25/2/14

La ducha escocesa destempla a Cataluña

"(...) El pasado domingo Financial Times daba cuenta de cómo los más importantes empresarios de grandes superficies, supermercados y comercios del Reino Unido se manifestaban rotundamente en contra de la propuesta secesionista de Salmond (UK´s top retailers speak out against Scottish Independence”) y expresaban inquietudes e incógnitas que delatan la improvisación de la iniciativa de SNP de convertir Escocia en un país independiente. (...)

Y como si de una respuesta formal se tratara, ayer también, los presidentes de las patronales española (CEOE) y catalana (Foment del Treball) –Joan Rosell y Joaquim Gay de Montellà, respectivamente contestaron a la invitación de Más para que las empresas se implicasen “en política” (el órdago independentista, se entiende) y lo hicieron con una educada negativa. Las empresas, dijeron, están para crear riqueza y puestos de trabajo. Y se limitaron a apelar, una vez más, al diálogo.

Aunque en marcos políticos y jurídicos bien distintos, los medios de comunicación europeos y los pronunciamientos públicos de las autoridades estatales, comunitarias y de Escocia y Cataluña están coincidiendo en el tiempo, el tono y hasta en el contenido.

 El factor económico-empresarial, el financiero y la permanencia en la Unión Europea de ambos territorios se están revelando como los grandes argumentos-fuerza de un debate que ya es continental, aunque los órganos de la UE respeten los procedimientos internos a través de los que se encauzan.

Las apuestas abonan la tesis de que los escoceses rechazarán la independencia el 18 de septiembre en un referéndum que se celebrará siete días después de la Diada del tricentenario de la caída de Barcelona el 11 de ese mes de 1714, data mítica para el independentismo y el catalanismo en general. 

Y, también, a menos de dos meses del 9 de noviembre, que es la fecha en la que las fuerzas secesionistas catalanas han marcado en el calendario para celebrar una consulta que al menos al amparo de la ley no se celebrará.

Si el electorado escocés, como ahora parece, rechaza mayoritariamente la secesión, la ducha sobre las aspiraciones del independentismo catalán será de agua helada y conducirá a que Artur Mas convoque elecciones anticipadas plebiscitarias que podrían celebrarse, justamente, el 9 de noviembre

 La presión no le permitirá, como él quiere, concluir la legislatura, porque el Gobierno habrá denegado tanto la delegación de sus facultades para convocar un referéndum como impugnado ante el TC una eventual convocatoria al amparo de la ya próxima ley catalana de consultas.

El riesgo de convertir en una suerte de referéndum unas elecciones al Parlamento catalán, especialmente si Escocia decide permanecer en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, es descomunal para CiU, que se jugaría el todo por el todo y entregaría, seguramente, la hegemonía nacionalista-independentista a ERC. 

Este proceso iniciado con las elecciones catalanas de noviembre de 2012 está siendo absorbido por una dinámica destructiva de la cohesión en el conjunto de España pero, más específicamente, de la sociedad catalana.

 Una sociedad que observa cómo su sistema de partidos está en crisis (CiU con precaria unidad, el PSC instalado en graves contradicciones, los socialistas y populares transfiriendo votos a Ciudadanos, el empresariado dividido entre las pymes proindependentistas y las grandes compañías contrarias) y cómo la referencia escocesa comienza a ser más desalentadora que motivadora, más disuasoria que convincente. (...)"              (José Antonio Zarzalejos en El Confidencial, en Caffe Reggio, 18/02/2014)

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