22/10/15

Los ataques desatados contra Serrat por su posicionamiento contrario a la independencia de Cataluña, ilustran con claridad sobre el carácter no democrático de una parte significativa del activismo soberanista

"Los ataques desatados en las redes sociales contra Serrat por su posicionamiento contrario a la independencia de Cataluña ilustran con claridad sobre el carácter intolerante y no democrático de una parte significativa del activismo soberanista.

 La ofensiva contra Serrat no es una anécdota aislada. Es una manifestación más de una actitud que es sistemática y consistente. Cualquier persona que en Cataluña se atreva a hacer una manifestación opuesta al canon del pensamiento único nacionalista debe saber que en cosa de horas será identificada, puesta a los pies de las fieras y insultada y escarnecida desde todos los ángulos de las redes sociales .

 Un aspecto muy central de esta situación es que los soberanistas creyentes de digamos buena fe no tienen ningún riesgo de sentirse incómodos como testigos de unos ataques tan impresentables. No sabrán nada. Los medios de confianza del régimen --no nos pongamos nerviosos, régimen en el sentido que le daba Jiménez de Parga-- garantizan el silencio sobre estas exhibiciones de sectarismo, evitan que los fieles vean alterada su tranquilidad y puedan mantener el convencimiento --la fe-- que el proceso es exquisitamente democrático, pacífico y bien educado. 

 De las expresiones de violencia verbal, de matonismo y de mala educación no se habla en la Cataluña nacional.

 La lista de los afectados por la presión social de los activistas es tan larga que desdibujar estas manifestaciones recurrentes de intolerancia como episodios anecdóticos desafía el sentido común.

 Ahora ha sido Serrat pero antes fue Raimon. Recientemente, el director de El Periódico, Enric Hernàndez, o el de El País en Cataluña, Lluís Bassets, Marina Pibernat --ahora está volviendo el gran actor Toni Albà--, Gabriel Colomé, Ferran Toutain, Àngel Ros, Manuel Cruz, Roger Molinas (el arqueólogo glamoroso) ... por citar sólo unos cuantos casos. 

 Y sobre la vocación de señalar, tan propia de aquellas situaciones históricas que en este país es de mala educación evocar podríamos referirnos a la más reciente: la difusión de una fotografía  (...) de dos periodistas de una reconocida trayectoria profesional acompañada de su dirección de twitter y el comentario movilizador de rigor.

 Es importante apuntar aquí un detalle sobre la protección oficial de estas conductas. Visto el riesgo excesivo que suponía el alargamiento de la ofensiva sobre un personaje tan conocido internacionalmente como Serrat se produjo la intervención drástica que eliminaba la noticia de las declaraciones de los diarios electrónicos nacionalistas, todos subvencionados claro.

 Aparte de estas batallas contra los enemigos identificados, las intervenciones de los radicales en los foros de la blogosfera nacionalista hacen caer la cara de vergüenza por su fanatismo y mezquindad intelectual. Son una manifestación perfecta de la banalidad del fanatismo sólo comparable a la estupidez irresponsable de los activistas españolistas de extrema derecha que estos días se han podido poner las botas a cuenta del 12 de octubre.

 Si los activistas independentistas dedicaran una pequeña parte de su tiempo a leer y documentarse sobre la historia de su país en vez de alimentarse exclusivamente de la Factoría Born 1714, se ahorrarían hacer el ridículo con tanta insistencia. 

 Podrían comprobar, horrorizados, como su ataque los sitúa en la misma posición de los que impidieron a Serrat cantar en catalán en el Festival de Eurovisión de 1968 y que, más tarde, provocaron su exilio en México en 1975 después de haberse significado en la protesta contra los últimos cinco fusilamientos del régimen de los que ahora se cumplen cuarenta años.

 Claro, sin embargo, que en la Cataluña ensimismada de dicho proceso de estas referencias ni se habla. El país está demasiado ocupado como para recordar los últimos fusilados aunque una de las ejecuciones, la de Paredes Manot, el Txiqui, se cumplió en Cerdanyola.

 Se trata ante todo de asegurar que sigan mandando los de siempre y, en unas circunstancias tan críticas para la patria, no es bueno que se distraiga la atención de los  fieles con referencias a la corrupción, a la persistente ausencia de gobierno o simplemente a lo que está pasando en el mundo."               (Xavier Roig, Crónica Global, 21/10/2015)

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