"Error de cálculo. La gran empresa -catalana, nacional y multinacional- despreció desde el primer día el desafío independentista
puesto en marcha por media Cataluña contra la otra media. No llegará la
sangre al río, no se atreverán a desafiar la ley, no hay riesgo de
ruptura unilateral…
Eso decían incluso los mejor informados hasta
anteayer. Ahora que el anunciado choque de trenes tiene fecha y hora, y
parece inevitable el encontronazo, el mundo económico empieza a
prepararse para lo peor. Nadie espera, claro, que de verdad Cataluña
vaya a convertirse en una República independiente, de España y de la UE,
dos días después del referéndum.
Resulta más previsible que el Estado
intervenga para impedirlo, si hace falta invocando el temido artículo 155
(que no suspende la autonomía por completo). Quizás sea eso lo que en
realidad han buscado los independentistas todo este tiempo: poder
representar el victimismo ante el mundo entero.
Un
enfrentamiento institucional llevado al límite tendrá impacto en el
clima económico. Y sobre todo romperá la estabilidad que siempre buscan
los negocios. Algunas compañías preparan planes de contingencia con
mucha discreción por si la cosa llegara a mayores.
Por ejemplo,
estudiarían reordenar sus filiales para aislar el negocio en Cataluña
del que tienen en el resto de España. La inversión de las
multinacionales (con enorme peso en la comunidad: motor, químicas,
alimentación…) no va a irse de repente, pero no entraría un euro más si
se desborda la inseguridad política y jurídica.
Casi nadie en el mundo
empresarial va a levantar la voz porque se teme el boicot de unos u
otros. Olvídense, claro, de la Agencia Europea del Medicamento, que no va a huir del brexit para meterse en el catalexit.
Una prueba rotunda del doble lenguaje figura en las
presentaciones a los inversores internacionales que elabora la
Consejería de Economía. En ellas, el equipo de Oriol Junqueras pasa de
puntillas por la anunciada independencia y se incluyen en las
previsiones el dinero del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) hasta ¡2026!
Eso lo escriben los mismos que anuncian la independencia para el 3 de
octubre próximo. En la última actualización de esos papeles, apenas se
ha añadido una mención a la posibilidad de "escenarios institucionales alternativos". No sirve eso mucho a que mejore la calificación de bono basura (“el más bajo que hemos asignado nunca a nivel regional”, dice S&P, al nivel de Ruanda o Kenia) para la deuda de la arruinada comunidad.
El desengaño del mundo económico llega después de que hayan quedado en evidencia las muchas mentiras dichas sobre el procés.
Los mensajes que venían del Gobierno catalán y de los partidos que lo
apoyan han jugado al equívoco desde el primer momento hasta ahora mismo.
Doble lenguaje: prometían una cosa a los suyos y otra a los contrarios.
A los temerosos de la ruptura les decían: tranquilos. A los ansiosos de
la independencia les prometieron lograr en pocos meses lo que saben
imposible. A ninguno dijeron la verdad. (...)" (Ricardo de Querol , Cinco días, 06/07/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario