11/1/16

¿Y qué debería hacer la izquierda del resto de España? Abogar por la profundización de los principios de libre solidaridad, igualdad y no discriminación entre ciudadanos españoles

(...) ¿Qué debería decir en este punto el programa de la candidatura de izquierda en las próximas elecciones generales, las del 20 de diciembre?

Si de mí dependiera, el programa de una candidatura de izquierda para las generales diría, sobre la cuestión nacional, algo así: "En su primera formulación histórica, el derecho de autodeterminación (o libre determinación) no es el derecho a debatir y elegir entre unión o separación, como un asunto en el que caben diversas opciones, sino el derecho de secesión pura y simple sin discusión previa, reconocido a grupos humanos sometidos a un poder sobre el que no ejercen control alguno. 

Tal no es hoy día, por mucho que se quieran magnificar los “agravios” (que la nuestra no es la única comunidad autónoma en padecer), el caso de Cataluña y sus habitantes. No obstante, dado el innegable componente subjetivo del concepto de "nación" (una nación es, en el fondo, una noción compartida con la que se identifica un determinado grupo humano, algo que evidentemente sí es el caso de una parte muy importante de la población de Cataluña), no podemos negarnos a que se plantee la cuestión del vínculo de Cataluña con el resto de España mediante alguno de los mecanismos democráticos de decisión generalmente reconocidos en derecho. 

No es ésta una cuestión que consideremos prioritaria frente al cúmulo de problemas sociales que abruman a la mayoría de la población en Cataluña, España y el mundo. No cabe, pues, esperar de nosotros que tomemos ninguna iniciativa al respecto. 

Pero respetaremos posibles iniciativas tomadas por otras fuerzas políticas democráticas, en cuyo caso, fieles a la tradición de la izquierda que hizo suyo el lema: ‘trabajadores de todos los países, uníos’, la propuesta que haremos a los ciudadanos será la de no romper los lazos jurídico-institucionales entre Cataluña y el resto de España, dando preferencia a soluciones de tipo claramente federal."

¿Y qué hay que entender por federalismo en este contexto? ¿Qué España federal tienes tú en mente?

Me estás repitiendo la pregunta trampa que los secesionistas suelen formular a los que se definen como federalistas. Trampa que consiste en dar por supuesto que no está nada claro en qué consiste un Estado federal y que, por tanto, el federalista no tiene nada sólido que oponer a la independencia. 

Pero ¿es que acaso no hay ningún Estado federal en el mundo de cuyo funcionamiento se pueda inferir cuáles son las características propias de semejante tipo de Estado? ¿No existe un país llamado “República Federal de Alemania”, otro llamado “Confederación Helvética” (que, pese a su nombre, tiene desde 1848 una constitución federal), no es federal la Unión India o el Canadá (pese a que los estados miembros de ésta se llamen “provincias”)?

 Hacerse el tonto (o llamar tonto al adversario) no exonera a nadie de saber que una federación es una unión de territorios dotados cada uno de ellos de una administración pública propia formada por los tres poderes clásicos (legislativo, ejecutivo y judicial) y amparados (no “sometidos”) por una administración federal igualmente tripartita que retiene una serie de competencias consideradas de interés común a todos los territorios federados.

 Y en caso de conflicto, por ejemplo, entre actos legislativos de esos diferentes niveles, prevalece el nivel superior o federal (al contrario de lo que ocurriría en una estructura confederal, que por eso mismo acostumbra a ser inestable y ha acabado siempre, históricamente, por dar paso a una estructura federal). El contenido que se dé a las competencias de cada nivel ha de ser, obviamente, resultado de un proceso constituyente. 

Algo que a primera vista parece mucho más complejo que una ruptura unilateral, pero que, sin embargo, a poco que se piense, es mucho más viable, en la medida en que minimiza el conflicto de intereses.

Hay quien piensa que el objetivo del “procés” no es la independencia (imposible de facto, afirman algunos), sino marear la perdiz con su reivindicación. ¿Por qué sería imposible de facto?

Me parece obvio: porque ningún gobierno de España (de derechas o de izquierdas, me atrevo a decir) estaría en condiciones de aceptar que una parte sustancial de la población y el territorio del actual Estado rompiera completamente los lazos con el resto. 

No sólo en consideración a los intereses de las regiones más pobres que hoy se benefician de la solidaridad de las regiones más ricas, como Cataluña, sino en atención a los intereses reales de los propios habitantes de Cataluña, pues la práctica totalidad de los economistas “no alineados” políticamente en torno a esta cuestión vaticinan graves problemas económicos durante largo tiempo para los dos “trozos” resultantes de la ruptura.

 Y si el Estado español rechaza hacerse el “harakiri” y no acepta, en consecuencia, la independencia de Cataluña, parece obvio, visto el cúmulo de declaraciones en ese sentido, que ningún Estado extranjero de importancia la aceptará. 

Y una independencia que no reconoce prácticamente nadie deja automáticamente de ser tal.  (...)

¿Y qué debería hacer la izquierda del resto de España, en tu opinión?
 
En gran parte, lo que ya hace, pero con más contundencia, insistencia y claridad: abogar por la profundización de los principios de libre solidaridad, igualdad y, consiguientemente, no discriminación entre ciudadanos españoles, independientemente del territorio donde vivan. 

Principios de los que se desprende con toda naturalidad una concepción federal del Estado en que se respeten todas las peculiaridades culturales de los diversos territorios y sus habitantes, incluso si se expresan mediante la invocación del concepto de nación, y en que se dé un reparto equitativo de las cargas tributarias.

 Todo ello, por supuesto (pues estamos hablando de partidos de izquierda), subordinado al objetivo principal de la izquierda, que es acabar con las desigualdades sociales y con la explotación de los seres humanos en todas sus formas.  (...)                      (Entrevista a Miguel Candel, Salvador López Arnal , Rebelión,  09/01/16)

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