"El 11 de septiembre de 2012, el independentismo decidió cambiar su estrategia comunicativa y pensar a lo grande. Ese día, en su primera Diada multitudinaria, la Asamblea Nacional Catalana
dio la vuelta a los tradicionales mensajes a la contra para empezar a
formularlos en positivo y lanzarse a por una mayoría.
La palabra
“independencia” se excluyó de la pancarta de cabecera y se buscaron
fórmulas que pudieran incluir a más gente como el lema “Cataluña, nuevo
estado de Europa”. Cuentan en la ANC que Carme Forcadell, su presidenta,
tuvo mucho que ver en ello. El “no queremos estar ahí”, se convirtió en
el “queremos ser”.
Y desde ahí el concepto de independencia derivó en
el mucho más efectivo “derecho a decidir”, el referéndum en “consulta” y
la incertidumbre de una secesión se transformó en la ilusión por
empezar de cero. El mensaje, los canales y el destinatario cambiaron. A
través de las redes sociales se buscó a un gran número de indecisos
utilizando un discurso más moderado y esperanzador. (...)
A la espontaneidad inicial de la que surgieron miles de nuevos perfiles
en Twitter, se ha sumado toda una estrategia publicitaria que culminó el
pasado julio. La ANC y Òmnium Cultural contrataron a la empresa Blue State Digital
para su campaña Ara és l'hora (Ahora es la hora), con la que se
pretende convencer de las bondades del Sí-Sí [sí a que Cataluña sea un
Estado; sí a que este Estado sea independiente] a unos 500.000 indecisos
que calculan que hay en Cataluña.
Dicha empresa participó en el diseño
de la estrategia digital de las dos elecciones presidenciales a las que
se presentó Barack Obama en EE UU, en las de Dilma Rousseff en Brasil,
François Hollande en Francia o Enrique Peña Nieto en México. No se sabe
lo que ha costado. La ANC asegura que la firma tenía interés en trabajar
con ellos más allá de lo económico. (...)
“En el otro lado, ha habido una fusión entre la reivindicación del voto
y la reivindicación de la independencia. Y esa es una de las claves que
define el éxito y el nivel de cuajo que ha tenido.
Hay una parte de
mérito suyo y otra de demérito de los antagonistas. El error del
unionismo, o de los que votarían ‘no’, ha sido regalar la defensa de la
idea del derecho a decidir a los que están por el sí a la
independencia”. Algo que técnicamente se conoce como infiltración
semántica. (...)
Pero no todos están de acuerdo en cuál debería haber sido la
respuesta del otro lado. Una encendida defensa del no podría haber
implicado, como explica el brillante publicista Toni Segarra,
asumir que existe un debate ante quienes lo que pretenden es
precisamente que este se genere.
“Si ellos me consultaran diría que no
hay que hacer nada”, señala. “De lo contrario, le estás dando valor a
algo que no quieres que lo tenga. Hay unos señores que han decidido que
quieren ser independientes, así que son ellos quienes tienen que
explicar el proyecto. Esto no tiene nada que ver con el caso escocés.
Ahí hubo un referéndum y había que posicionarse.
Aquí lo que hay es uno
que quiere que el otro reaccione, y los del otro lado que prefieren que
no pase nada”, sostiene Segarra, para quien la verdadera campaña
independentista empezó hace 30 años y ahora se encuentra en una fase
“demasiado avasalladora”.
“En los últimos meses ha habido un bombardeo
excesivo, supongo que por la prisa o porque se aproxima el momento”,
opina. “Da la sensación de que hay demasiado interés, demasiados
medios”.
Se refiere, en parte, a todo el despliegue de Ara és l'hora con
anuncios en prensa, pósters en los pasillos del metro, marquesinas y
autobuses o hasta una lona gigante que cubre La Pedrera de arriba abajo
con el lema “Volem un país nou” (Queremos país nuevo).
Para esta cuidada
puesta en escena —que además cuenta con una campaña mucho más vintage
en la que centenares de voluntarios llaman a todas las puertas de los
hogares catalanes para preguntarles que clase de país les gustaría
construir—, la organización formada por la ANC y Òmnium Cultural
necesita alrededor de 200.000 euros semanales, según aseguró su
coordinador Oriol Soler.
Para los anuncios en la prensa y en las radios
privadas de la consulta, sin embargo, Artur Mas quiso hacer valer el
artículo 82.1 de la Ley del Audiovisual para la gratuidad de su
difusión. (...)
Pero además, se lamentan de que en la prensa del resto de España
—donde han tenido más presencia— se haya asumido el vocabulario
soberanista. “Nos duele ver como en medios nacionales se habla de la
relación entre Cataluña y España, y no del resto España.
O del ‘encaje’,
como si fueran dos piezas distintas… es una visión adoptada desde el
lenguaje nacionalista. El término consulta, urnas, derecho a decidir… El
nacionalismo ha tenido mucho éxito creando y difundiendo conceptos. Son
buenos marcando la agenda de debate”, señala Juan Arza, portavoz de
Societat Civil Catalana.
Pero el éxito final de la campaña comunicativa reside en la
explotación de los canales menos oficialistas como redes sociales,
cadenas de mails o whatsapp. Internet, donde se tejieron los
primeros lazos de la ANC mediante conversaciones cifradas, ha sido un
terreno de agitación y convocatoria olvidado por los partidarios de que
Catalunya permanezca unida a España, que incluso carecen de un nombre
que aglutine su postura, como recuerda Luis Arroyo, experto en
comunicación pública y exasesor de Carme Chacón o José Luis Rodríguez
Zapatero: “Hay un déficit de comunicación, de unidad de mensaje, de
marco… La batalla de la comunicación la gana siempre el sí frente al no.
Otra cosa es lo que pasa en las urnas. Pero es más fácil estar a favor
que en contra. Desde luego, van ganando”. (
Daniel Verdú
, El País, Barcelona
5 NOV 2014)
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