16/10/15

En la Unión Europea hay muchas Cataluñas potenciales, y los Estados a los que pertenecen no están interesados en su independencia

"(...) Por su propio interés, la Unión Europea y la eurozona no van a tardar en aceptar a Cataluña como Estado miembro. 

 Esta es la confusión que más nos sorprende: lo han negado unánimemente las instituciones europeas, sus representantes y sus expertos legales. Pero como el apoyo a la independencia caería en picado si se aceptara que la aventura de la independencia puede convertirse en un viaje a tierra de nadie, sus defensores hacen oídos sordos a la evidencia. 

Desgraciadamente, la independencia de Cataluña plantea un problema estructural de fondo. 

Es cierto que Cataluña podría ser un Estado perfectamente viable en unos hipotéticos Estados Unidos de Europa, cosa que no es la Unión Europea, en la que hay muchas Cataluñas potenciales, y los Estados a los que pertenecen no están interesados en su independencia. 

 Pero el problema de fondo es que la Unión Europea carece de una estructura federal y su funcionamiento sería imposible con una multitud de pequeños Estados centrados sobre sí mismos e incapaces de entenderse con sus vecinos. Europa es interdependiente.

En realidad, la hoja de ruta que proponen los independentistas es costosa, con un final muy incierto y se basa en un discurso erróneo. Sus partidarios insisten en que España no puede cambiar, cuando ha cambiado tanto; no ven que Europa —en la que separados apenas contaríamos— está avanzando hacia una mayor integración, y se cierran en que la solución a los problemas de los catalanes —tan parecidos a los de los españoles— no pasa por la solidaridad y por la complicidad colectiva, sino por crear un Estado que piense exclusivamente en los intereses dels catalans. ¿Por qué nos resultará tan difícil reconocer nuestros errores?"                                          ( / / /   , El País, 26 SEP 2015)

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