"(...) Lo que está
fuera de dudas es que dicha independencia contradice los intereses
estratégicos de las izquierdas estatales de la mayor parte de los
países de Europa incluída España. (...)
Primero (...)
Las experciencias recientes en el Este de Europa demuestra que cuando la aceleran las dinámicas identitarias, se diluyen de forma igualmente rápida las dinámicas sociales, incluso en la conciencia de muchas personas de izquierdas.
En el actual contexto europeo es impensable un
proceso de construcción nacional exitoso no liderado por los
profesionales urbanos y las clases propietarias, aún cuando estas
últimas no sean necesariamente los grandes socios capitalistas.
Este
secuestro salpicará con toda seguridad al resto del Estado y al panorma
político de toda la izquierda europea colocándola en una posición de
persistente defensiva.
Segundo Una indepedencia en Cataluña sólo es imaginable en un escenario rupturista con el Estado, apostar por otro escenario es no estar en la realidad. Si el escenario británico sugiere una secesión pactada es porque sabe que el sí a la independencia no es mayoritario.
Segundo Una indepedencia en Cataluña sólo es imaginable en un escenario rupturista con el Estado, apostar por otro escenario es no estar en la realidad. Si el escenario británico sugiere una secesión pactada es porque sabe que el sí a la independencia no es mayoritario.
Esta
situaación quiere decir que, en caso de que lo consiguiera, Cataluña va a
hacer todo lo posible por recibir un reconocimiento por parte de las
potencias occidentales dominantes y sus socios estratégicos como Israel:
los contactos del nacionalismo catalán con este país son reveladores.
La difícil búsqueda de este reconocimiento obligará al nuevo Estado a
alinearse enteramente con los intereses de los países poderosos de la
órbita occidental de forma similar a como ha sucedido en algunos países
del Este de Europa. (...)
Sin
embargo, las cosas cambiarían radicalmente si en el esto del Estado
triunfo un gobierno de izquierdas que amenace los pilares del
neoliberalismo (prevalencia de la propiedad financiera e inmobiliaria
frente al trabajo, aplicación de políticas de ajuste etc.).
En este caso
una Cataluña independiente funcionará como una quinta columna
incrustada en la península ibérica poniendo en peligro un proyecto
republicano-antineoliberal como aquel por el que hoy lucha la izquierda:
su posible independencia afecta seriamente los intereses estratégicos
por el que hoy lucha la izquierda estatal y europea.
Esta quinta
columna torpedearía cualquier intento similar que pueda triunfar en
países próximos como Portugal, Grecia o Italia impidiendo toda
posibilidad, por ejemplo, de contruir un frente antineoliberal en el sur
de Europa para poder enfrentarse a los poderes fácticos en Bruselas. La
salida de España del euro provocaría un reforzamiento inmediato de las
posiciones independentistas Cataluña o Euskadi.
Tercero
Una dinámica independentista en la península ibérica secuestraría o
debilitaría a largo plazo la agenda antineoliberal en países
occidentales con minorías independentistas como Bélgica, Italia, Francia
y también Gran Bretaña, pero también en otros con graves conflictos
identitarios como Ucrania. (...)
Cuarto.
El programa social del independentismo catalán no se basa en la
resdistribución interna de la riqueza entre clases sociales catalanas,
que debilitaría el "bloque nacional", como en cortar las aportaciones de
Cataluña que, a través de Madrid, sirven para desarrollar las zonas más
pobres del Estado, que lo refuerza.
Las dinámicas identitarias pueden
ser muy poderosas pero no cambian en nada un hecho esencial de
naturaleza objetiva: a diferencia de Escocia, Galicia, Andalucía,
Canarias o Quebec, el país vasofrancés, del Rosellón, de los territorios
asiáticos de la antigua URSS, de Palestina y Cuba con respecto a los
Estados Unidos o incluso con respecto a la España del siglo XIX, pero al
igual de lo que sucede en Flandes, en el norte de Italia, en Sudán del
sur o en la provincia boliviana de Santa Cruz, la renta per cápita en
Cataluña y del País Vasco español están -bastante- por encima de la
media del Estado: se trata de regiones ricas, que accedieron
históricametne pronto a la modernidad capitalista pero que no quieren
cargar con los pobres de sus estados, no se trata de regiones pobres
discriminadas económicamente.(...)
En el
núcleo de los programas de todas las izquierdas del mundo también está
la redistribución de riqueza y de espacios solidarios entre diferentes
territorios- Por muy activas que puedan ser algunas ONGs catalanas o
vascas, sería irracional excluir a los territorios catalán y vasco de
esta lógica redistributiva.
El concierto vasco y navarro excluyen en
parte a estos territorios de ella. Esto no ha debilitado el
nacionalismo en estos territorios. Todo lo contrario: la lógica
neoliberal tiende a bloquear la solidaridad de los territorios ricos con
respecto a los pobres alimentando el exclusivismo territorial, una
tendencia que también se observa en otros territorios ricos como el de
la Comunida de Madrid.
Su versión “progresista”, que cancela la
solidaridad con los pobres no catalanes asegurando una mayor solidaridad
entre catalanes, no tiene bases con
Primero porque,
instalados en una dinámica nacional, los nuevos territorios
independientes cancelarán las políticas solidarias una vez que no
necesiten los apoyos de sus clases populares: son los “más ricos”
(“Cataluña, la Finlandia del Mediterráneo” etc.) y se comportarán como
tales, es decir, se instalarán en una lógica territorial competitiva
igual que el resto de los “más ricos” occidentales.
Segundo porque es
altamente improbable que, con su estructura de clases, una Cataluña
recién independizada y que lucha por subsistir permita elevar los
salarios y favorecer realmente a las rentas más bajas mientas intenta
subsistir en el actual mundo ultracompetitivo por mucho que hoy se hagan
concesiones a las clases populares con el fin de acumular apoyos para
el proyecto de construcción nacional. (...)
Tercero los gastos de la creación de una nueva infraestructura estatal anularán una buena parte del efecto de la eliminación de las transferencias solidarias a otros territorios del Estado reduciendo el margen material para la distribución secundaria.
Los gastos financieros
destinados a financiar esta construcción a través del endeudamiento en
los mercados financieros, con primas de riesgo importantes y elevados
tipos de interés, tendrán un efecto similar: se comerán una buena parte,
si no toda la riqueza que, creada en Cataluña, se desvía hoy para darle
colegios, ambulatorios e infraestructuras a las comarcas más pobres del
Estado. (...)" (Armando fernández Steinko, 'Esbozo de una propuesta ofensiva sobre el tema nacional', Piensa y actúa, 21/01/2014)
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