"(...) Ésa es otra de las cosas que han cambiado después del uno de octubre. Que han empezado a hablar los que estaban callados.
- “Los españoles hemos salido del armario”, afirma contundente Germán.
- “Es totalmente verdad”, dice Juan Carlos impactado por la frase.
- “Es que fractura social es como la homosexualidad, que ya estaba. Ahora por lo menos se reconoce”.
La escenificación de esa salida del armario ideológico de Juan Carlos
de Miguel se ha producido esta misma semana. Siempre ha expresado lo
que sentía a pesar de encontrar la resistencia de sus interlocutores.
Ahora, ha ido por primera vez a una manifestación,
“a favor de los españoles que vivimos aquí”. Juan Carlos y Germán
tienen previsto repetir en la gran concentración que se ha convocado hoy
en Barcelona.
Germán, tirando de humor, cuenta que la grieta en el muro
del silencio se ha visto hasta en el bazar oriental de debajo de su
casa. Hasta hace unos días sólo vendían esteladas y senyeras, pero ahora
se han dado cuenta de que también hay otros clientes potenciales. “El
otro día le dije a la china, oye pon una bandera de España. ‘No vender
banderas de España, no vender’. Y ahora la bandera de España está al
lado de las otras. ‘Sí vendo bandera de España’ El chino siempre marca
la temperatura”, bromea.
Todos comentan que apenas en unos días, han aparecido más y más
banderas españolas en las calles. Hace justo una semana, eran poco más
que un reducto de resistencia en los balcones de unos pocos. Una
declaración de intenciones que podía traer problemas en el vecindario.
M.P.C. no quiere que su nombre aparezca publicado.
Y tiene motivos. Ni
siquiera hizo falta que colgara la bandera en sus ventanas. Ha bastado
con que corra la voz de que no es independentista para que tiren huevos
contra la fachada de su casa. Ahora tiene miedo de aquellos con los que
comparte escalera desde hace años. Tanto que ya ha decidido probar
suerte en otra ciudad y buscar otro trabajo. “No se puede ser español en
Cataluña”, concluye.
Opina Germán Fernández-Moreno que eso es lo habría que cambiar, que
frente al relato mítico independentista –ideal, utópico, soñado- no se
ha sabido vender una imagen atractiva del país. “Nadie ha hecho un
trabajo de cuidar a España. La derecha se ha apropiado de una España que
aquí no gusta y en la izquierda nadie ha dicho, chicos…” y remata la
frase con un gesto con el que parece animar a un movimiento que echa de
menos. Coinciden los cuatro en que la batalla de los símbolos la ha
ganado el independentismo. (...)
- “Si una cosa saben hacer los regímenes es eso: eventos
multitudinarios bien organizados. Todos”, añade Germán. “Dime cuán malo
es el régimen y te diré cuán excelentes son sus coreografías. Como las
de Corea del Norte, maravillosas. Pero el peor régimen de la humanidad.
Lo que pasa es que dices esto y te llaman fascista”.
Por eso han pasado todos. Por el insulto. La mala mirada. Por
escuchar una palabra que tienen que soportar sin que nadie tenga en
cuenta ni a quién han votado: facha. Juan Carlos cuenta que su hija, que
estudia medicina, le confesó el otro día que está harta de oír como se
lo dicen sus compañeros. “Me dijo, papá es que estoy hasta el gorro de
que me llamen facha. Y le contesté: yo creo que es al revés, hija mía… creo que fascista es el que te quiere imponer algo”. (...)
Cuando miran hacia el futuro no lo ven nada claro. Angustia es la
palabra que primero aparece en la conversación. A Elena Ibor le preocupa
que las empresas se vayan de Cataluña. Juan Carlos de Miguel apunta que
la salida de dinero es ya un hecho.
Este directivo de banca a punto de jubilarse, comenta que sus
compañeros en el sector le han contado que “la salida de fondos estos
días es espectacular”.
Para Germán en el problema puede esconderse al
final la solución: “Desde un punto de vista muy maquiavélico mío pienso
que la DUI puede ser un excelente revulsivo para encontrarnos con la
realidad. Diez minutos de DUI, la clase política en la cárcel, siete
empresas fuera. ¡Bienvenidos al caos catalán! Pero eso tiene un riesgo muy real, que muchos jóvenes se sentirán traicionados”.
- “Ya pero cuando un niño te pregunta: mamá, ¿estamos en guerra?”, le
dice Elena que se ha tenido que enfrentar a esa situación con su hijo.
- “Pues le dices: no, no estamos en guerra; estamos en bronca”,
contesta Germán- Esto es España, aquí la gente es tertuliana. Hace
cincuenta años habríamos salido a la calle con fusiles. Ahora nos
matamos por el Facebook. Hemos evolucionado.” (El País, 08/10/17)
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