22/10/14

¿Sería justificable que Extremadura pidiera la separación de España amparándose en qué han tenido la fortuna de encontrar petróleo en sus tierras?

"(...) Si nos centrados en el elemento aglutinador del independentismo escocés y catalán que ha llevado a Escocia a pedir la independencia del Reino Unido y a Cataluña, al derecho a decidir, caeremos en la cuenta que es por pura codicia: Unos alegan tener petróleo y otros mayor renta per cápita que el resto de españoles. 

El egoísmo más ramplón, el camino inverso a la construcción europea. Tiempo de oportunistas, sepultureros de las ideas de justicia social, navajadas contra la progresividad fiscal, el único instrumento que hace posible un mundo más justo y solidario. 

¿Qué es un Estado? ¿Acaso no es una sociedad solidaria donde si no llegas tú, lo hace el vecino y todos juntos se convierten así en un seguro de vida frente a la adversidad? ¿Sería justificable que Extremadura pidiera la separación de España amparándose en qué han tenido la fortuna de encontrar petróleo en sus tierras? ¿Sería justificable que quien hasta ayer recibía más que aportaba, se levante de la mesa común porque quiere comer más y mejor? 

¿Sería justificable que una región como Cataluña, que ha sostenido su desarrollo industrial en los dos últimos siglos en los aranceles que España imponía para proteger sus productos de la competencia exterior y garantizarle el mercado español, quiera ahora desentenderse de las estrecheces del conjunto cuando más nos necesitamos unos a otros?

 Fíjense, no hablo de leyes, ni de política, solo de valores, de aquellos valores de la Ilustración que nos hicieron más civilizados y nos dieron autonomía individual, libertad para pensar e ideas para imaginarnos un mundo sin fronteras, un mundo de ciudadanos. 

Eran valores para la humanidad entera. Ahora los separatistas catalanes los quieren en exclusiva, fuera del alcance de quienes hasta ayer fueron sus hermanos. Han pervertido los sentimientos de la gente tanto, que hay descendientes de andaluces de primera generación que se indignan porque parte del superávit fiscal de Cataluña sirva para sostener la sanidad en Andalucía.  (...)

¿cómo culpabilizar a esa gente corriente, que de buena fe ha salido a la calle fascinada por la tierra prometida, que les han asegurado sus políticos? Limitados en su libertad para pensar con criterio, lo más cómodo es considerar que los ciudadanos han sido condicionados, arrastrados sin su consentimiento, engañados, manipulados. Y por lo mismo, inocentes de los excesos de los políticos. 

No seré yo quien disculpe un ápice a los políticos nacionalistas de su responsabilidad en la ola de desprecio a España que cimentan las vías catalanas, las V estabuladas o cualquier programa serio o de humor de TV3, pero los ciudadanos que se avienen con entusiasmo no son del todo inocentes. La mayoría es gente adulta, con capacidad racional y criterio.

 Habremos de preguntarnos, como se preguntó Albert Rivera, si la sociedad en que vivimos ha perdido los valores más hermosos de la humanidad de tanto repetirlos en vano. Corear libertad, democracia y derecho a decidir no basta para garantizarlos. Nada se puede decidir con criterio si previamente no hay información contrastada. Cuando el ciudadano prefiere la pereza al esfuerzo de obtenerla, cuando incluso renuncia a exigirla, es más, cuando se empecina en negar lo que la cuestiona, se convierte en cómplice de la propia manipulación.  (...)

Los mismos que hoy niegan la Constitución en nombre del derecho del pueblo a decidir, serían los primeros en matar mañana en una Cataluña independiente si alguien cuestionara su Constitución. Los mismos que ahora consideran lógico que una autonomía se separe de España, considerarían intolerable que Tarragona quisiera hacer lo propio ante un Estado Catalán independiente.

Quienes hoy alientan contra la desobediencia civil con una superioridad moral infundada, son ciudadanos corrientes. Como gentes corrientes son las que han comenzado una campaña de puerta a puerta para vender la independencia. ¿Ignoran que hacer un mapa del voto es atentar contra el voto secreto, fundamento mismo de la democracia?

Estamos viviendo los preámbulos de un camino sin retorno al odio. Se vote o no se vote el 9-N una zanja de recelos se abrirá de forma irreversible. Algunos políticos son directamente responsables, miles de ciudadanos lo serán indirectamente.  (...)"           (Antonio Robles, Crónica Global, Lunes, 6 de octubre de 2014

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