"Atendiendo al númeroso público -un par de seguidores en twitter que
me lo han pedido expresamente- querría hacer una primera valoración
sobre el postproceso. En el bien entendido que no es un artículo sino reflexiones en voz alta. Perdonen el tostón. Como se dice en catalán: He buidat el pap. Ahí van:
- Al final no hubo ni épica. Carles Puigdemont hacía ver que estaba
en Palau cuando ya se había dado el piro a Bruselas. Junqueras y Rull
fueron los únicos que se atrevieron a pasar por el despacho. No nos
engañemos: a buscar sus efectos personales. La bandera española continuó
ondeando en Palau.
- Carles Puigdemont i Casamajó -nacido en la localidad de Amer en
1962- no tendría que haber llegado nunca al cargo. No estaba preparado.
Le venía grande. Se ha visto superado por las circunstancias. Ni
siquiera se le votó en unas elecciones porque iba tercero por Girona. La
culpa es de Mas y del PDECAT que lo auparon a la presidencia.
- Vaya ojo, Artur. Quizá retrociendo un poco más no hay que olvidar
tampoco a Jordi Pujol. Éste puso a Mas por la misma vía: a dedo. Luego
hemos sabido porqué. Un poco más lejos podríamos llegar hasta Maragall.
Aunque a vamos a perdonarle por razones médicas. El proceso se ha
acabado de cargar el pujolismo. Ya tocado por los casos de corrupción.
- La comparecencia de Puigdemont en Bruselas es de vergüenza ajena.
Él y la del resto de consejeros: Joaquim Forn (Interior), Meritxell
Borràs (Gobernación), Clara Ponsatí (Ensenyament), Dolors Bassa
(Trabajo), Merixell Serret (Agricultura) y Toni Comím (Salud). Éste
último es el que llegó a Palau tras el referéndum riendo y con el pulgar
alzado. Parece que mendigaran que la Unión Europea nos haga caso. ¿A
estas alturas?
- A algunos los conozco desde hace muchos años. Forn fue teniente de
alcalde del Ayuntamiento de Barcelona con Trias. Borràs es consejera
desde el 2015. Aparentemente tenían experiencia de gobierno. Todavía no
tengo claro qué quieren: ¿Constituir un gobierno en el exilio? ¿Salir en
los periódicos? ¿Inmolarse com mártires?.
- Esto es un campi qui pugui. Un sálvese quién pueda. Ni
siquiera son del mismo partido. Es una curiosa mezcolanza. Una especie
de CUP con chocolate belga. Mientras él hacía la rueda de prensa en
Bruselas el resto del Govern destituido ponía cara de circunstancias en
una sala del Parlament: Junqueras, Romeva, Turull, Mundó. Un gobierno
partido. Ya os vale. Sois tan responsables como el resto.
- Carles Puigdemont se ha destrozado la vida él mismo. Tiene mujer y
dos hijas pequeñas. La cárcel debe ser muy dura. Y espero no verlo en
prisión. Tampoco ver como los Mossos detienen a todo un expresidente de
la Generalitat. Pero nunca, nunca, nunca tendrían que haber llegado
hasta aquí. Es incomprensible.
- Además, se ha destrozado la vida él solo. Hubiera podido convocar
elecciones el jueves. El jueves maldito. Si no lo hizo fue por miedo al
qué dirán. Tiene la extraña capacidad de empeorar incluso lo que parece
difícil de empeorar. De paso, se ha cargado las expectativas electorales
del PDECAT. Sólo faltaba la escapada a Bruselas.
- En realidad, también se la han destrozado a varios: a los Jordis,
el mayor Trapero, los mossos que hicieron la vista gorda el día de las
urnas. Aunque la mayoría ya son mayorcitos para saber qué hacían. En
expresión castiza: los han dejado con el culo al aire.
- El proceso ha dejado en evidencia, por otra parte, la debilidad de Catalunya. En un país normal éstos no montan el cirio
que han montado. Quiero decir en un país con una sociedad civil que no
funcione a toque de silbato o gracias a las subvenciones.
- De paso, alguien debería pedir cuentas al denominado Estado Mayor
del proceso. Lo de estado mayor siendo benignos. Al menos que se
escondan, que no salgan de casa. Excepto Jordi Sánchez y Jordi Cuixart
-utilizados como carne de cañón- el resto parece que se va a ir de
rositas. Y son los que más han empujado en la debacle final.
