26/1/14

La posible independencia catalana afecta seriamente los intereses estratégicos por el que hoy lucha la izquierda estatal y europea.

"(...) Lo que está fuera de dudas es que dicha independencia contradice los intereses estratégicos de las  izquierdas estatales de la mayor parte de los países de Europa incluída España. (...)

Primero (...)
Las experciencias recientes en el Este de Europa demuestra que cuando la aceleran las dinámicas identitarias, se diluyen de forma igualmente rápida las dinámicas sociales, incluso en la conciencia de muchas personas de izquierdas.

 En el actual contexto europeo es impensable un proceso de  construcción nacional exitoso no liderado por los profesionales urbanos y las clases propietarias, aún cuando estas últimas no sean necesariamente los grandes socios capitalistas.

 Este secuestro salpicará con toda seguridad al resto del Estado y al panorma político de toda la izquierda europea colocándola en una posición de persistente defensiva.

Segundo Una indepedencia en Cataluña sólo es imaginable en un escenario rupturista con el Estado, apostar por otro escenario es no estar en la realidad. Si el escenario británico sugiere una secesión pactada es porque sabe que el sí a la independencia no es mayoritario. 

 Esta situaación quiere decir que, en caso de que lo consiguiera, Cataluña va a hacer todo lo posible por recibir un reconocimiento por parte de las potencias occidentales dominantes y sus socios estratégicos como Israel: los contactos del nacionalismo catalán con este país son reveladores. 

La difícil búsqueda de este reconocimiento obligará al nuevo Estado a alinearse enteramente con los intereses de los países poderosos de la órbita occidental de forma similar a como ha sucedido en algunos países del Este de Europa. (...)

Sin embargo, las cosas cambiarían radicalmente si en el esto del Estado triunfo un gobierno de izquierdas que amenace los pilares del  neoliberalismo (prevalencia de la propiedad financiera e inmobiliaria frente al trabajo, aplicación de políticas de ajuste etc.). 

En este caso una Cataluña independiente funcionará como una quinta columna incrustada en la península ibérica poniendo en peligro un proyecto republicano-antineoliberal como aquel por el que hoy lucha la izquierda: su posible independencia afecta seriamente los intereses estratégicos por el que hoy lucha la izquierda estatal y europea. 

 Esta quinta columna torpedearía cualquier intento similar que pueda triunfar en países próximos como Portugal, Grecia o Italia impidiendo toda posibilidad, por ejemplo, de contruir un frente antineoliberal en el sur de Europa para poder enfrentarse a los poderes fácticos en Bruselas. La salida de España del euro provocaría un reforzamiento inmediato de las posiciones independentistas Cataluña o Euskadi. 

Tercero Una dinámica independentista en la península ibérica secuestraría o debilitaría a largo plazo la agenda antineoliberal en países  occidentales con minorías independentistas como Bélgica, Italia, Francia y también Gran Bretaña, pero también en otros con graves conflictos identitarios como Ucrania. (...)

Cuarto. El programa social del independentismo catalán no se basa en la resdistribución interna de la riqueza entre clases sociales catalanas, que debilitaría el "bloque nacional", como en cortar las aportaciones de Cataluña que, a través de Madrid, sirven para desarrollar las zonas más pobres del Estado, que lo refuerza.

 Las dinámicas identitarias pueden ser muy poderosas pero no cambian en nada un hecho esencial de naturaleza objetiva: a diferencia de Escocia, Galicia, Andalucía, Canarias o Quebec, el país vasofrancés, del Rosellón, de los territorios asiáticos de la antigua URSS, de Palestina y Cuba con respecto a los Estados Unidos o incluso con respecto a la España del siglo XIX, pero al igual de lo que sucede en Flandes, en el norte de Italia, en Sudán del sur o en la provincia boliviana de Santa Cruz, la renta per cápita en Cataluña y del País Vasco español están -bastante- por encima de la media del Estado: se trata de  regiones ricas, que accedieron históricametne pronto a la modernidad capitalista pero que no quieren cargar con los pobres de sus estados, no se trata de regiones pobres discriminadas económicamente.(...)

 En el núcleo de los programas de todas las izquierdas del mundo también está la redistribución de riqueza y de espacios solidarios entre diferentes territorios- Por muy activas que puedan ser algunas ONGs catalanas o vascas, sería irracional excluir a los territorios catalán y vasco de esta lógica redistributiva. 

El concierto vasco y navarro excluyen en parte a estos territorios de ella.  Esto no ha debilitado el nacionalismo en estos territorios. Todo lo contrario: la lógica neoliberal tiende a bloquear la solidaridad de los territorios ricos con respecto a los pobres alimentando el exclusivismo territorial, una tendencia que también se observa en otros territorios ricos como el de la Comunida de Madrid.

 Su versión “progresista”, que cancela la solidaridad con los pobres no catalanes asegurando una mayor solidaridad entre catalanes, no tiene bases con

 Primero porque, instalados en una dinámica nacional, los nuevos territorios independientes cancelarán las políticas solidarias una vez que no necesiten los apoyos de sus clases populares: son los “más ricos” (“Cataluña, la Finlandia del Mediterráneo” etc.) y se comportarán como tales, es decir, se instalarán en una lógica territorial competitiva igual que el resto de los “más ricos” occidentales. 

Segundo porque es altamente improbable que, con su estructura de clases, una Cataluña recién independizada y que lucha por subsistir permita elevar los salarios y favorecer realmente a las rentas más bajas mientas intenta subsistir en el actual mundo ultracompetitivo por mucho que hoy se hagan concesiones a las clases populares con el fin de acumular apoyos para el proyecto de construcción nacional.  (...)

Tercero los gastos de la creación de una nueva infraestructura estatal anularán una buena parte del efecto de la  eliminación de las transferencias solidarias a otros territorios del Estado reduciendo el margen material para la distribución secundaria.

 Los gastos financieros destinados a financiar esta construcción a través del endeudamiento en los mercados financieros, con primas de riesgo importantes y elevados tipos de interés, tendrán un efecto similar: se comerán una buena parte, si no toda la riqueza que, creada en Cataluña, se desvía hoy para darle colegios, ambulatorios e infraestructuras a las comarcas más pobres del Estado. (...)"                  (Armando fernández Steinko, 'Esbozo de una propuesta ofensiva sobre el tema nacional', Piensa y actúa, 21/01/2014)

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