"(...) Las manifestaciones
del 8 y del 29 de octubre han dejado al descubierto las vergüenzas de
cualquier partido de izquierda que se precie de serlo. Incluso en ese
mismo escenario, Borrell
cometió un desliz mayúsculo que muchísimos de los presentes tuvieron
que tragarse: "Puede ser que estemos aquí porque muchos de vosotros
durante muchos años, cuando era la hora de votar en elecciones
autonómicas, no ibais a votar".
En ese momento, una pareja muy mayor
compartió un comentario que sólo pudimos escuchar los que estábamos
justo a su lado: "No fuimos a votar porque éramos de izquierda, y
vosotros los del PSC y del PSUC erais cómplices de Pujol y el nacionalismo".
Memoria histórica. Sí, como había dicho Frutos, la izquierda real
estaba allí --bastantes abuelos, muchos hijos y algunos nietos--, y de
los partidos que dicen ser de izquierdas sólo uno asomó la patita.
Las emociones eran tan contenidas que nadie le gritó a Borrell, y usted
¿dónde estaba mientras a nosotros nos ninguneaban?, ¿hacia dónde
miraba mientras pedíamos bilingüismo
y respeto al mestizaje?, ¿por qué nos silenciaban? Y los gritos se
contuvieron porque una grandísima mayoría de los centenares de miles de
asistentes no había ido por la unidad de España, como
motivo único o principal. No.
En sus miradas, en sus palabras y en sus
sonrisas se podía entender y oír que estaban allí por su dignidad como ciudadanos,
y por la libertad y la convivencia como prácticas irrenunciables.
¿Y
por qué tantas banderas rojas, amarillas y rojas y tantos viva España y visca Catalunya? Pues porque se han convertido en el último recurso, el último amparo que muchos han encontrado en una Cataluña nacionalcatalanista
que durante años los ha tratado como ciudadanos de segunda, que ha
engatusado a sus hijos que para evitar que sus nietos pudiesen ser
señalados como charnegos, han catalanizado sus nombres o invertido sus
apellidos o se han avergonzado de sus padres o de sus abuelos o de sus
primos, esos familiares que no entienden nada, ni siquiera que son unos
vagos y unos mantenidos, allá, en ese sur de días de fiesta y más
fiesta. (...)" (Manuel Peña Díaz , Crónica Global, 03/11/17)
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