- Por eso, quizá dejar escritos algunos de los nombres para la la
posteridad: el exfundador del diario Ara Oriol Soler; el exconsejero
Xavier Vendrell -éste ya quería ajustar cuentas con el PSC-; los altos
cargos Josep Rius y Elsa Artadi; la secretaria general de ERC, Marta
Rovira. O el número tres del PDECAT, David Bonvehí.
- Vamos a ser francos: si el ya expresidente dice que no ha pedido
asilo político es que lo ha sondeado y no se lo han dado. ¿Si no a qué
vas a Bruselas? ¿A visitar la Grand-Place? Pero sería tanto como admitir
que en la UE hay dictaduras. Si se lo dieran provocaría una crisis
diplomática no sólo entre España y Bélgica, sino entre Bélgica y la UE.
Las autoridades belgas tendrían un marrón con tan ilustre invitado
- No deja de ser curioso que el secretario de Migración -de la
derecha flamenca- le ofreciera asilo. Al fin y al cabo, Bélgica e un
país cogido con pinzas. Hace años hubo un accidente ferroviario con una
veintenta de muertes porque los dos maquinistas no se entendieron: una
hablaba flamenco y el otro francés.
- El expresidente se ha cargado los Mossos. Un poco más, quiero
decir. Ahora se ha cargado también el servicio de escoltas porque lo de
Puigdemont en Bruselas es ineficacia o complicidad. Quizá tienen la
excusa de que el Ministerio del Interior retiró los coches oficiales
pero creo que ni eso.
- Por cierto … ¿Dónde están ahora los llamamientos a la “oposición
democrática” que decía el sábado? O cuando aseguraba el pasado día 21,
tras el Consejo de Ministros extraordinario, que “nos hemos de conjurar
para volver a defender nuestras instituciones”.
- El lunes se fue a la cena de la patronal Cecot -recibido con 44
segundos de aplausos en un ambiente propicio- y todavía les dijo que
“estas horas decisivas” había que afrontarlas “conscientes del momento,
de la realidad". Él, que vive en Matrix.
- El jueves, cuando finalmente no convocó elecciones, acabó su
declaración institucional llamando a mantenerse “mas firmes que nunca
porque sólo de esta manera, y subrayo, sólo de esta manera, podemos
acabar gananado”.
- Mientras que el viernes, después de la declaración de
independencia, aún nos soltó a todos los catalanes: “Ciudadanos de
Catalunya vienen horas en que a todos nos corresponderá de mantener el
pulso firme de nuestro país”.
- Entre uno y otro mensaje echó tanta mierda a España que dudo de que
ahora salga indemne. Tras la puesta en marcha del 155 aludió a Franco. A
un “directorio”, como si fuera la dictadura de Primo de Rivera. También
a las “agresiones”, al “ataque”, a la “amenaza”. ¿Carles, quién te ha
asesorado?
- No ha sido el único responsable. Todavía recuerdo a Raül Romeva
llamando el pasado día 23 a la desobediencia de los funcionarios cuando,
en declaraciones a la BBC, aseguró que no tenía duda de que seguirían
las instrucciones "de las instituciones democráticas”. A la hora de la
verdad les han descontado hasta el sueldo por la aturada de país.
- Hay que hacer limpieza. Los responsables de habernos llevado al
desastre no pueden continuar ni un minuto más en su puesto. No me
refiero sólo al presidente y consejeros, sino también a altos cargos,
pelotas, palanganeros y palmeros de los medios de comunicación.
- Ello incluye también a TV3 y Catalunya Radio. El star system: las caras conocidas. Los que han puesto su rostro al servicio del procés.
El PP aceptó al final una enminenda del PSOE para dejar los medios
públicos al margen. Me alegro, pero desde luego hay otras vías.
- Tampoco hace falta sacar a Sanchis y meter a Urdaci, por favor. Los
catalanes nos merecemos unos medios de comunicación neutrales, plurales
y lo más objetivos posibles. Las tertulias necesitan una sacudida de
arriba a abajo. Este martes, por la mañana, todavía salía el sobrino de
Trias a un lado de la mesa y Carod en el otro. En medio, Montserrat
Nebrera. Todavía rebotada con el PP. Exalcaldable de CiU.
- El resto de medios de comunicación, también los privados, han de
hacer urgentemente una reflexión. Con alguna excepción que me precio en
dirigir. Incluyo un buen número de digitales que han abrazado la causa
con los ojos cerrados. O con los bolsillos llenos, nunca se sabe. Sin la
ausencia de crítica Puigdemont no hubiera llegado donde ha llegado. El
papel de La Vanguardia ha sido especialmente triste. Y el del grupo Godó
en general. No había diferencia entre Rac1 y Catalunya Ràdio. Tienen
que rodar cabezas.
- Si estamos cómo estamos es también por todos los altos cargos,
dirigentes, diputados, etc. que han alimentado las esperanzas de la
gente. El fiasco también es culpa suya. Deberían pagar por ello al menos
con responsabilidades políticas. Cuando cubría un consejo nacional del
PDECAT -o hasta de ERC- siempre me preguntaba: ¿qué aplauden?
- El sábado pasado estuve en el debate de En Jake de Euskal
Telebista -el pobre Xabier Lapitz lleva varias veces aguantando mis
gritos- y mi colega Sara González -del grupo soberanista Ramon Barnils,
todo hay que decirlo- habló en varias ocasiones de “resistencia”. Luego
salió también Enric Borràs, de l’ANC y no quiso desvelar las iniciativas
de desobediencia que preparaban para el lunes.
- ¿Resistencia? El lunes la resistencia se esfumó. Ha pasado lo que
que temí el pasado día 12: “A ver si, al final el proceso se disuelve
como un terrón de azúcar”. Peor: ha sido como el cruce del Berezina. Esto también lo dije. La portada
del ABC de hoy duele, pero es eso. O la viñeta de El Roto en El País:
el adolescente que vuelve a casa después de una travesura.
- El hecho de que el PDECAT y ERC se apresuren ahora a presentarse a
unas elecciones -autonómicas, por supuesto- confirma lo que todo el
mundo sabe: que la República catalana ha sido un espejismo. El más caro
de la historia. Para semejante viaje no se precisaban estas alforjas.
- También la CUP, que ha pasado de hablar de hacer una “paella masiva
insumisa” -no sé si en Cadaqués- a plantearse volver a presentarse.
Cuando entras en el sistema es muy difícil salir de él. Las subvenciones
por grupo parlamentario es mucho dinero.
- Las elecciones han tomado el soberanismo a contrapié. De todas las
hipótesis era la única que nunca salió por propia iniciativa. A pesar de
tener dos personas en la cárel -lo que sin duda podría ser una baza
electoral- y habar siempre en nombre del pueblo.
- En Catalunya ya puede pasar de todo. Hasta que Arrimadas llegue a
presidenta. En realidad ya se ve en Palau. Aunque en política, como en
el futbol, mejor no vender la piel del oso antes de cazarlo. No hay
rival pequeño.
- Yo creo que no porque tiene la ley electoral en contra. Si fuera
una persona un voto otro gallo cantaría. Pese a que ahora tienen el
viento de cara. Esto ya lo dije también en el 2015: el proceso ha servido paradójicamente para que el unionismo salga del armario.
- El mapa electoral catalán es ahora, en efecto, un magma volcánico.
Nadie sabe con certeza lo que pasará. Peor: puede pasar de todo. De
hecho, un periodista llegó ya a presidente y una activista social a
alcaldesa de Barcelona. Pero lo peor sería un vacío de poder. O un país
ingobernable.
- Pediría, de paso, piedad al PP. Una llamada a la calma. Ya sé que, a
enemigo que huye, puente de plata. Pero que no olviden tampoco que en
Catalunya hay dos millones de independentistas. Casi la mitad del censo
electoral. Si la derrota es humillante todavía tenemos opciones de ser
independientes en un futuro cercano.
- Los catalanes vamos a acabar pillando mala fama no sólo en el resto
del Estado sino también en Europa. Antes habíamos sido un pueblo serio y
laborioso. Sin estado, pero serio y laborioso. Ahora llevamos cuatro
elecciones anticipades en diez años: Maragall el 2006, Mas el 2012 y el
2015. Ahora éstas. No lo superan ni los griegos.
- Espero amb candeletes -como agua de mayo- que los diputados de ERC y del PDECAT
en Madrid dimitan de sus cargos y vuelvan a Catalunya. Tras la
proclamación de la República la patria los necesita. Recuerdo a Alfred
Bosch, ahora cobijado en Barcelona, que llegó a decirle a Rajoy que nos
veríamos en la ONU.
- Empiezan las prisas por colocarse. Por eso Albano Dante Fachín, de
Podemos, ya ha propuesto una especie de Junts per la República. Tiene
pocas posibilidades de repetir con los comunes. Poquísimas. No lo
quieren ni en Podemos. El propio Rufián ha anunciado vía twitter un
Frente Amplio por la República con lo que admite, implícitamente, que la
República catalana no existe. Es un invento.
