de asuntos de los que no
se habla para luego pasar directamente al desmentido. Es paradigmático
el caso de la presunta relación del exalcalde de Barcelona del PDeCAT,
Xavier Trias, con los Paradise Papers: era el
cuarto titular del lunes, pero solo porque él lo desmentía rotundamente,
en ningún momento se explicaba qué eran esos papeles y de qué se le
acusaba.
Pero si hay algo que no existe en los informativos
catalanes es España. Entre el bloque catalán y el de información
internacional apenas meten una noticia sobre actualidad española, y esta
semana casi todos los días ha sido sobre el mismo tema: Gürtel.
España
es Gürtel, a eso se ha reducido esta semana. Por otro lado, en la media
hora fija para el monotema, la parte no independentista casi no existe, y
en cambio es un goteo de noticias como esta: suspensión de un pesebre
viviente en Linyola -2.650 vecinos- en solidaridad con los presos
políticos (martes a mediodía, minuto 23.15).
“No podemos hacerlo
mientras haya en la cárcel personas inocentes”, declaraba una señora.
Toda Cataluña sería una en el dolor. La idea es siempre la misma: el
deseo de independencia es abrumador, total, y no lo que es en realidad,
no mayoritario, según las últimas elecciones. En ese sentido las
posturas contrarias son residuales. Ciudadanos, segundo partido de
Cataluña, suele aparecer en el minuto 20 o más allá, con una declaración
de Inés Arrimadas.
El PSC, tercer partido, parecido. El día de la
huelga, Arrimadas salió en el minuto 38.10, apretada con García Albiol
en menos de un minuto. El resto del mundo, en el minuto 49. ANC y
Òmnium, entidades privadas, tienen igual o más protagonismo que el resto
de partidos no independentistas. Podemos y la CUP aparecen raramente. Y
los partidos españoles ya ni existen.
No hay noticias de España, sea de sequía, violencia
de género o el arresto de yihadistas, habiendo sufrido Barcelona un
atentado hace tres meses. Por no salir, no sale ni en el mapa del
tiempo, donde Cataluña aparece con Comunidad Valenciana, Baleares y el
sur de Francia. Pero es que la política se come también en Cataluña
otras informaciones sociales o de cualquier tipo, que no caben. Solo
existe la lucha por la independencia.
La buena fe, que sean ideas
legítimas, parece legitimar todo. Los informativos, un programa satírico
o un espacio infantil destilan un tono de causa común que se cree, o se
quiere, hegemónica. Viendo esta tele, ante tal cúmulo de aparentes
evidencias, uno se puede llegar a asombrar de que se pueda pensar otra
cosa. Y eso solo en una semana." (Iñigo Domínguez , El País, 12/11/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario