21/5/19

Fernando Aramburu: el nacionalismo es imponer tu nación hasta crear un espacio geográfico donde sólo quepan los puros, los auténticos como tú: es esa nación exclusiva y eterna que el nacionalista sueña para sí y los suyos...

"(...)La idea de nación nunca me ha gustado. Esa ideología que parcela el planeta y las personas en naciones es arbitraria…

Pero también somos nuestro origen.

Porque tememos quedarnos indefinidos, sin contenido. Y es que ningún ser humano es capaz de definirse sólo con respecto a sí mismo. Buscamos completarnos en lo colectivo.

¿Nos convierte eso en seres nacionales?

Incluso sabiendo que morimos, preferimos pensar que lo que hemos sido seguirá vivo en la generación siguiente; que hablará nuestra lengua y será nuestra misma nación…

¿No se puede tener una sin ofender?

No hablo de lo propio, sino de las pulsiones nacionalistas que surgen del ansia de perpetuar sobre todos los demás cuanto me define a mí.

¿Quien pierde el origen no pierde la identidad?

Eso es diferente del nacionalismo, que no es el natural amor a lo propio, sino imponer tu nación hasta crear un espacio geográfico donde sólo quepan los puros, los auténticos como tú: es esa nación exclusiva y eterna que el nacionalista sueña para sí y los suyos.

¿Y si tu nación es integradora?

La del nacionalismo no lo es, porque se nutre de esa ilusión de eternidad: si cumples una serie de normas, te proyectas en el más allá. Y las cumplen, porque el ser humano no puede estar tranquilo si no cree en que es eterno, que trascenderá su final.
Si es feliz así, sin molestar a nadie...

Es que necesita constatar que también hay otros con su misma fe y que están juntos, fuertes, con una misión en la vida...Y otros que no.  (...)"                                   (Entrevista a Fernando Aramburu, Lluís Amiguet, La Vanguardia, 26/04/19)

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