- Como los de Demòcrates de Catalunya, la escisión de Unió.
Difícilmente tienen futuro electoral si se presentan solos. Ya se han
arrimado a Esquerra en varias ocasiones. E incluso participaron en un
acto en Sant Boi (Barcelona) con la izquierda. Visto que son
demócrata-cristianos tiene mucho juego. De hecho yo tengo a mi
exveterinario -el de mi perro quiero decir-, Joan Capdevila,
compartiendo escaño con un “marxista” declarado como Gabriel Rufián. Y
eso que es de misa.
- Hay que volver a poner la sociedad civil a su sitio. Con todo el
respeto por la ANC y Òmnium. No puede ser que les vayan dando cancha
todo el día en TV3. A Jordi Sánchez lo votaron 4.000 personas. Y a Jordi
Cuixart unas 5.500. Para ser diputado necesitas entre 89.000 y más de
100.000 como mínimo.
- Estarán contentos todos los mencionados y aludidos. Hasta los que no salen. Han dejado Catalunya hecha una mierda.
También lo advertí. Como un bosque tras ser pasto de las llamas. Hemos
reculado un montón. Casi a la Catalunya preautonómica. Habrá que recoser
el país por dentro y reconstruir no sólo el soberanismo -mejor que no
hable de independencia por un tiempo- sino hasta el catalanismo.
- También el centro derecha porque el PDECAT ha dejado un desierto.
Del centro a la derecha no hay nada. Un vacío inmenso. Sospecho que los
intentos como Lliures, del conseller Antoni Fernández Teixidó, o Units per Avançar,
de los antiguos militantes de Unió, están un pelín verdes para hacer
frente al reto de unas elecciones el próximo 21 de diciembre.
Francamente, en este último caso yo tampoco hubiera puesto al exdirector
general de Esade en la época de Urdangarín a dirigir el cotarro. Parece
que no se le vio por clase antes de recoger el título.
- Catalunya necesita un Adenauer. Un Churchill para hacer frente al
desastre. Alguien a quien no le tiemble el pulso. Quizá hasta, a lo
mejor, un gobierno de unidad. Son conocidas las palabras del político
inglés cuando lo hicieron primer ministro con 65 años en plena II Guerra
Mundial, además perdiendo: "estaba seguro que no fracasaría".
- En fin, lo que más me duele es el desgaste personal. Venía
diciéndolo desde el 2012 porque, Artur, si te presentas a unas
elecciones y pierdes doce diputados de golpe es que alguna cosa pasa.
Tendrías que haber hecho como Felipe tras los comicios del 93. Cuando
los ganó por los pelos: "he entendido el mensaje".
- He perdido con el proceso amigos y conocidos. Me he dejado de
hablar, voluntariamente, con algunos. Una de la CUP que me envió un
vídeo de cargas policiales que no eran. Luego la vi desencajada en 8tv
tras estar 30 horas al pie del cañón el día del referéndum. Otro, éste
aparentmente federalista, que me dijo que lo que había que hacer era
echar al director de El Periódico. Lo mandé a paseo. Ya ven: yo
defendiendo a Enric Hernández. Ni siquiera me hablo con él.
- Hasta una excompañera de pupitre de la que no sabía nada desde
hacía tres años. El día del último consejo nacional del PDECAT, en el
World Trade Center, osó preguntarme por whatsapp con todo el
follón: “¿Vale la pena dar tanta caña a Catalunya?”.
En mis años mozos
ni siquiera estaba alineada con el sector catalanista de la escuela sino
más bien con el facha. Al cabo de unos días todavía me reprochó que no
ayudo en nada. Como si la culpa del fiasco fuera mía. Los periodistas no
tenemos que ayudar, tenemos que decir la verdad. Sin olvidar aquel
excolaborador de e-notícies que, el sábado del 155, me dijo:
“Felicidades, Rius, Buen trabajo”.
Como si también fuera cosa mía. O
aquel antiguo dirgente de CDC, Jordi Vera, que también me cantó las
cuarenta. Pero esto ya lo conté en otro artículo.
Querría felicitarles ahora a todos ellos. Incluso a los que no salen. Y
a los que me dejo para no abusar de su paciencia: de Pilar Rahola a
Xavier Sala i Martín. Ya los meteré en el libro. Gracias, campeones.
Hemos retrocedido veinte años. Catalunya, año cero." (XAVIER RIUS , director e-notícies, blog, e.notícies, 31/10/17)
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