" (...) Sobre el asunto, el acuerdo de investidura, irrumpe una gran
pregunta: ¿puede comprenderse lo que a todas luces resulta
incomprensible? Con más detalle:
¿Ha ganado algo, lo que sea,
la izquierda catalana con este intercambio de cromos entre dos políticos
profesionales que se reconocen ambos en la obra y en el legado político
del expresident Jordi Pujol?
¿Puede un candidato a la
Presidencia de la Generalitat, en enero de 2016, hacer un discurso de
investidura en el que no incluya ni una sola referencia a la corrupción
política que golpea todos los nudos de su partido y una gran parte de
las instituciones por ellos dirigidas?
¿De qué Europa hablan cuando hablan de Europa? ¿La del euro y las desigualdades crecientes?
¿Cabe un discurso de investidura en el que las referencias al cambio
climático y a la necesidad de una nueva economía sean un simple adorno?
¿Dónde ha estado la Cataluña obrera, la Cataluña de las clases
trabajadoras hermanadas con el conjunto de los pueblos españoles en ese
discurso?
¿Cómo es posible que todo el país no se haya levantado
indignado ante las declaraciones de un satisfecho Artur Mas que señale
que un acuerdo con la izquierda independentista de los Países Catalanes
ha corregido lo que las elecciones del 27 S no permitían?
¿Puede
una fuerza política esclavizar a otra organización política, negarle
libertad de actuación e incluso incidir en la composición de su grupo
parlamentario?
¿Cómo se puede aceptar una norma antidemocrática
que impida a la CUP votar en cualquier asunto con las otras fuerzas de
oposición del Parlamento de Cataluña en aras de mantener una supuesta e
indiscutible estabilidad?
¿Qué sentido democrático tiene que dos
diputados de la CUP participen en las reuniones del grupo de Junts pel
Sí y se comprometan a votar siempre como la fuerza que representa lo más
conservador y neoliberal de la sociedad catalana?
¿Cómo poder aceptar que dos diputados de la CUP hayan tenido que dejar de ser diputados por imposición de Junts pel Sí?
Pero sobre todo, lo que resulta más inadmisible: ¿cómo una fuerza
crítica, rebelde, disidente, revolucionaria, puede aceptar que en el
acuerdo figure una bronca-castigo del Amo-Papá regañándole por haberse
mantenido crítica y no servil a lo largo de estos meses? ¿No representa
la aceptación de este castigo la anulación de su propia razón de ser?
En síntesis: ¿cómo poder entender un acuerdo incomprensible suscrito
por una fuerza revolucionaria que tan solo ha conseguido un intercambio
de cromos, en el que no está del todo claro si el segundo es peor o
igual que el primero?
Defienden lo mismo, tienen los mismos progenitores
y van a hacer lo mismo. Nada que tenga que ver con una Cataluña justa y
solidaria en una España más libre, más equitativa y más federal. ¿La
Patria lo justifica todo?" (Salvador López Arnal , Rebelión, 11/01/16)
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